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La división interna que estaba latente en el seno del PSOE desde que finalizó el 38º Congreso Federal del PSOE -hoy hace exactamente cuatro meses- se visualizó con toda virulencia esta semana con distintos acontecimientos que han provocado gran «preocupación y malestar» en la dirección federal socialista. Además, en estos acontecimientos de la semana han aparecido en primera línea los dos dirigentes que más temen o menos gustan en el entorno de Ferraz: Carme Chacón y Tomás Gómez.
Por Manuel SANCHEZ MADRID. Copyright.2012

El primer susto de la semana fue cuando la ex ministra Chacón provocó un gran revuelo con su intervención, a puerta cerrada, en el Grupo Parlamentario Socialista. Allí, pidió abiertamente una comisión de investigación sobre Bankia, a la que en ese momento se negaba en rotundo Rubalcaba y su equipo de dirección.

El segundo incidente político vino provocado cuando una cámara grabó una conversación privada del líder del PSOE, en la que acusaba de «filtradora» de los debates en la Ejecutiva del partido a Maru Menéndez, la mano derecha de Tomás Gómez en Madrid. Todo, a raíz de una información de EL MUNDO donde se constataba que había divisiones internas en la forma de hacer oposición de Rubalcaba.

El secretario general del PSM no dudó en exigir disculpas públicas al líder del PSOE y, a pesar de que éste llamó a la dirigente socialista por teléfono para hacerlo, a Gómez no le bastó y siguió exigiendo esa rectificación pública. Rubalcaba lo ignoró por completo e indicó que el tema estaba zanjado.

Ambos asuntos ha empezado a crear incertidumbre en Ferraz, junto a un gran malestar contra Chacón y su entorno que, según fuentes cercanas a Rubalcaba, no sólo está centrado en la dirección del PSOE, sino que se extiende a numerosas federaciones. Algunas, incluso, de las que apoyaron a Chacón en el 38º Congreso.

Según fuentes de la dirección del partido, la petición de Chacón fue «oportunista» y un «torpedo a la línea de la estrategia de oposición» del PSOE. Esto llevó a que el propio Rubalcaba tuviera que decir esta misma semana que él hace la oposición «que cree que se debe hacer, y es la que se va a hacer».

Sin embargo, el hecho de que finalmente el PSOE accediera a pedir la comisión de investigación de Bankia -aunque en Ferraz juran y perjuran que estaba decidido que ése iba a ser el final, si el PP no aceptaba las comparecencias, como ocurrió-, ha colocado al líder del PSOE en una situación de debilidad y muchos dirigentes opinan que se ha visto obligado a aceptarla tras la ofensiva de Chacón.

En el PSOE, además, se sabe que Chacón no está sola y que, aunque ha estado cuatro meses callada y en un tercer plano, se teme que su intervención en el grupo no sea un hecho puntual, y que aproveche otras circunstancias para desmarcarse de la línea de oposición del PSOE.

Y es que los que apoyaron a Chacón tienen una amplia presencia en el Grupo Parlamentario Socialista, donde se palpa quienes son de un sector y quienes de otros.

Por otra parte, fuentes cercanas a la ex ministra aseguraron a EL MUNDO que Ferraz ve demasiados fantasmas.

Aseguran que su intervención en la reunión del Grupo Parlamentario sólo pretendía recoger una petición que era altamente mayoritaria y compartida por un alto número de diputados y senadores.

Según dichas fuentes, tal y como se visualizó en la Ejecutiva Federal del lunes y, semanas atrás, en el Comité Territorial del PSOE, hay dirigentes que quieren una política de oposición más diferenciada del PP, sobre todo en temas como Bankia o la reestructuración financiera.

Y también plantean que Rubalcaba fije mejor las líneas de un proyecto socialdemócrata y muy distinto al del Gobierno de Mariano Rajoy.

En esta línea está, sin ir más lejos, el ex alcalde de San Sebastián y actual diputado, Odón Elorza, quien ayer en su blog llegó a plantearse la necesidad de una revisión en profundidad del partido. «El Partido Socialista necesita una catarsis para poder superar de verdad la etapa de fallos cometidos y de falta de previsión en los últimos 8 años de gobierno». Y añade: «Quiero pensar que los socialistas hemos tomado el camino de la construcción de un proyecto alternativo a la derecha, con soluciones reales a la crisis que no se limiten a los recortes de los derechos básicos de las personas, con propuestas acordes a un mundo global con nuevos fenómenos sociales, que nos devuelva elementos básicos de nuestra identidad de izquierdas».

Elorza también estuvo muy activo toda la semana planteando que el PSOE debía pedir una comisión de investigación.

Y más en esta línea de separarse del PP está Tomás Gómez, que es ya la auténtica «oveja negra» para Ferraz. De hecho, hay un mayor grado de malestar en la dirección socialista con el líder madrileño que con la propia Chacón.

Gómez se ha colocado abiertamente en el ala izquierda del PSOE y, desde Madrid, no tiene reparos en lanzar propuestas e iniciativas para llevar al Congreso para marcar la línea política en clave nacional.

Esto en Ferraz sigue sentando muy mal, y se podría decir que la ruptura entre el PSOE y el PSM es total y, sobre todo, al más alto nivel. Por parte del PSM se sigue considerando inadmisible la acusación hecha por Rubalcaba a Menéndez ante una cámara de televisión e, incluso, se sospecha que no fue un descuido, sino intencionada.

Lo único cierto es que en el PSOE las heridas del 38º Congreso siguen sin estar cerradas. Ni en el partido, ni en el grupo parlamentario, ni en las federaciones socialistas.

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