- Logró su licencia de vuelo antes incluso de someterse el examen de conducir
- Pisó la superficie polvorienta de la Luna el 20 de julio de 1969
- «Es un pequeño paso para un hombre, un salto gigante para la humanidad», dijo
- En noviembre de 2011 recibió la medalla de Oro del Congreso de EEUU
Por Eduardo SUAREZ. Copyright.2012
Neil Armstrong falleció este sábado unos días después de cumplir 82 años. Así lo anunció su familia en un comunicado en el que no desveló el lugar de la muerte del astronauta ni la ciudad donde se celebrará su funeral. Hace unas semanas Armstrong se había sometido a una operación para desbloquear sus arterias coronarias cuyas secuelas no ha logrado superar.
Al astronauta se le recordará siempre como el primer ser humano que caminó por la superficie lunar. Un honor que le introdujo en el imaginario colectivo y que él mismo definió para quienes vieron su hazaña en directo como «un pequeño paso para el hombre» pero «un paso gigante para la humanidad».
La caminata lunar de Armstrong apenas duró dos horas y media. Pero su hazaña cautivó a millones de personas en todo el mundo y devolvió a sus compatriotas el orgullo que les había arrebatado la puesta en órbita del ‘Sputnik’ ruso en octubre de 1957. La carrera espacial estaba entonces en el corazón de la batalla estratégica de la Guerra Fría y Armstrong enseguida se transformó en el símbolo de la superioridad moral de Estados Unidos en su lucha contra Moscú.
Héroe a su pesar
Pero al astronauta nunca le gustó la etiqueta de héroe y siempre prefirió hablar lo menos posible sobre aquella misión. «Fue algo especial y memorable pero momentáneo porque había trabajo que hacer», explicó este año el propio Armstrong a una televisión australiana en una de sus contadas apariciones públicas desde su jubilación.
El presidente Obama ha lamentado la muerte de Armstrong y lo ha situado entre «los grandes héroes americanos de todos los tiempos». «Cuando él y sus compañeros despegaron en el ‘Apollo 11’, llevaban con ellos las aspiraciones de la nación entera», ha dicho el presidente, «demostraron al mundo que el espíritu americano puede ver más allá de lo que parece inimaginable y que cualquier cosa es posible con suficiente pasión y creatividad».
Antes de Obama, expresó su pesar Michael Collins, que ejerció como piloto en aquel viaje y fue el único de los astronautas del ‘Apollo 11’ que no pisó la Luna. «Fue el mejor», ha comentado Collins según transcribe la web de la NASA, «le echaré mucho de menos». Unos minutos después se pronunció Edwin ‘Buzz’ Aldrin, el tercer hombre de la misión, que expresó su tristeza por su muerte: «Es muy triste que no podamos estar juntos los tres en el 50 aniversario de la misión. Le recordaré como un gran comandante».
Carácter reservado
La familia de Armstrong saludó su legado en un comunicado en el que intentó contextualizar la fama de persona huraña que siempre arrastró desde la edad dorada de la carrera espacial: «Fue un héroe americano a su pesar que siempre creyó que sólo hacía su trabajo. Sirvió a su país con orgullo como piloto naval, piloto de pruebas y astronauta. Nunca dejó de ser un defensor de la aviación y de la exploración durante su vida y nunca perdió la pasión infantil que sentía por ellas. Siempre fue muy celoso de su intimidad. Pero siempre apreció las expresiones de buena voluntad de personas de todo el mundo».
Armstrong casi siempre prefirió el silencio sobre su misión lunar y se centró en llevar una vida a salvo de una atención que no soportaba. «No solía dar entrevistas pero no era una persona extraña o con la que fuera difícil charlar. Era sólo que no le gustaba ser el centro de atención«, decía recientemente su colega Ron Huston.
Sería injusto reducir la carrera de Armstrong a sus fructíferos años como astronauta. Antes fue piloto de pruebas y aviador militar en Corea y se graduó como ingeniero astrofísico en la Universidad de Perdue. Unos sueños que nunca habría alcanzado si no fuera por una pasión por los aviones que cultivó desde niño. Voló por primera vez con apenas seis años y con 16 ya se había sacado su primer permiso de vuelo.
Armstrong se enroló en la segunda hornada de astronautas de la NASA en 1962 y debutó en el espacio con la misión Gemini 8, que logró salvar con un exitoso amerizaje de emergencia.
Trabajo de despacho
Al volver de la Luna, la NASA lo nombró vicepresidente. Pero Armstrong apenas aguantó un año antes de volverse a dar clase a la Universidad de Cincinnati y presidir su propia empresa informática.
Unos años antes de ir a la Luna, se le murió una hija por las secuelas de un tumor y quienes le conocen recuerdan que volvió a la oficina unos días después y se refugió en su trabajo sin decir nada. Un extremo que concuerda con las palabras de sus vecinos, que lo recuerdan hablando de golf y comiendo con su segunda esposa siempre en el mismo restaurante.
A principios de 2010, Armstrong rompió su silencio para protestar contra el recorte del presupuesto de la NASA del presidente Obama. El astronauta llegó a expresar sus «reservas» ante el Congreso y firmó una carta que definía el plan como una «propuesta errónea».
Fue la última batalla pública de Armstrong, que en 2003 presidió en Dayton los actos que celebraban el centenario de la aviación. Entonces el astronauta habló apenas unos segundos y ni siquiera mencionó su viaje a la Luna. Su familia expresó su pesar por la muerte de Armstrong e hizo una petición especial a sus admiradores: «La próxima vez que caminéis al aire libre en una noche despejada y veáis que la Luna os sonríe, pensad en Neil Armstrong y hacedle un guiño».
La primera pisada
por ANGEL DIAZ. Copyright.2012
Aunque sumaba apenas 10 horas de vuelo espacial antes de embarcarse en el Apolo 11, el comandante Neil Armstrong era un veterano piloto militar curtido en mil batallasy la NASA sabía que podía confiar en él para dirigir la misión más importante de su Historia.
Armstrong, de ascendencia irlandesa, escocesa y alemana, nació en 1930 en Ohio (EEUU). Tuvo en común con la mayoría de los primeros astronautas el haber pertenecido de joven a los Boy Scouts, y con 17 años comenzó a estudiar ingeniería aeroespacial en la Universidad de Purdue. También había sido admitido también en el más prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), pero le convencieron de que en Purdue recibiría una buena formación.
Otra circunstancia que compartió con muchos de sus compañeros astronautas es que, durante los años de universidad, perteneció a dos hermandades. En 1955, obtuvo el Grado, pero el Máster tendría que esperar a 1970, cuando ya había pisado la Luna y era una de las personas más célebres de todo el planeta.
Lo que pasó entre tanto es que el Ejército le reclamó. Se entrenó como piloto de la Marina, una de las actividades más complicadas y arriesgadas del momento. Era sabido que la maniobra de aterrizar un avión de combate sobre un portaaviones se encontraba entre las más difíciles a las que podía enfrentarse un recluta, y estaba considerada como una suerte de rito de paso entre los pocos que podían realizarla. Armstrong superó esta prueba a mediados de 1951 y enseguida se le asignarían diversas misiones en la Guerra de Corea, donde protagonizó varias acciones heroicas.
También como piloto de pruebas realizó arriesgadas maniobras, incluida la de alcanzar los 63 kilómetros de altura con un caza X-15. En septiembre de 1962, la NASA le reclutó como parte de su segundo grupo de astronautas, los llamados Nuevos Nueve (New Nine). Su primera misión espacial, la Gemini 8, involucraba una maniobra de atracaje con un vehículo automático y un paseo espacial, una de las más complejas e importantes en el largo camino que tuvo que recorrer la NASA antes de enviar misiones tripuladas a la Luna con ciertas garantías. También participó en el Gemini 11 antes de ser asignado como comandante del que sería el vuelo de su vida, el Apolo 11.
Tras esta aventura, Armstrong decidió dar clases en la universidad y dedicarse a distintos negocios. Jamás volvería al espacio. Sus apariciones públicas han sido muy escasas. A principios de agosto de 2012 fue operado del corazón. En su última comparecencia pública en noviembre de 2011, Armstrong recibió junto a sus compañeros de la misión a la luna en julio de 1969, Buzz Aldrin y Michael Collins, la medalla de Oro del Congreso de Estados Unidos.
Paradójicamente, ha sido un gran desconocido, poco se sabe de su retraída personalidad e incluso su frase más famosa, «Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la Humanidad», fue mal interpretada debido a la baja calidad de la transmisión. En realidad quiso decir: «Es un gran paso para UN hombre», lo cual tiene mucho más sentido porque ‘el hombre’ y ‘la Humanidad’ vienen a ser lo mismo.
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