La marea roja del chavismo, que tantas veces acompañó alfallecido Hugo Chávez en sus demostraciones de fuerza en la calle, se desplegó este miércoles en Caracas. Pero esta vez no cantó ni vociferó. Sólo lloró. Sólo lágrimas y la música de Alí Primera, el Víctor Jara o Silvio Rodríguez de Venezuela, parecían habitar en una ciudad que volvió a partirse en dos. Media Caracas mostraba su dolor al paso del cortejo fúnebre mientras otra media guardaba silencio y decidió cerrar las puertas de sus comercios en medio de un ambiente pesado, denso, incluso tenso en algunos puntos.
Por Jacobo G. García | Daniel Lozano | Caracas
El epicentro del dolor bolivariano estaba en el Hospital Militar Carlos Arvelo. A las 10.30 de la mañana hora local (16.00 hora española) salió el ataúd del lugar donde Chávez supuestamente ha pasado los últimos días de convalecencia. Todavía en las puertas del hospital, las lágrimas de la madre de Chávez, junto al féretroemocionaron a muchos de los militares que portaban el ataúd. Doña Elena lloró desconsolada mientras escuchabas las prédicas del sacerdote: «Quien cree en ti señor no morirá para siempre».
Caos, empujones y decenas de personas vestidas de rojo junto a la caja de madera con los restos del líder bolivariano. Las notas del himno nacional acompañaban la salida antes de empezar un recorrido por las calles hasta llegar a la Academia Militar, donde se instalará la capilla ardiente para que el pueblo venezolano puedadurante tres días dar su último adiós a su mandatario.
La canción ‘Venezuela’ de los españoles Pablo Herrero y José Luis Armenteros abrió el último baño de masas del líder bolivariano. El ataúd iba colocado en un vehículo descubierto y tras él miles de personas vestidas de rojo. Entre ellos caminaba el nuevopresidente interino Nicolás Maduro, quien gracias a su altura destacaba entre la masa caminando con gesto de tristeza.
«Ha desaparecido físicamente, pero él dejó una semilla que hoy recogemos los jóvenes para no abandonar nunca más la lucha revolucionaria», explicaba una emocionada joven que esperaba desde muy temprano bajo el intenso sol de Caracas vestida con una camiseta con los ojos de Chávez plasmados.
«Chávez no ha muerto, se sembró en el pueblo venezolano», señalaba un ciudadano. Muchos de los ‘chavistas’ avisan a la oposición y a los ‘yanquis’ de que «van a defender su soberanía, su revolución».
Un pueblo que despide a su padre
Desde la megafonía sonaban los versos del cantautor Alí Primera, mismos que Maduro olvidó durante su histórica alocución. Gracias a la ayuda del canciller Elías Jaua, hoy es el gran eslogan del oficialismo: «El que muere por la vida no puede llamarse muerto».
También desde muy temprano los simpatizantes de Hugo Chávez se concentraron en la Plaza Bolívar de Caracas, para consolarse recordando alguna de sus mejores frases: «expresar su dolor tras la muerte de su líder. Era la despedida de un pueblo que despide a su padre» tal y como dijo Jaua.
El Gobierno venezolano declaró siete días de duelo nacional y la suspensión de clases escolares hasta el próximo viernes por la muerte de Chávez y anunció para el próximo viernes el funeral de Estado.
El canciller venezolano, Elías Jaua, ha informado de la presencia de cerca de diez mandatarios en el funeral de Chávez en Caracas, adonde ya llegaron los de Argentina, Cristina Fernández; Bolivia, Evo Morales; y Uruguay, José Mujica. El luto de Venezuela se ha convertido en un luto compartido.
Este miércoles por la mañana, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) de Venezuela comenzó la despedida a Chávez, con 21 cañonazos de salva a las 8.00 hora local (13.30, hora peninsular española). Un cañonazo volverá a sonar cada hora hasta que los restos del dirigente sean inhumados el próximo viernes. La televisión estatal VTV avanzó que en el cortejo fúnebre del presidente irá un caballo que llevará la silla que representa al Jefe de Estado.
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