«Lo de Riis en Hautacam fue grandioso». Ciclismo/dopaje

Michael Rasmussen alaba la inverosímil actuación de su compatriota en la ascensión que le dio el Tour de 1996 | También sale en defensa de Armstrong.

Por  Oscar FORNET.  Copyright.2012

A Michael Rassmusen se lo tragó la tierra poco después su expulsión del Tour de Francia de 2007 cuando se encontraba a un paso de conquistarlo. El ciclista danés del Rabobank mintió acerca de su paradero tras saltarse un control antidopaje en periodo fuera de competición. No se encontraba en México, como había asegurado a la UCI, sino en los Dolomitas italianos. Fue su equipo el que, bajo presión, lo retiró de la carrera y rescindió su contrato. Aquel Tour lo ganó finalmente Alberto Contador.

Rasmussen ha seguido corriendo en equipos de segundo orden tras cumplir su sanción en 2009 -hoy, con 38 años, lo hace en el Christina Watches-Onfone danés-, pero sus apariciones en los medios han sido escasas. Ahora, en plena caza de Lance Armstrong, el escalador danés alza la voz en defensa del estadounidense. «Siempre he tenido un enorme respeto hacia él como rival, y el informe de la USADA no cambia eso», valora en una entrevista con el periódico danés ‘Ekstra Bladet’. «Mirando hacia atrás puede parecer que me engañó, pero no lo sentí así entonces. Para mí, las prestaciones de Armstrong no serán menos fascinantes aunque se demuestre que corría dopado».

Dopado como casi todos, pensará Rasmussen, que tampoco resta mérito a su compatriota Bjarne Riis, hasta hoy el único danés ganador del Tour de Francia, que en 1996 acabó con la hegemonía de Miguel Indurain. Fue entonces cuando se ganó el apodo de ‘Mr. 60%’ -relación con el nivel de su hematocrito-, fue el año de Les Arcs, cuando Indurain se quedó seco. Fue el año, sobre todo, de su increíble ascensión a Hautacam, el día en que un buen gregario de Fignon (Castorama) se transformó definitivamente en un campeón, el final de un camino iniciado en 1993, su último año en el Ariostea, y que continuó después en el equipo Gewiss hasta desembarcar en el Telekom. En ese tránsito Riis entró en el círculo de ciclistas tratados por los ‘alquimistas’ de la Universidad de Ferrara, en concreto por Luigi Cecchini y Michele Ferrari, ‘alumnos’ ambos de Francesco Conconi, ‘il professore’.

«Aquello fue algo grandioso», comenta Rasmussen sobre la exhibición de Riis en Hautacam, el día en que debía defenderse de un último intento de Indurain, en busca de un milagro en Lourdes, por defender su corona; también de los ataques de aquel Festina aún por desenmascarar, encabezados por Richard Virenque y Laurent Dufaux. Pero Riis, camino ya de los 33 años, no se defendió de nadie. Siguió fácil la rueda de Indurain cuando el navarro trató de acelerar el ritmo, de reeditar la tortura a la que sometió a todos sus rivales en la misma ascensión entre la niebla dos años antes, y se marchó solo con una aceleración. Apenas quitó el plato grande hasta la meta. Aquel día se cumplió la terrible profecía de Pierre Chany, 49 Tours de Francia a sus espaldas al servicio de ‘L’Equipe’: «Llegará el día en que un burro destrone a un purasangre gracias a una simple inyección».

Hautacam es una ascensión de 17 km. al 6,8% de pendiente media. Riis completó sus rampas en 34 minutos y 35 segundos. Nadie, ni antes ni después, ha generado tanta potencia como él en un puerto del Tour de Francia. Cuatro años más tarde, Armstrong superó el puerto en 36:25. Riis generó una media de 445 vatios con picos de 480, algo jamás visto. La generación de Lemond, Fignon y Delgado no alcanzó los 400 al final de los años 80. Riis, en cambio, había resgistrado una progresión -condicionada también por una ligera pérdida de peso en ese intervalo- de 55 vatios en tres temporadas, entre los 29 y los 32 años. De 410 vatios medidos en St. Lary en 1993 a los 480 en Hautacam.

Riis trepó a una velocidad vertical aproximada de 1.850 metros por hora, más rápido, por ejemplo, que Marco Pantani en Alpe d’Huez en 1995 (1.830). Antoine Vayer, antiguo preparador físico del equipo Festina, denunció que Alberto Contador había cubierto la subida a Verbier en el Tour de 2009 en 20 minutos y 55 segundos, lo que suponía una velocidad vertical media de 1.920 m/h., más rápido que Riis en Hautacam, un análisis corregido más tarde por el doctor Roberto Corsetti en una entrevista con el portal Tuttobici. Corsetti asegura que la pendiente media de Verbier es de 7,5% más que de 7,9%, cifra que Vayer utilizó en sus cálculos, y que el desnivel exacto no es de 669 m. sino de 638. Teniendo en cuenta también la densidad del aire en altitud, la rugosidad del asfalto, la presión de los neumáticos y el peso de Contador con su ropa y su bicicleta (72 kg.), su cálculo rebajaba esa velocidad a 1.830 m./h.

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