De Pekín a Londres al filo de lo imposible

Lesiones, bases, árbitros… Wade, Howard, Jiménez, Garbajosa… Las diferencias entre la plata de Pekín y la de Londres. De Pekín a Londres. Del Wukesong Arena al O2 Arena. De una final olímpica a otra. Cuatro años de distancia, tantas similitudes, tantas diferencias y un mismo resultado. Una derrota, una plata que parece oro, que sabe a oro, que se siente como oro. Entonces y ahora, a pesar de que la primera diferencia sea el podio, la celebración y las sonrisas de Pekín en comparación, los rostros tristes y sombríos de Londres. Entonces se acarició la gloria. Ahora también. Dos partidos para la Historia, tan parecidos, tan distintos.

Mario DIAZ. Copyright.2012

La primera diferencia, la evidente. Jason Kidd, Dwyane Wade, Chris Bosh, Carlos Boozer, Tayshaun Prince y Michael Reed por un lado. Ricky Rubio, Carlos Jiménez, Raúl López, Álex Mumbrú, Berni Rodríguez y Jorge Garbajosa por el otro. En cuatro años, Carlos Jiménez, el gran capitán, o Jorge Garbajosa se han retirado, Jason Kidd o Michael Redd no dan el nivel del Team USA o Dwyane Wade y Ricky Rubio se han perdido la cita por lesión. Seis cambios por equipo, una diferencia evidente. Y trascendente.

Los problemas con los bases

Recordar Pekín es recordar a José Manuel Calderón y su maldito addutor largo de la pierna derecha que le haría perderse la final. Recordar Pekín es recordar a Raúl López en pista con tres personales en un abrir y cerrar de ojos. Recordar Pekín es recordar a Navarro jugando de uno, de director de orquesta. No se ha llegado a esos problemáticos extremos en Londres pese a la ausencia de Ricky Rubio tras su rotura de ligamentos. Sin embargo, Calderón sí ha estado esta vez, en un nivel inferior al que se podría esperar, mientras que los destellos de un inspirado Sergio Rodríguez se apagaron como fuegos artificiales hasta que Sergio Scariolo decidió darle la responsabilidad en los minutos finales a un Sergio Llull, por delante incluso de Víctor Sada, el tercer ‘uno’ de España.

El poder interior

Comparar a Dwight Howard, Chris Bosh y Carlos Boozer con Tyson Chandler, Kevin Love y Anthony Davis da idea de la pérdida de la capacidad estadounidense en la zona, de cómo la España de los Gasol, Ibaka y Felipe Reyes se convirtió en un muro en defensa y en un ataque con muchas más opciones que en Pekín. Si en aquella cita oriental el trío interior (Pau, Marc y Felipe) sumaron 42 de los 107 puntos finales, en Londres, ya con Ibaka en pista, los dos hermanos y el congoleño nacionalizado se fueron hasta los 52 puntos de los 100 logrados por la selección. Una diferencia en cuanto a producción ofensiva que, en realidad no se tradujo en los rebotes (37 americanos por 35 españoles) ante la aportación de, por ejemplo, LeBron James y Kevin Durant, ambos con siete capturas.

Los pasos de salida

Erró Carlos Jiménez aquel triple a menos de tres minutos en lo que supuso el mazazo final para la España de Aíto García-Reneses. Erró el capitán, aunque la técnica señalada al Ricky Rubio y al banquillo español por protestar por enésima vez los pasos de salida de un jugador americano terminó por completo por el encuentro. Aquella fue la final de los pasos, la final en la que España se sintió ‘robada’ tras la aceptación americana de competir con reglas FIBA matizada por la permisividad arbitral dirigida en la final por Romualdas Brazauskas, árbitro principal y uno de los mejores de Europa.

Al otro del Atlántico ya han aprendido la lección, como ya aprendieron que las zonas que se plantean en Europa no deben suponer un inconveniente. Esos pasos de salida han pasado al olvido, o simplemente se han visto sustituidos por una actuación algo dudosa de Cristiano Maranho (Brasil), Christos Christodoulou (Grecia) y Michael Aylen (Australia) que tuvieron el protagonismo al cargar a Marc Gasol con cuatro personales antes del minuto 15 o tener a Ibaka y a Felipe Reyes con otras dos en idéntico tiempo obligando a Scariolo a ejercer de malabarista en los cambios de sus jugadores interiores y en los descansos a un Pau Gasol que fue el único libre de pecado para los colegiados.

Durant por Wade, LeBron por Kobe

La rodilla de Dwyane Wade dijo basta a un mes de los Juegos. Una baja considerable para el Team USA, que también perdió a Blake Griffin por rotura de menisco, de no ser por la presencia de Kevin Durant. Determinante como pocos en el Mundial de Turquía en 2010, ‘Durantula’ volvió a ser punta de lanza del ataque yanqui como lo fuera ‘Flash’ en Pekín. Los 27 puntos del base-escolta de los Heat encontraron reemplazo en los 30 del alero de los Thunder, que aportó, además, unos porcentajes de escándalo (3/5 en tiros de dos, 5/13 en triples y 9/10 en libres).

Números de superestrella que, en ocasiones, quedan empequeñecidos por lo determinante de alguno de sus compañeros. Los dos triples de Kobe Bryant en los últimos cuatro minutos de la final de Pekín son sólo equiparables a los cinco puntos consecutivos de King James cuando el partido londinense estaba por decidirse. Primero un despiste defensivo para ‘hundir’ el balón a una mano. Después un triple de siete metros con la mano de Marc Gasol delante de los ojos. Una asunción de la responsabilidad que en España, tanto en Londres como en Pekín, recayó en Pau Gasol (21 puntos, 24 ahora) y Juan Carlos Navarro (18 por 21) con la ayuda de Marc y Rudy Fernández, entonces y ahora (11 por 16 del poste, 22 por 14 del alero).

Las sensaciones: Antes

Se desdibuja en la memoria el torneo olímpico español en Pekín. Más allá de la comodidad de la victoria en el debut ante Angola (50-98), la selección de Aíto García-Reneses precisamente no paseó hasta la final. En su segundo partido sufrió una severa derrota ante Estados Unidos (82-119) cuyas conclusiones calcaron las del amistoso disputado en Barcelona hace apenas un mes. La derrota servía para situar los pies en el suelo, para evitar la euforia, para no enseñar las cartas que España guardaba en la manga. Y, sin embargo, Pekín fue una cita mucho más plácida, sin tantas críticas como Londres, con diferencias de más de 10 puntos en todos los choques con excepción de la semifinal ante Lituania (91-86), donde se encuentra otra similitud.

Fue ante los Jasikevicius, Kleiza, Siskauskas y compañía cuando España despertó, su mejor encuentro ante de la final, precisamente como en Londres con cambio de figurantes: Kirilenko, Khryapa, Shved, Fridzon… Así llegó España a la final. Peores porcentajes que el Team USA, con más puntos encajados y menos anotados, sin esa facilidad ofensiva y más de un problema en defensa. Dos sensaciones calcadas que en Pekín se asumieron como normales en la segunda final olímpica y que en Londres se han llevado con crispación tras la derrota (concedida o no) ante Brasil en primera fase que allanaba el camino a la final.

Las sensaciones: Después

Titulaba Óscar Fornet en EL MUNDO tras Pekín: ‘La plata más grande jamás contada’. Y hoy, en elmundo.es encontramos ‘Plata en la pista, oro en la Historia’. Para la prensa y para los aficionados, la final ya era un premio, una satisfacción, aunque para los jugadores una segunda oportunidad, quizás la última de la generación dorada de nuestro basket, era para algo más que para repetir lo conseguido en Pekín. Jugaron de tú a tú a los americanos, les humanizaron, les demostraron que las distancias, cuatro años después, se han reducido un poco más, que si no siguen convocando a los mejores más pronto que tarde caerán derrotados, que… Aunque todo eso sirvió para repetir la plata y las caras de los hombres de Scariolo al término del encuentro y en el podio demostraron que a diferencia de Pekín si se vieron ganadores en el tramo final, si consideraron la opción de dar el golpe definitivo a una trayectoria de leyenda y que, pese al éxito, para ellos fue un derrota dolorosa.

Enlace permanente a este artículo: https://www.almansadigital.org/?p=1116

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Highslide for Wordpress Plugin