A CONTRAPELO El Cap d’Any del honorable.

  • SANTIAGO GONZÁLEZsantiago-gonzalez-bn

Desde que se configuró la España de las Autonomías, los gobernantes de cada una de ellas imitan la costumbre real del discurso de Nochebuena, solo que quizá para no entrar en competencia directa con el Monarca en términos de share, ellos lo hacen en Nochevieja, un poco en plan El pequeño Rey de Otto Soglow. Eso los presidentes autonómicos, pero este año se han sumado al invento los chicos de Podemos con la desfachatez que es marca de la casa. Ya me dirán, con Pablo Iglesias queriendo enseñarle su oficio a un Rey profesional como el de España, regalándole una serie que se titula, vaya por Dios, Juego de Tronos.

Tampoco ha estado mal lo de su número dos, el niño de la beca, que sin serlehendakari, ni siquiera concejal, ha hecho también su discurso de Navidad, a medio camino entre el pequeño Rey y el pequeño Nicolás.

«El camino extraordinario que ha recorrido el país en este último año, cuando el proyecto nacional y el proyecto social se han dado la mano y caminan juntos en la voluntad y la ilusión de hacer de Cataluña un gran país», ha dicho impávido el representante ordinario del Estado en la comunidad autónoma de Cataluña. El proyecto nacional y el proyecto social caminando de la mano. O sea, la CUP, que nos hará saber el domingo si van a permitir la investidura de Artur Mas o no.

Dos días antes de su discurso de Cap d’Any, el presidente de la Generalidad inauguró una cárcel en un gesto institucional que había tenido un justo precedente en 2008, cuando el entonces consejero de Interior de la Comunidad de Madrid,Francisco Granados, inauguró la cárcel de Estremera, que lo iba a acoger en calidad de interno siete años más tarde. Jaume Matas había hecho lo propio en 1999 con la cárcel de Segovia en la que quince años después fue internado por elcaso Palma Arena.

El único honorable lo fue en periodo preautonómico, Josep Tarradellas, y ya dejó advertido lo que venía con el presidente inaugural de la autonomía catalana, aunque se quedó corto, la naturaleza siempre desborda al arte cuando se pone. En 1985 declaro en El País a José Antich, antes de que este supiera que iba a ser director de La Vanguardia: «Pujol debería dimitir por lo de Banca Catalana; es un dictador que dejará un lastre muy grande».

Recordarán que el honorable Mas exculpó al honorable Pujol en julio de 2014, diciendo que se trataba de un asunto personal y familiar. Los negocios de la famiglia siempre suelen serlo en la escala de valores de Vito Corleone. Sólo el dinero era público, al parecer. No había herencia de l’aviFlorenci, dice el juez, aunque ya lo había dicho antes Maria Pujol Soley. La primera noticia la tuvo por su hermano, tres horas antes de aquella declaración del día de Santiago. Tampoco es probable que podamos comprobar en un futuro más o menos cercano los legítimos orígenes de los 2,3 millones de euros que Arturo Mas Barnet tenía en Suiza y Liechtenstein. Mas no es un intelectual puro y probablemente pensó que la coartada del jefe tendría que ser buena también para el hereu. Otro reto para la CUP: ¿Retrocederán ante la posibilidad de investir a un hombre de perfil oscuro, o ya puestos, qué coño, a tomar partido hasta mancharse, que habría dicho Gabriel Celaya?

Es de lamentar que el cabeza de la lista que Esquerra presentó al Congreso de los Diputados no hubiera encabezado la autonómica en el lugar de Raül Romeva, con el fin de que la CUP ofreciera al frente independentista la posibilidad de investir como presidente de la Generalidad, president de Catalunya, como dijo impropiamente Mas en su discurso, a un hombre llamado Gabriel Rufián. Primero Pujol, luego Mas y por fin, el honorable Rufián, la onomástica rindiendo un sobrio homenaje poético al estado de las cosas en Cataluña.

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