«32 kilos», la exposición más impactante contra la anorexia.

’32 kilos’, la exposición más impactante contra la anorexia
La alemana Ivonne Thein retrata la enfermedad a través de más de una treintena de impactantes fotografíasVea todas las fotografías de la exposición ‘Thirty-Two Kilos’

14506917654386Las fotografías de Ivonne Thein no tienen rostro, tienen voz. Son fotografías, crítica y delicadeza. Son las impresiones de una realidad humana que desgasta y entristece. Y son también las impresiones de una sociedad que enmarca a la belleza física de la mujer entre líneas de total intolerancia. Ivonne tiene 36 inviernos diagramados en la piel y entre los ojos guarda los recuerdos de un país que la ha visto crecer: Alemania. Su sensibilidad artística es capaz de mover las fibras más sensibles del ser, y su obra 32 Kilos ha sentado una voz de protesta en cuanto a los modos de vida de las personas que se tejen el corazón a la industria de la moda.»En mi opinión, la anorexia es una enfermedad mental y no un estilo de vida. Creo que hay diferentes razones por las que una mujer se vuelve anoréxica, pero es indudable que una de esas razones tiene que ver con la fotografía de moda y la publicidad, con la creciente aceptación de la imagen corporal», dice Thein, una aceptación que guarda relación directa con el peso de quien pretende aparecer en un anuncio, en las páginas de una revista, en cualquier idea que se publique. Retoque digital para destapar la mentira.
32 Kilos es una serie de 14 fotografías donde la autora eligió ciertas características específicas para demostrar que «las imágenes no siempre están diciendo la verdad». Capturó la esencia de algunas mujeres delgadas y luego manipuló digitalmente los retratos hasta que sus protagonistas lucieran esqueléticas.»Trabajé con amigas que son delgadas pero no anoréxicas. Definí la estética, el estilo. Fue un proceso creativo en el que tardé varios meses mientras encajaba todo los elementos de las imágenes -y precisa- sabemos que es posible manipular las fotografías y aún así creemos en su verdad. Me gusta la idea de que el espectador dude sobre si es real o no». 32 kilos de piel y hueso, de una estética y una fuerza en lo que se quería contar. 32 kilos de mujer, de una enfermedad que va cobrando la vida de muchas almas. Y 32 kilos de un ideal que llamó la atención de la fotógrafa y la llevó a introducir su concepto en un trabajo que más que estar en contra de la anorexia, está en contra de una tendencia que vio la luz a mediados de los años 90 en Estados Unidos: «El fondo de mi obra artística no es la anorexia, es el movimiento Pro-Ana, un movimiento que glorifica la anorexia nerviosa a un estilo de vida positivo».Contra el movimiento Pro-Ana

14508744967276IVONNE THEIN / VEGAP
Un término: Pro-Ana. La conjunción de los prefijos pro, que significa «a favor de», y ana, que hace referencia al término anorexia. Pro-Ana, un término con el que se identifican las personas enfermas de anorexia y que se consideran así mismas como una subcultura. Un trastorno alimentario convertido en filosofía de vida y usado para incitar a la extrema delgadez sin importar costos y consecuencias. A Ivonne el fenómeno la estremeció: «Cuando leí sobre esta tendencia entré en shock. Pero también se hizo interesante para mí como artista averiguar qué hacen las mujeres jóvenes con sus cuerpos para servir de modelos, en fotografías que (también) se pueden manipular en formato digital. Así que quise trabajar sobre ese tema y sobre el papel de la fotografía en ese contexto. Elegí el mismo lenguaje visual que usan los fotógrafos de moda, por un lado para irritar al espectador, por el otro para demostrar que hay una pequeña frontera entre un cuerpo delgado y un cuerpo anoréxico». El cuerpo como títtere

14507763067718IVONNE THEIN / VEGAP
Lo que Ivonne Thein pretendía con este trabajo era demostrar que los ideales con los que ciertas mujeres se identifican no son reales o están basados en una realidad virtual, hechos con pinceles digitales que pretenden acercar lo humano a la perfección porque la industria de la moda no influye solo en la ropa que «hay que usar», también influye en términos de qué rostros o cuerpos son más atractivos desde un punto de vista comercial. Y a esta consigna se suma un concepto que unido a la negación de los rostros, obliga al espectador a fijarse en el tema que ella quería exaltar: el cuerpo como títere de una sociedad superficial.»La fragilidad de las modelos causa una sensación de inquietud. Las poses en las que aparecen haciendo equilibrio sobre los cuatro los miembros, donde los huesos y las articulaciones sobresalen notablemente, se asemejan a una contorsión de dolor más que a figurines de moda». Así aprecia el público la exposición, así la aprecia Heide Häusler, por ejemplo.

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