Después de más de 30 años dedicados a la música, Rosendo Mercado, icono del rock urbano renueva su mala leche, su apetito de denuncia, descaro y cachondeo. Ni se plantea colgar la guitarra. «Queda energía para componer y tocar». ‘Es evidente, mienten continuamente, aunque revienten’. Lo dice el de Carabanchel en uno de los temas de su ultimo disco de estudio,‘Vergüenza torera’, retrato de un panorama lleno de baches, más oscuro dice, que el que él vivió en sus inicios, cuando «el simple hecho de llevar el pelo largo ya era un problema«. Lo ve en su hijo Rodrigo, que lo acompañará en su concierto de Las Ventas y que lucha por hacerse un hueco en el panorama musical actual.
- Haciendo balance de tantos años encima de un escenario, ¿Qué le ha dado y qué le ha quitado el Rock?
- Darme, me lo ha dado todo. Era lo que quería desde que era un crío, incluso vivir de ello, que era uno de los problemas más serios cuando empezaba. Tenía que trabajar en algo para poderme dedicar a tocar, poder vivir de ello ya es lo mas grande que me ha pasado en la vida ¿Qué me ha quitado?, pues también la vida me la va quitado porque me he dedicado a ello y me voy a morir haciéndolo, con lo cual comido por servido.
- – ¿Es más difícil iniciarse en la música ahora o cuando usted empezó?
- Empecé en un momento muy doloroso porque el simple hecho de llevar el pelo largo ya era un problema. Grabar un disco ya era un sueño inalcanzable porque las compañías que había entonces iban poco más del pop y los cantantes melódicos, pero un fulano dando caña les ponía nerviosos a todos. En el fondo era un aliciente que te daba más ganas de pelear. Ahora la oferta es tan grande y el panorama tan deteriorado… Las discográficas están poco menos que desaparecidas, ahora es mas difícil a ese nivel, sobre todo, porque ya no tienes esa ilusión de ‘voy a romper con todo’, ahora tienes que pelear por hacerte un hueco entre tanta vorágine. Lo digo por cercanía, porque mi hijo está ahí, y estoy viendo la cantidad de dificultades que tiene para salir adelante.
- ¿Qué consejos le da?
- Tampoco soy de dar consejos, no me ha gustado nunca que me los dieran. Él ha vivido la experiencia muy cercana, cuando era un crío ya veía como funcionaba la cosa, vivió una parte de mi vida cuando no lo tenía fácil. Tampoco me he prestado mucho a tirar de él ni a facilitarle la labor porque creo que es algo que debe vivir y conocer de primera mano.
- ¿Y usted? ¿El espíritu es el mismo?
- Yo lo siento así, el espíritu lo siento y es lo que tira de mí, es una forma de pensar e incluso de vivir. Vivir a la contra, no tener horarios, aunque los horarios que tenemos son más puñeteros que los de cualquiera, pero en el fondo es esa sensación de libertad. En mi caso cuando dejé Leño tomaba mis decisiones a la hora de componer y de escribir, era libre para decir y hacer lo que quería, esa es una sensación de libertad, de elegir, de tomar tus decisiones y eso es importante. Y el espíritu del rock & roll, el rollo de la denuncia y de la mala leche, incluso el del descaro y el cachondeo, también está ahí.
- – El IVA cultural está al 21%, hay menos salas para conciertos, no se venden discos…
- No sé como podría solucionarse, lo que tengo claro es que se están poniendo piedras en el camino constantemente y así es mucho más difícil, sobre todo en el terreno del rock & roll. Tampoco vamos a obligar a la gente a que le guste pero por lo menos no poner impedimentos constantemente, dejar cierta libertad. Los medios, afortunadamente, han cambiado mucho, hay gente que lo entiende y lo promociona porque le apetece pero nunca ha sido fácil, nos lo ponen mas difícil de lo que es.
- – Y este momento de efervescencia política… ¿Cree en una posibilidad de cambio en la sociedad?
- No solo creo que haya una posibilidad, sino que creo que es una necesidad. Ahora se está tomando conciencia y estoy convencido y confío en que en breves vamos a notar un cambio constante, por lo menos de conciencia. La gente de mi edad, que hemos vivido etapas muy dolorosas y hemos confiado en que todo iba a cambiar y en una evolución natural, ahora hemos visto un freno que no es natural. Y la gente se está rebelando. Es importante, no porque haya una idea clara a la que apuntarse, sino porque hay muchas ideas muy retorcidas que hay que quitar del medio y se está tomando conciencia de ello. Esto tiene que cambiar, ya está bien, hay un cambio generacional a nivel mundial. Habrá un cambio en todos los sitios, y en España por supuesto, lo necesitamos.
- – Enrique Bunbury decía recientemente que hay gente dentro del mundo de la cultura que todavía sufre censura y pierden contratos por decir lo que piensan…
- Lo que hay es autocensura. En mi caso he sido bastante descarado siempre. Tampoco soy muy de romper con todo, me considero bastante conservador incluso, a estas alturas de mi vida, pero he dicho siempre lo que pensaba. Quizás lo que yo no digo a pie de calle en una conversación lo digo luego en una canción porque me parece que tiene mas trascendencia decir lo que piensas cuando tienes una posibilidad de trasmitir. Para mí el rock & roll y la música en general es el medio de comunicación más sano y más divertido que hay, no utilizarlo para decir lo que sientes me parece una infamia y sí sé que hay autocensura pero en mi caso soy bastante claro.
- – En las letras del último disco habla de la sensación actual de desasosiego, ¿La música puede funcionar hoy como una especie de terapia para la gente?
- Para mí lo ha sido siempre, y entiendo que al que le gusta la música le sirve como terapia y no solo le sirve sino que la busca porque entiende que la necesita. Yo creo que la música forma parte de la vida de la gente y se necesita. Otros pasan de ella, no la valoran… Yo no entendería una vida sin música.
- – Tras tantos años encima del escenario, ¿Piensa en colgar la guitarra?
- No. En algún momento es posible que tenga que dejar de viajar y el escenario, porque la maquinaria se agote. Pero energía para componer y para tocar, voy a tocar madera, pero creo que sí que queda. La intención es morirme haciendo música, al nivel que se pueda.
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