El PSOE, camino de la «depresión»

El anuncio de Griñán y las últimas encuestas hacen cundir el desánimo en Ferraz / Sus dirigentes lamentan que cada vez que Rubalcaba levanta cabeza, le estalla un lío interno.

Por Manuel SANCHEZ. Copyright.2013

El inesperado anuncio de José Antonio Griñán, junto con las últimas encuestas que siguen apuntando al hundimiento electoral del PSOE, están a punto de llevar a la depresión a la dirección del partido, que cada vez tiene menos fuerzas y ganas de seguir remando.

Y es que, como se lamentan varios dirigentes del PSOE, por mucho trabajo que estén realizando y en unas condiciones muy precarias, no les cunde política ni mediáticamente casi nada y, cada dos por tres, queda solapado por un lío interno.

El último caso y, tal vez, la puntilla, ha sido esta misma semana. La dirección de Ferraz estaba más que satisfecha por el pacto alcanzado sobre Europa y, más, cuando lograron sumar a otros partidos del Congreso. Era un pacto propuesto e impulsado por Rubalcaba, que sólo cosechó puntuales críticas internas, pero que políticamente reforzaba su imagen como líder de la oposición.

Pero a Ferraz ni le dio tiempo a venderlo y ver qué repercusión tenía en la ciudadanía.

Griñán hacía saltar todo por los aires anunciado su marcha. Las lecturas de que era un mensaje a Rubalcaba para su renovación estaban en el guión, la convulsión interna garantizada y la posibilidad de que se acelere un nuevo calendario político está ahí.

Y no es algo nuevo para Rubalcaba. Los casi 17 meses que lleva al frente del PSOE han sido así. Cada paso que ha dado, cada iniciativa que ha tomado, cada estrategia que ha perfilado, ha saltado por los aires por cuestiones internas.

O ha salido Carme Chacón de su silencio pidiendo una comisión de investigación; o Tomás Gómez pidiendo su marcha del partido; o algún barón leal apuntando a adelantar ya el proceso de primarias.

Y, todo ello, acompañado del ínclito Pere Navarro que, de ocurrencia en ocurrencia, no para de dar sustos al PSOE, sin importarle pedir la abdicación del Rey a las puertas de la intervención de Rubalcaba en el Debate del estado de la Nación o cuestionar el cupo vasco en plena discusión socialista sobre el modelo de Estado.

A todo ello se suma que las encuestas, machaconamente, reflejan una tendencia de claro hundimiento de los socialistas.

«El PSOE es un partido muy bipolar», explica uno de los máximos dirigentes del partido, «y nuestra gente, cuando cada domingo o cada lunes ve los sondeos, se nos viene abajo. El estado de ánimo del partido es muy bajo, yo diría que más bajo que nunca en democracia».

Rubalcaba, muy cartesiano, dio la receta de trabajo, trabajo y más trabajo. Y los suyos le hicieron caso. Pero muchos ya piensan que están trabajando inútilmente, que no sacan provecho a tanto diálogo, conferencias o documentos. «No nos merece la pena», indicó un joven miembro de la Ejecutiva.

Pero ni Rubalcaba ni su vicesecretaria general, Elena Valenciano, piensan tirar la toalla. Los dos máximos dirigentes del PSOE son rocosos, no se amilanan fácilmente y piensan seguir peleando a ver si, en algún momento, cambia el viento.

Prueba de ello fue la frase que dijo Valenciano el pasado jueves en el Congreso, cuando se le preguntó por el debate generacional abierto por Griñán: «Rubalcaba se siente muy joven». Y la número dos del PSOE se quedó tan ancha.

Díaz será candidata la próxima semana

La consejera de Presidencia andaluza, Susana Díaz, presentará su candidatura a las primarias para elegir al candidato a la Presidencia de la Junta de Andalucía la próxima semana en Antequera (Málaga). 

 Por su parte, la parlamentaria andaluza Micaela Navarro guardó ayer silencio acerca de la posibilidad de encabezar una candidatura alternativa a la de Díaz. «No tengo nada que decir», señaló a los periodistas en Jaén.
«LA SUCESION TIENE TRAMPA». (José Rodríguez de la Borbolla. ex-presidente andaluz)
Por Manuel GARCIA BECERRO. Copyright.2013
Responde a cada pregunta socarronamente, sin miedo a la venganza de los griñaninis, que lo tachan de aristócrata de derechas. «Creo que tengo derecho a decir mi opinión, y voy a decir la verdad», avisa José Rodríguez de la Borbolla.

Pregunta.–Antes de jurar Griñán el cargo, usted dijo que había sido un buen segundo y que en la Presidencia de la Junta daría su verdadera talla. ¿Cuánto mide políticamente?

Respuesta.–Eso lo juzgarán los historiadores en su momento, poniendo a cada uno en su sitio.

P.–En el relevo de Chaves, también valoró usted que «nunca se sabe cómo se va a producir la sucesión». ¿No es injusto que se queje ahora de los caprichos de, como usted lo bautizó, Pepe II el Legítimo?

R.–Yo no me quejo. [Risas] Lo que digo es que tiene trampa y es inoportuna. Porque o usted se va a quedar hasta el final de la legislatura o no se queda. Si se va a quedar como dice, ¿para qué tiene que hablar ahora nada de sucesión? ¿Por qué la prisa a tres años vista de las elecciones? Eso es una torpeza en términos de gestión de lo público, porque habría doble mando en el Gobierno andaluz: el presidente que se va y el candidato o candidata que llega, y eso genera distorsiones importantes. ¿Quién manda? Segunda opción, usted se va a ir ahora. No me diga que eso es rejuvenecer el partido: eso es que usted no va a cumplir su mandato y, por tanto, no va a cumplir el compromiso con la ciudadanía.

P.–No hay que leer entre líneas el discurso del miércoles de Griñán para ver una petición a Rubalcaba para que dé también un paso atrás.

R.–Que se manden recados a Rubalcaba desde el Debate sobre el estado de la Comunidad no es serio.

P.–La generación de la Transición, ¿debe dar también el paso atrás?

R.–Hubo gente con más y menos edad que dio el callo en la Transición y otros de la misma generación que no. Y no señalo. Yo dejé de ser presidente de la Junta hace 23 años. Volví a la Universidad, he estado en actividad profesional y en mil sitios. Hay gente joven que tiene alrededor de 40 años y que están a punto de superar en trienios políticos a Felipe González, algunos aquí en Andalucía.

P.–El problema de Susana Díaz, ¿se curaba de pasante en un bufete?

R.–Para ser político libre hace falta tener camino de vuelta.

P.– Amparo Rubiales, actual presidenta del PSOE-A, le ha llamado misógino porque entiende que usted se opone a Susana Díaz.

R.–Ahí las cuestiones de género no tienen nada que ver. Aunque, a decir verdad, si Susana Díaz fuera presidenta de la Junta, es perfectamente posible que lo hiciera mejor que Griñán.

La clave se llama Susana

Por Casimiro GARCIA-ABADILLO. Copyright.2013

José Antonio Griñán es un político de los pies a la cabeza. Es decir, es un hombre de poder. A sus 67 años, este madrileño que ha cimentado su carrera en el PSOE de Andalucía ha demostrado que no es el títere de nadie y que maneja su propia agenda. Supo librarse de la presión de Manuel Chaves, cuando éste quería seguir mandando desde Madrid; decidió no ceder a las presiones de Ferraz para convocar las elecciones andaluzas junto a las generales en noviembre de 2011, y acertó; y, por último, jugó a favor de Chacón en el 38º Congreso, pero, tras el pacto alcanzado con Rubalcaba, no sólo no perdió poder, sino que fue nombrado presidente del PSOE.

Griñán, a pesar de mantener frías relaciones con el secretario general, no ha jugado a desestabilizarle. No ha querido forzarle a cumplir su promesa de convocar primarias en el plazo de un año tras el 38º Congreso. El presidente de la Junta de Andalucía (que gobierna en coalición con IU desde marzo de 2012) se hizo el siguiente planteamiento: mientras Rubalcaba esté débil, la federación andaluza será fuerte. Y así ha sido.  De hecho, Griñán desinfló hace tan sólo unas semanas las expectativas de los críticos, que pretendían adelantar la convocatoria de primarias para después del verano, al afirmar que cuando más cerca estuvieran de las elecciones, mayor efecto tendrían. O sea, que se apuntaba al calendario de Rubalcaba: nada de primarias hasta, por lo menos, finales de 2014.

 En ese contexto, su decisión de no ser el candidato del PSOE-A a las próximas elecciones autonómicas (para las que faltan casi tres años) ha sido un auténtica sorpresa. Dentro y fuera del partido, todo el mundo ha especulado sobre las auténticas razones, los tiempos, etcétera.  Como decía al principio, Griñán es un hombre de poder y, por tanto, su decisión hay que interpretarla en esa clave. 

Es cierto que el presidente andaluz tiene una circunstancia personal complicada (tres hermanos padecen una enfermedad grave, al igual que uno de sus sobrinos). La edad también influye y el cansancio pesa. De vez en cuando, el líder del socialismo andaluz se escapa a La Solana (Ciudad Real) para relajarse junto a su amigo y confidente Máximo Díaz Cano.

También se ha hablado de los ERE como una de las causas de su sorprendente anuncio. El PP de Andalucía está convencido de que ésa es la razón fundamental para renunciar a ser el candidato de su partido. Pero, aunque ese elemento puede haber influido, no ha sido el decisivo.  Griñán sabe que, antes de que la juez Alaya le pueda imputar a él, debería emprender acciones contra el ex consejero de Trabajo de la Junta José Antonio Viera, actualmente diputado nacional por el PSOE. Si la juez da ese paso, el caso de los ERE pasaría al Supremo.  Aunque Griñán no tema a corto plazo por su imputación, sabe sin embargo que su paso atrás desactivará mediáticamente el caso, lo que sí ha influido en sus cálculos.  Ahora bien, Griñán no ha dicho cuándo se va. Y no lo va a hacer hasta pocos días antes de que lo haga. Dicen algunos de los miembros de su círculo íntimo que incluso podría agotar la legislatura.  Por tanto, aunque todas esas circunstancias pueden haber ayudado a precipitar el anuncio de que no se presentará a las próximas elecciones andaluzas, no son la causa fundamental.

¿Entonces? La razón se llama Susana. O, mejor dicho, el aseguramiento de que su relevo será una persona de su máxima confianza. Recordemos que, en el último congreso del PSOE de Andalucía, el sector crítico aglutinó a un 30% de los delegados.  Por otra parte, aunque a corto plazo el pacto con IU no corre peligro, es probable que las relaciones entre los dos partidos se compliquen en el futuro, dado que Diego Valderas ya no tiene el poder en la agrupación filocomunista. De ahí las prisas y la forma en que se convocan las primarias.

Apenas se ha dado un mes para su celebración y, además, se exige un mínimo de un 15% de avales (el PSOE tiene 45.000 militantes en Andalucía). Es decir, una jugada maestra, digna de un hombre que se las sabe todas. Los suyos, a través de la mujer que controla el partido en Sevilla, la rocosa Susana Díaz, mandarán en el PSOE de Andalucía para disgusto de los dinosaurios que siguen viendo en Chaves a su máximo referente.  Ahora bien, ¿qué repercusión va a tener ese ataque por sorpresa de Griñán fuera de Andalucía? ¿Alentará el presidente del PSOE el adelanto del proceso de primarias en el partido? La respuesta es no. Cuando el martes Griñán comunicó a Rubalcaba su decisión de anunciar que ya no sería el candidato y que el nuevo cabeza de lista se decidiría en unas primarias a celebrar a finales de julio, le dejó bien claro que no jugaría a desestabilizarle. Una fuente conocedora de lo sucedido lo resume así: «Fue un pacto de caballeros. De dos caballeros que no se llevan muy bien, pero que se respetan: tú no te metes en mi terreno y yo no me meto en el tuyo».

No hay más que reparar en las declaraciones que han hecho ambos y sus respectivos coroneles (Elena Valenciano y Mario Jiménez). Rubalcaba, preguntado en Bruselas el pasado miércoles, calificó de «atinada» la decisión de Griñán, para, a renglón seguido, añadir: «Los dos pensamos que el calendario establecido en el PSOE debe mantenerse».  La número dos del PSOE ha contrarrestado el argumento esgrimido por Griñán («nuevos pilotos, nuevos horizontes») con la afirmación de que «Rubalcaba se siente joven». El vicesecretario general del PSOE andaluz ha trazado incluso un fina e inverosímil línea generacional: «Rubalcaba es una generación más joven que Griñán» (se llevan cuatro años).  El caso es que Rubalcaba quiere seguir, retrasará las primarias todo lo que pueda y a ello no se va a oponer Griñán. ¿Qué hará el resto del PSOE? La respuesta, en la Conferencia de octubre.

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