- La UIAA, máximo organismo internacional del alpinismo, valora añadir seis montañas a las 14 más altas del mundo
- La decisión comporta importantes consecuencias geográficas, deportivas y, sobre todo, económicas.
Por Alfredo MERINO. Copyright.2013
La Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo (UIAA) parece dispuesta a dar la razón a lo que desde hace más de una década se ha defendido en este periódico: varias de las montañas actualmente consideradas ochomiles secundarios tienen rango de principales. Según fuentes del máximo organismo del mundo de las montañas, en el próximo mes de octubre se tomará la decisión de elevar hasta 20 la cifra de los 14 montes hasta ahora considerados principales.
La propuesta ha partido de la Asociación de Montañismo de Nepal (NMA), según recoge el Himalayan News Service. Los montes que pasarán a convertirse en ochomiles principales son Yalung Kang(8.505 metros), Kangchenjunga Sur (8.476 metros),Kangchenjunga Central (8.473 metros), Lhotse Shar (8.382 metros), Lhotse Central (8.410 metros) y Broad Peak Central(8.011 metros). Cinco de ellas están en territorio nepalí, país que de esta manera pasará a tener 13 ochomiles; la quinta se localiza en el Karakorum, cordillera que hace frontera entre China y Pakistán y que contará con seis de tales montañas. Hasta ahora todas estaban consideradas simples hombros o puntas subsidiarias de la cima principal.
El asunto tiene importantes connotaciones geográficas, deportivas y, sobre todo, económicas. El nepalés Ang Tshering, expresidente de la NMA y actual miembro de la UIAA, ha señalado que en realidad «no se trata de identificar montañas hasta ahora desconocidas, sino reconocer picos menores como montes de 8.000 metros que merecen tener identidad propia”. Tshering admite que “el reconocimiento de estas montañas, contribuiría a un incremento de las expediciones, lo que aumentaría los ingresos por los permisos, abriría nuevas oportunidades de trabajo, estimularía la economía local y nacional, e incrementaría el prestigio y reputación internacional de Nepal como un destino seguro y de calidad».
De lo que no cabe duda es que la elevación de estas montañas al máximo rango supondrá una conmoción en el alpinismo, pues borra de un plumazo la más perseguida lista del deporte de las alturas, la de los ‘catorceochomilistas’, es decir, la de aquellos que han logrado poner el pie en las cimas de las 14 cumbres consideradas ochomiles.
El desafío tuvo en sus orígenes un carácter eminentemente deportivo, pero con el paso de los años han ganado importancia los matices publicitarios, que ahora dominan el reto. Los notables intereses económicos que apareja tener los 14 han desembocado en algunas ascensiones dudosas y otras muchas realizadas con ayudas de escasa ética deportiva, entre las que destaca el empleo de oxígeno embotellado (catalogado como equivalente al dopaje por la propia UIAA).
Hasta la fecha lo han conseguido 32 personas, de las que cuatro son españoles. Del total, tres son mujeres, aunque solo una, la austriaca Gerlinde Kartenbrunner, lo ha hecho sin recurrir a esa clase de oxígeno. Por parte masculina, han subido de manera limpia 13 escaladores.
La nueva catalogación geográfica invalidará estas listas, teniendo que hablarse de ‘veinteochomilistas’, estatus aún no logrado por ningún ser humano. Cuando se han conseguido los 14, lo habitual es que los alpinistas se retiren de estas montañas o, en todo caso, repitan la escalada de algunas de ellas. El ejemplo más notorio esJuanito Oiarzabal, empeñado en subir dos veces las 14, faltándole cuatro para cumplir el reto. Hasta el momento ha subido a 26 ochomiles, contando repeticiones y cimas secundarias.
El único que ha ido algo más allá ha sido el coreano Um Hong-Gil, quien después de completar el reto de los 14 en 2003, siendo el noveno en lograrlo, subió al Yalung Kang en 2004 y al Lhotse Shar en 2007. De esta manera, Um, quien además ha subido al Everest en tres ocasiones y al subsidiario Shisha Pangma Central, es con 16, la persona que más ochomiles diferentes ha escalado. El español Alberto Iñurrategi tiene 15, pues aparte de los 14 clásicos ha logrado el Broad peak Central.
El golpe de efecto de la UIAA no hace otra cosa que reconocer una evidencia que es cada vez más admitida: que hay más de 14 ochomiles. Por su morfología claramente independiente, tres de estos montes han aparecido siempre en las diferentes quinielas para conseguir el ascenso de categoría: Broad peak Central, Yalung Kang y Lhotse Shar.
El pasado mes de junio se conoció la última noticia al respecto. Entonces se hizo público el estudio dirigido por el doctor Mi Desheng, del Instituto de Investigaciones de las Regiones Frías y Áridas, de la Academia de las Ciencias de la República Popular China. El geógrafo es uno de los mayores expertos en el conocimiento de las montañas asiáticas y a él se deben los más precisos mapas del Himalaya y el Karakorum hechos hasta la fecha.
El estudio chino ha tardado en concluirse treinta años y determina que el número total de puntos culminantes que superan 8.000 metros, se eleva a 39. De ellos, 17 deben ser considerados cimas principales y el resto secundarias, siempre según dicho informe. Estas montañas han sido recogidas en el Atlas Mundial de las Montañas de Ocho Mil metros, donde se concluye la existencia de tres nuevos ochomiles principales: Annapurna Este, de 8.013 metros; Broad peak Central, 8.011 metros y Shisha Pangma Oeste, 8.008 metros.
Calificación caprichosa
La independencia de una montaña respecto a sus vecinas está determinada por la llamada prominencia. Consiste ésta en la diferencia entre su altura y el collado que la separa de sus vecinas. La determinación de dicha diferencia carece de razones científicas, concluyéndose que es algo caprichoso al comprobar lo variable que resulta según los lugares y las fuentes que la aplican. En Pirineos, por citar un ejemplo cercano, la prominencia entre algunos tresmiles es inferior a los 20 metros.
En el Himalaya se han barajado diferentes alturas para establecer la prominencia, entre ellas 800 metros, el 10% de la mágica cifra de ocho mil. Considerando los actuales 14 ochomiles, se ha determinado por encima de 610 metros, la diferencia de cota entre el Lhotse (8.516 metros) y el collado Sur (7.906 metros) que le separa del Everest; la más pequeña entre todos los actuales ochomiles. Curiosamente, el nombre local de la montaña es Pico del Sur, aludiendo su dependencia y carácter secundario respecto al techo del mundo. La prominencia de los cinco nuevos ochomiles principales está por encima de 60 metros.
Los primeros estudios sobre la prominencia entre las montañas cercanas se realizaron en 1930, cuando el británico John Corbettcalificó las cimas de Escocia, determinando su individualidad la circunstancia de que tuviera un desnivel por todos sus lados de, al menos, 500 pies (152,4 metros). Las razones de esta altura no se explican, de manera que si en las Islas Británicas hubiera estado impuesto el Sistema Métrico Decimal, no cabe duda de que la cifra habría sido diferente. En la actualidad, el sistema utilizado en 1981 por el estadounidense Steve Fry, es el más difundido para definir la prominencia topográfica.
El primer ochomil español
Históricamente, en el Himalaya se han considerado 14 ochomiles principales, si bien no fue hasta los años 80 cuando la cifra se convirtió en dogma. Anteriormente, eran frecuentes las expediciones que ascendían a alguna de aquellas cimas de segundo rango pero que publicitaban como auténticos ochomiles.
Es el caso del considerado primer ochomil español. Conquistado en 1973, justo ahora se cumplen 40 años, por una expedición catalana en la que lograron la cumbre del Annapurna Este Josep Manuel Anglada, Emili Civis y Jordi Pons. La cima mide 8.013 metros y está oficialmente considerada como secundaria, aunque para algunos tiene categoría de ochomil principal.
La cifra se hizo inamovible coincidiendo con la consecución de las 14 cimas por Reinhold Messner. El pope del alpinismo internacional fue el primero que lo hizo. Por razones obvias, el italiano se ha convertido en uno de los máximos defensores de no ampliar este número. Si se confirma la decisión de la UIAA, sus ímprobos esfuerzos, junto con los de todos los que le han seguido, estarán incompletos.
Quienes se sienten felices después de vencer al desafío, van a ver cómo de la noche a la mañana, les queda bastante trabajo. Ya lo anuncia el Himalayan News Service: la catalogación traerá consigo “una nueva era para los alpinistas y nuevos retos para los himalayistas veteranos”. El listón se ha elevado notoriamente y no serán demasiados quienes acepten un reto que tardará bastante en ser superado.
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