- La búsqueda de las razones de la eliminación Madrid no es sencilla
- Con 26 votos, estuvo por debajo de sus intentos en 2012 y 2016
- La elección de Tokyo demuestra que el Olimpismo no quiere austeridad
Por Orfeo Suárez (enviado especial) | Buenos Aires
La búsqueda de las razones por las que Madrid fue eliminada en primera ronda, sin opciones siquiera de estar en la lucha por conseguir los Juegos Olímpicos de 2020, no es una empresa sencilla, dados los inescrutables deseos de los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI).
Pero se trata, sin embargo, de un ejercicio necesario en busca de una explicación para un desenlace tan inesperado. Quizás algunas podían encontrarse en los corrillos posteriores al veredicto, fuera en las aceras del Hotel Hilton, donde se hospedaba el cónclave, o en el cóctel posterior que la delegación de Madrid mantuvo en la derrota, elegantemente, y al que no faltó nadie, incluidos el Príncipe Felipe y Doña Letizia.
Entre los primeros, miembros de la cúpula olímpica, hubo dos comentarios que pueden orientarnos hacia algunas de las razones. Ilustrativo fue el de Nawal el Moutawakil, la marroquí que integra el Comité Ejecutivo, cuando comentó que España tenía problemas más graves en los que gastar su dinero que en el proyecto olímpico. Lo mismo sucedió con el de Richard Pound, ex presidente de la Agencia Mundial Antidopaje, al decir que la respuesta a la pregunta sobre las bolsas de sangre de la ‘operación Puerto’ no fue clara y concluyente. La crisis y el dopaje, en suma. Ya tenemos dos posibles argumentos, ninguno decisivo como para declinar una votación de una forma tan rotunda, pero sí para minarla.
Madrid afrontó el problema de la crisis con el planteamiento de un modelo austero, «adaptado a los nuevos tiempos», que incluso decía proponer al COI para el futuro. La elección de Tokiodemuestra que el Movimiento Olímpico no quiere austeridad, sino riqueza y gigantismo, que en el caso de la candidata nipona son prácticamente sinónimos. De la misma forma, se insistió en que Madrid y España necesitaban los Juegos, cuando lo que le interesa al COI es qué pueden ofrecer los países al Olimpismo, no al revés. La candidatura había sido advertida de ello, pero el mensaje era el resultado de por qué la capital de un país en crisis presentaba una candidatura.
Para criticar a la candidata madrileña en el extranjero, por parte de sus rivales, se había utilizado la expresión ‘low cost’. Los miembros del COI no están acostumbrados a esa vida, todo lo contrario. A Buenos Aires, como a todos los Congresos y a los Juegos, podían acudir con todos los gastos pagados para dos acompañantes.
El bloque europeo
A Madrid tampoco le benefició el bloque europeo, casi en pleno. Por una parte, se trataba de alejar los Juegos del 2020 de Europa y de esa forma, en una economía mejor en la zona Euro, poder presentar candidatas al 2024. Roma puede ser una de ellas. Con tres miembros italianos en el COI, éstos podrían haber movilizado a compañeros en contra de Madrid. Entre algunos miembros de la candidatura española, se cree que hubo una consigna para tumbar a Madrid en la primera votación, puesto que si pasaba el corte podría ser un rival muy duro para Tokio. Dado que sólo tuvo 26 votos y la capital japonesa 42, era alto improbable que ello hubiera sucedido. Tokio arrasó desde el principio.
Con 26 votos, Madrid estuvo por debajo de sus intentos en 2012 y 2016, cuando obtuvo 31 y 32, pero sólo sensiblemente. En una segunda votación se habría puesto en su nivel. Ello quiere decir que no ha crecido, que se mantiene en la misma franja, con apoyos de un tercio escaso de la Asamblea. Esta vez, además, acudía con las mejores calificaciones en los informes técnicos, por lo que el COI debería explicar para qué exige tantas condiciones a las aspirantes, si luego los exámenes apenas tienen vinculación con el resultado.En 2012 y 2016, vencieron Londres y Río de Janeiro, ambas con peores notas que Madrid. La conclusión es que son otras sensibilidades las que apartan a la capital de España de la carrera, con o sin crisis, con o sin dopaje.
Madrid había obtenido el compromiso de voto de unos 50 miembros, aunque los especialistas en el ‘lobby’ olímpico aconsejaban restar entre un 20% y un 25%. La realidad es que hubo que rebajar el 50%, por lo que la delegación se sintió engañada. Le sucedió como a Michelle Obama en Copenhague, cuando después de una semana, como ha estado el Principe Felipe en Buenos Aires, dijo: «Me prometieron 55 votos y me dieron 18». Un veterano miembro bromeaba: «Si todas las promesas fueran votos, habría 500 miembros en la Asamblea».
Del mismo modo, se confiaba en que la presentación sería capital para decantar el voto de los indecisos. Pues bien, todos concluyeron que la mejor fue la de Madrid, con el discurso final, maduro y sereno, del Príncipe. La conclusión, pues, es que el Olimpismo, su ‘establishment’, no quiere a Madrid.
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