Luis BONETE PIQUERAS 12-2015
Poco tiempo después de comenzar a trabajar en La Tribuna de Albacete, alguien me dijo en una ocasión: “Luis, no te quepa duda que el debate más importante del año es el que se produce a la hora de estudiar la aprobación o no, del presupuesto municipal”. Tomé cumplida nota y esperé, paciente, la llegada de esa controversia.
Hay que decir en honor a la verdad que eran otros tiempos. La Corporación estaba presidida por Antonio Callado (con mayoría absoluta del PSOE) y, conforme se mira al público a la derecha (en el salón de sesiones del entonces edificio consistorial en el pasaje Coronel Arteaga) se situaba una Izquierda Unida beligerante, combatiente…, especialista en incordiar de forma dura y contundente al presidente Callado.
Del Campo, Clemente, Valmorisco y Cuenca afilaban el “cuchillo” una vez más. Faltaban minutos para el comienzo del debate de presupuestos. En la silla de Miguel Cuenca, más bien en las rodillas, a parte de varios folios y papeles se adivinaba un dossier grueso, anillado, con tapas, perfectamente visible su título: “IZQUIERDA UNIDA. PRESUPUESTOS MUNICIPALES”.
Era ya media tarde y tras las explicaciones del concejal socialista de Hacienda y las enmiendas que realizaban los concejales centristas y de la derecha almanseña…, entraba en acción el ardoroso concejal “Cuenca”. Levantaba el dossier y presentaba lo que IU creía que debían de ser unos presupuestos municipales desde su óptica. Daba comienzo, en serio, un debate duro, agrio, complicado…, a veces tan intrincado, que en más de una ocasión llegaba la medianoche y la sesión se debía de finalizar por aquello de la “unidad de acto” que determina el ROM; una porfía en la que desde IU se defendía con uñas y dientes, con casta y convicción unas cuentas, las suyas, que pensaban mejorarían la vida de los almanseños.
Efectivamente, Izquierda Unida ponía en valor esa sesión (con su entrega a la vida pública, con su estudio y trabajo previo) y situaba en el lugar donde merece estar, el debate de los Presupuestos Municipales, el más relevante de los que puede celebrar una entidad local.
¿Qué queda de todo aquello?. No queda nada. Ya nada es igual. Parece que los políticos, la actual oposición, con el paso del tiempo y los buenos sueldos han perdido, si alguna vez lo tuvieron, el verbo y consideran, uno más el Pleno presupuestario. Apenas una tímida controversia, más bien parece ahora el debate de presupuestos una mesa redonda de amigos en la que solamente falta el café, las pastas y un chupito para que todos pasen un mejor rato.
No hay nivel en la actual oposición. Lo digo meridianamente claro. No hay altura política. No se hace un estudio serio, concienzudo, no se preparan los deberes. La oposición entra en los temas de “puntillas”; no hay profundidad, nadie toca molla, ni PSOE ni IU-LV. A la oposición le vale, se justifica soltando latiguillos harto conocidos y manidos como que “no son cuentas sociables”, “ no se apoya a la juventud”, “no son inversores”…, etc., y con eso intentan convencer y justificar su voto en contra.
¿Quién piensa que se pueden ventilar más de 22 millones de euros en menos de dos horas?. La excusa de que “me los han dado tarde” ya no cuela. “No los he podido estudiar a fondo”, no es asumible. Pareciera más que el hecho de que se sitúe enfrente una mayoría absoluta hace que la oposición almanseña entre al salón de Plenos derrotada, resignada a su suerte.
¿Dónde están los presupuestos que la oposición presentaría para su aprobación?. Los actuales concejales de IU-LV no saben lo que hacían sus predecesores y claro, ni se les ocurre presentar unas cuentas alternativas, ¿y el PSOE?, ídem de ídem. Ni una sola alternativa, ninguna; y así año tras año, debate tras debate. Es una pena pero la calidad en la discusión presupuestaria (no sé en otros lugares), en Almansa ha desaparecido. Las cuentas pasan desapercibidas, y de ello tiene una gran culpa, casi toda, los grupos políticos de la oposición que tratan de salvar la cara propia a través de unos mensajes vacíos, que se fijan más en lo banal o lo sin sustancia, que en lo que no es, ni por asomo, verdaderamente importante.
Una oposición como Dios manda, no solamente diría “esto no me gusta”, sino que a continuación mostraría formas y modos de hacer distintas las cosas. “Esto no me gusta, y por lo tanto, en vez de eso, yo haría esto”. Ese talante, a estas alturas, en estos momentos, parece más ciencia ficción que política de verdad. No hay disposición para entrar, en serio, en un examen profundo del proyecto de cuentas que presenta para su aprobación el equipo de Gobierno. Y ello conlleva a que el “usos y costumbres” impere en la discusión, se despachen un par de turnos de intervenciones y…, a casita que es tarde y el estómago ya me ruge.
Ninguna persona que asista hoy a un debate presupuestario va a quedar impresionado. Lo digo para evitar que se hagan ilusiones. Es imposible salir celebrando, feliz de haber asistido; y lo peor de todo es que a este mal no se le ve remedio ni a corto ni medio plazo. El equipo de Gobierno de turno cumple la misión encomendada que no es otra que la de gobernar, no se le puede pedir más (bueno sí, que lo haga mejor). Ahora bien, la oposición ¿qué hace la oposición del PSOE e IU-LV a parte de poner cara de cordero degollado, o pedir perdón por existir?.
Hay que trabajar más señores de la oposición, mucho más. Yo sé que fastidia y es duro examinar unas cuentas tan intrincadas en cuatro días…, pero es lo que hay, nadie les obligó a sentarse donde lo están, ustedes se presentaron voluntarios.
Si se tuviera esa precaución y ese afán de trabajo, no se haría el ridículo compareciendo 12 días después de la aprobación del presupuesto 2016 anunciando que en los mismos figura un aumento de sueldo a dos concejales: ¿porqué PSOE e IU-LV no pidieron explicaciones en el Pleno, y sí (el PSOE) una decena larga de días después?. Yo creo que porque ni los leyeron en su momento, y es ahora a toro pasado que se dan cuenta y tratan de disimular asegurando que los sueldos se “han aprobado por la puerta de atrás”. ¿Dónde si no en un Pleno se aprueban esas decisiones?. Este es, y no otro, el descolorido nivel de oposición política al que se enfrenta el Partido Popular en el presente mandato.
Núñez y sus chicos deben de estar frotándose las manos.
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