- ‘Microsoft puede estar lanzando el producto más importante de su historia’
- El nuevo sistema se utilizará en ordenadores convencionales y tabletas
- Su éxito es crucial para hacer frente a Apple y Google en la era ‘postPC’
- Sólo un tercio de las empresas en EEUU han decidido ya migrar a Windows 8
- El valor actual en Bolsa de Microsoft es menos de la mitad que en 2000
Jose A. Navas | Madrid. Copyright.2012
Si uno piensa en el futuro de la informática en los próximos años, probablemente le vendrá a la cabeza la consolidación de las tabletas táctiles o las gafas que está desarrollando Google. Pocos pensarán en el tradicional Windows, los teclados y los ratones.
La una vez todopoderosa Microsoft necesita reinventarse. Windows 8, el nuevo sistema operativo que la compañía lanza este viernes, es su apuesta para ello y el cambio más radical que ha sufrido en prácticamente 20 años, desde que el popular Windows 95 vio la luz.
«Windows 8 está concebido para un mundo en el que priman los ecosistemas y los servicios personales en la ‘nube’, donde el PC es un aparato más entre otros muchos. En esta realidad, Microsoft puede estar lanzando el producto más importante de su historia», afirma Michael Gartenberg, analista de Gartner, en Computer World.
El nuevo sistema remodela totalmente la manera de navegar por el ordenador. Habrá que tocar filas de pequeñas ventanas, como mosaicos, que representan páginas web o aplicaciones y que se actualizan automáticamente, por ejemplo cuando un contacto escribe en Twitter o Facebook o cambia la previsión del tiempo. Es un funcionamiento que tiene todo el sentido en pantallas táctiles, como tabletas o ‘smartphones’, pero no tanto cuando se usa con ratón y teclado. Eso sí, el antiguo escritorio sigue disponible como una aplicación más.
«Es un cambio total de las reglas del juego y crucial para la compañía. Los usuarios quieren tener la misma experiencia en el trabajo que la que tienen fuera de ella con sus ‘smartphones’ y tabletas. Windows 8 persigue eso», explica José Curto, analista de IDC Spain.
El sistema operativo está pensado para ser usado en ordenadores y tabletas, creando un ecosistema que se completará con el lanzamiento de Windows Phone 8 para teléfonos y con el que Microsoft busca mantenerse relevante en un mercado que se mueve vertiginosamente hacia el universo móvil, donde Apple, con su iPhone y iPad, y Google con Android, son los grandes dominantes.
Ballmer presenta Surface. | Afp
Por ejemplo, en Estados Unidos, Google y Apple controlan el 87% del mercado de ‘smartphones’ mientras que Microsoft, con Windows Phone, sólo posee el 4%, según comScore. Los datos son resultado de lo que un durísimo artículo publicado en ‘Vanity Fair’ llamó «la década perdida de Microsoft». En él se analiza cómo el gigante de Redmond llegó al tren de los dispositivos móviles, como los reproductores musicales, lectores de libros electrónicos, teléfonos inteligentes y tabletas pese a haber tenido una posición privilegiada para lograr el éxito. Antiguos empleados de la compañía culpan a la excesiva burocratización -un mal nefasto para una empresa tecnológica en la que debe primar la innovación- y la competición interna entre empleados y departamentos de ese error estratégico.
Muchos culpan también a la poca visión tecnológica e innovadora del consejero delegado, Steve Ballmer, quien sustituyó a Bill Gates al frente de la empresa en en el año 2000. Ballmer cuenta en su haber con algunas tristes predicciones, como haber afirmado que el iPhone «jamás lograría una cuota de mercado significativa». El teléfono de Apple, por sí solo, es capaz de generar más dinero en la actualidad que todos los negocios de Microsoft en conjunto.
Aunque Microsoft sigue siendo un gigante del sector, con beneficios trimestrales de casi 4.500 millones de dólares, su capitalización bursátil actual es de unos 233.000 millones de dólares, menos de la mitad que en diciembre de 2000, cuando era la mayor empresa del mundo. Apple ostenta ahora ese trono con una valoración de casi 600.000 millones de dólares frente a los 4.800 millones de diciembre de 2000.
¿Adoptarán las empresas el sistema?
Windows 8 apuesta por ese futuro táctil y el almacenamiento en la ‘nube’ -servidores remotos a los que se accede a través de Internet- en el que tanto ha tardado Microsoft en entrar. Su calidad no parece estar en duda: las revisiones realizadas hasta ahora coinciden en que es un gran sistema. Las mayores incógnitas están en si la estrategia del gigante tendrá los frutos que espera.
«A la hora de migrar a Windows 8, Microsoft lucha contra sí mismo, es su mayor competidor»
Uno de los retos es lograr que las empresas, de donde procede la mayor parte de sus ingresos, migren al nuevo sistema operativo. Según un estudio de la consultora Forrester, en EEUU sólo un 33% de las compañías han decidido ya que cambiarán a Windows 8, frente al 66% que lo habían asumido antes del lanzamiento de Windows 7 en 2009. De hecho, muchas acaban de migrar a Windows 7, por lo que es poco probable que salten a corto plazo al nuevo sistema.
Además, las que aún trabajan sobre todo con programas de escritorio ven pocas ventajas en la nueva plataforma, cuyas facilidades de uso están más enfocadas en a las tabletas. «En el momento de migrar a Windows 8, Microsoft lucha contra sí mismo, es su mayor competidor», explica a este respecto Curto, de IDC, quien apunta que su consultora espera que la mayor parte de la adopción al nuevo sistema se produzca en 2013 no este año.
El reto de las tabletas
Mientras las ventas de ordenadores continúan cayendo cada año, las de tabletas crecen a un ritmo imparable. No hay duda de que son el futuro de la informática y Microsoft necesita irrumpir ya si no quiere quedar fuera de juego, ya que muchas empresas han comenzado a adoptar el iPad como uno de los dispositivos para sus empleados.
Windows 8 estará disponible para tabletas y ordenadores de escritorio. | Afp
La empresa de Redmond siempre ha afirmado que su visión de las tabletas era diferente a la del iPad: un sustituto completo de los ordenadores y no sólo un dispositivo enfocado al consumo de contenidos. Casi tres años más tarde que su rival, Microsoft lanzará su propia tableta, Surface, a la vez que sale a la venta Windows 8. Es un paso arriesgado, ya que vuelve a poner a la compañía a fabricar su propio ‘hardware’, algo que ha hecho en muy pocas ocasiones -Xbox por ejemplo- y le acerca a un modelo Apple, en el que la creación de los dispositivos y el ‘software’ convergen en una misma empresa. Lo que puede crear recelos entre sus socios fabricantes.
Su punto fuerte para el ámbito empresarial es que en ella podrá utilizarse Office, el conocido paquete de productividad que incluye, Word, Excel y el resto de aplicaciones que tan rentables han sido para Microsoft hasta ahora y del que no hay aún versión para iPad. Su funda con teclado incorporado también muestra que su objetivo es combinar «lo mejor de las tabletas y el PC», como ha afirmado Bill Gates.
Uno de los ‘problemas potenciales’ del sistema es que habrá dos versiones
Además, la tableta debería cumplir los requisitos de seguridad que buscan los departamentos de tecnología corporativos. El reto será convencerles del cambio, porque muchas compañías ya han adoptado el iPad como un dispositivo de trabajo, con 10.000 millones de dólares en ventas este año en EEUU, lo que supone un crecimiento del 76% respecto a 2011, según Forrester.
Uno de los «problemas potenciales» del sistema operativo, según el analista de IDC, es que habrá dos versiones diferentes del mismo –Windows 8 Pro y Windows RT-, lo que podrá crear cierta confusión entre los consumidores. La RT estará enfocada a tabletas ‘ligeras’ mientras que la Pro se dirige a los ordenadores convencionales y tabletas más potentes.
En Windows RT sólo se podrán instalar aplicaciones de la tienda de Microsoft y ahí reside otro de los puntos débiles que tendrá que mejorar la compañía: convencer a los desarrolladores de que programen para su ecosistema, hasta ahora falto de la variedad de aplicaciones de la competencia.
En definitiva, Windows 8 significa el comienzo de una nueva era para Microsoft. Por primera vez en décadas, el futuro del gigante tecnológico es una incertidumbre. Para bien o para mal.
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