Iñaki Urdangarin da por hecho que entrará en prisión tras el juicio por el caso Nóos

El marido de la Infanta Cristina es consciente de la gravedad de los delitos que le imputan por el caso Nóos. La fiscalía le pide 19,5 años de cárcel. La hija del Rey emérito ya planea cómo visitar a Iñaki en la cárcel.

La Infanta Cristina, en la última fila del banquillo

  • SILVIA TAULÉS
  • @silviataules

480Hace ya un tiempo que se mentalizó de que era el principio del fin, de que su entrada en la cárcel era más que probable. «Y desde entonces está en tratamiento psiquiátrico, porque necesita antidepresivos». Lo dice una persona del círculo íntimo de los ex duques de Palma, alguien que cuenta cómo la pareja se enfrenta a los que serán los días más duros de su vida. Este lunes deberán sentarse en el banquillo para encarar un juicio del que Iñaki Urdangarin (47) podría salir con una dura condena. El fiscal reclama 19,5 años de prisión para el marido de la Infanta Cristina (50), es casi imposible que salga de rositas. «Ni siquiera un pacto podría salvarle, porque para llegar a un acuerdo debería admitir cierta culpa e ingresar en prisión«, explican fuentes cercanas al caso Nóos.

Ese encarcelamiento conllevaría numerosos problemas logísticos para la familia. Una imagen de la hermana del Rey Felipe VI entrando en prisión para visitar a su marido valdría un potosí, y de eso son todos conscientes. «Hombre, ellos lo saben y ya estudian cómo tendrán que ser las visitas, piensa que Cristina sigue siendo hija y hermana de reyes, así que seguramente visitará a su marido sin que nos enteremos», dice la misma fuente.

La condena no dejará de ser un paso más en el tortuoso camino de Urdangarin desde hace unos años. El matrimonio y sus cuatro hijos viven en Ginebra desde agosto de 2013 en una suerte de exilio que ya se antoja eterno. Pese a que se ha informado en numerosas ocasiones que la familia pretende volver a España, nada parecido entra en sus planes. «Se quedan en Suiza, allí está su vida y allí viven más tranquilos, la vida en Barcelona era insostenible, no vuelven ni locos», comenta el amigo del matrimonio.

Iñaki el intocable

El calvario de los Urdangarin de Borbón empezó incluso antes de que Iñaki fuera imputado en diciembre de 2011. La Casa Real, alertada por el extraño funcionamiento de la empresa que presidía el ex deportista, le exigió que abandonara sus tareas y en 2009 se marchaba a Washington con un cargo de alto directivo de Telefónica. El Instituto Nóos quedaba para la historia. Pero enterrar sus actividades no fue suficiente.

Porque los periodistas Esteban Urreiztieta y Eduardo Inda le siguieron el rastro y en 2006 publicaban en EL MUNDO varios artículos que vinculaban a Urdangarin con actividades dudosas. Hacían referencia al pago de 1,2 millones de euros por parte del gobierno de Jaume Matas al Instituto Nóos. La información lograba que el partido socialista de las Islas Baleares llevara el caso al parlamento. A partir de ese momento, la pelota se fue haciendo más grande hasta llegar al punto en el que nos encontramos hoy. Una situación ante la que Urdangarin ya se ha mentalizado. Aunque al principio pensara que era intocable.

Con esa actitud es con la que encaró su situación judicial en los primeros momentos. Incluso llegó a enfrentarse al Rey emérito y al actual Rey cuando le pidieron que dejara sus negocios. Una vez imputado, Urdangarin y su familia siguieron llevando una vida de lujo que levantó airadas críticas. En 2011, pocos días después de haber sido acusado por el juez, el matrimonio celebraba la Nochevieja en Aspen. El entonces jefe de la Casa, Rafael Spottorno, llegó a viajar hasta Estados Unidos -como recuerdan Urreiztieta e Inda en su libro Urdangarin,Un conseguidor en la corte del rey Juan Carlos (La Esfera de los libros)- para llamar la atención a la Infanta. Pero ella nunca bajó la cabeza; es más, les plantó cara.

Es su carácter, es como la definen sus amigos. «Cristina es una tía legal y muy fiel a los suyos, es muy potente y tiene las cosas muy claras», comenta a LOC una amiga barcelonesa de la hermana del Rey. «Si tiene que decir algo lo dice educadamente, y si algo le parece injusto, lo hace saber también. No me extrañó nada que tuviera un rifirrafe con su hermano cuando le retiraron el ducado de Palma».

Esta amiga se refiere al pasado mes de junio, cuando la Casa Real emitió un comunicado en el que informaba de que el Rey Felipe VI retiraba el título de duquesa de Palma a Cristina de Borbón. A través de su bufete de abogados la Infanta aseguraba que era una decisión que había tomado ella antes. Un sinsentido que llenó páginas y páginas y confirmó la mala relación entre los hermanos. Un gesto que se convirtió en el más agresivo que la Casa Real ha tenido con la Infanta. Pero no el único. Ana Romero escribía este domingo en El Español que el Rey ha retirado también el pasaporte diplomático a su hermana. Mantiene los tres escoltas que tiene asignados desde hace años y poco más.

El declive comenzó en diciembre de 2011 cuando el portavoz de la Casa, el citado Spottorno, confirmaba que Urdangarin quedaba apartado de las actividades oficiales por su comportamiento «no ejemplar». A partir de aquel momento, Cristina recibió enormes presiones para que se separara de su marido. «Con lo tozuda que es, basta que le dijeran que dejara a Iñaki para que se uniera más a él.Porque te digo una cosa: si he visto alguna vez a una mujer enamorada es a Cristina de Iñaki», comenta la misma amiga.

Vive de Cristina

Ni siquiera las supuestas infidelidades que el ex duque cometió sirvieron para que Cristina se repensara su relación. De puertas afuera, la publicación de algunos correos electrónicos que Urdangarin se cruzó con su supuesta amante (LOC tuvo acceso a ellos y publicó algún fragmento) no hicieron mella en la pareja. De puertas adentro la cosa fue distinta. La Infanta supo de las infidelidades pocos días antes de que se publicaran en la prensa, lo que provocó cierto resquemor en la relación. Es más, Urdangarin no trabaja desde hace años y depende económicamente de su mujer, algo que ella ha usado para ‘castigarle’.

«Es lo mínimo que se merece», dice esta amiga, confirmando así la mala relación que el círculo de la infanta tiene ahora con su marido. «No lo tragan», comenta una persona conocedora de alguna de ellas. «Creen que es todo engaño». Es ese carácter dicharachero y campechano que le llevó a una supuesta infidelidad el que enamoró a la infanta y a sus amigos.

El de la pareja fue un flechazo en toda regla. Cristina se fijó en el capitán de la selección de balonmano cuando el equipo fue a saludarla en Atlanta tras ganar el bronce en los Juegos Olímpicos. Semanas más tarde ambos coincidían en una cena organizada en El Pou, el restaurante que Urdangarin tenía con algunos amigos en Barcelona. Fue la Infanta quien pidió el teléfono de Iñaki a un amigo en común.

«Lo primero que hizo al recibir la llamada de la Infanta fue llamar a sus amigos para contarles lo que había pasado», recuerda una persona de su círculo, «se enamoró enseguida de ella, por su carácter pero también por todo lo que suponía salir con una Infanta». Por aquel entonces, no hay que olvidarlo, Urdangarin tenía novia, Carme Camí, una joven de Puigcerdà con la que vivía en Barcelona. Camí, que ha pasado página de aquel capítulo, supo que su novio tenía otra novia por el telediario. «Así es Txiki y así ha sido toda la vida», dice la misma fuente, «siempre ha mirado por sí mismo, su ambición y sus intereses, siempre por encima de los demás».

El noviazgo de Cristina e Iñaki fue corto. Lograron pasar desapercibidos porque se escondían en Viladrau, donde la familia Urdangarin se compró una casa en los años en los que vivieron en Cataluña, donde el padre estaba destinado como alto directivo de Fuchs. Ese fue su refugio. Como lo fue también la casa que uno de los amigos de Carme, Jaime Reguant, tiene en Ger y prestaba a la pareja. «Jaime sigue siendo uno de los grandes amigos de Txiki, claro, porque los hay que han preferido estar cerca de Iñaki por su condición de miembro de la Casa Real que con los amigos de verdad, y ese es uno de los motivos por los que perdió el mundo de vista».

Este es el principal argumento que usan sus amigos para defenderle. Los pocos que le quedan. Dicen que se vio viviendo en una burbuja. Que pasó de ser un estudiante de Empresariales al que le costaba aprobar a ser un licenciado con máster en Esade, prestigiosa escuela de negocios. Un lugar en el que comenzó su ruina. Allí le presentaron a Diego Torres. Ambos están ahora imputados en el Caso Nóos.

Íntimos amigos durante años, declarados enemigos desde que estallara el caso,se sentarán lado a lado en el banquillo de los acusados este lunes. Diego Torres se ha convertido en su bestia negra. Cuando Torres se dio cuenta de que nada podía hacer para evitar su hundimiento, decidió llevarse consigo a Urdangarin. Perdió el trabajo y tuvo que cambiar su vida entera. Sus hijos se mudaron de colegio, su casa está embargadísima, su mujer, Ana María Tejeiro, fue imputada desde el primer momento… Y Torres decidió que si moría, no lo haría solo. Su abogado uno de los más afamados letrados penales de Barcelona y España, ha sido el responsable de la publicación de algunos de los mails que han minado la poca credibilidad que le quedaba a Urdangarin, quien firmaba como «duque EmPalmado».

Ahora, Diego Torres se presenta al juicio con un libro bajo el brazo y más sosiego que hace unos meses. Llegó a obsesionarse con el caso, a pasar horas y horas delante del ordenador estudiando al detalle todo lo relacionado con Iñaki Urdangarin. Y así lo contaba en un encuentro con quien esto escribe en una de las pocas entrevistas que el socio del ex duque ha dado a la prensa. Durante más de ocho horas de conversación, Torres contó su visión del caso y lo único que se desprende de las palabras de Torres es una total exculpación Urdanganrin. Porque no hay que olvidar que si uno es inocente, lo son todos.

Aunque casi no hay lugar para sus esperanzas. Iñaki y Cristina se sentarán en el banquillo de los acusados este lunes 11 en un gesto inédito en la historia de España. Hija de Rey y hermana de Rey juzgada en uno de los mayores casos de corrupción que se recuerdan. Inaudito. Será en Palma de Mallorca, y nadie puede afirmar a este diario dónde se alojarán los ex duques. Está claro que en Marivent no podrán hacerlo, y en Barcelona será complicado pasar desapercibido, como ellos pretenden.

En junio vendieron el chalé de Pedralbes en el que vivieron durante años, el mal llamado palacete que les costó casi 10 millones de euros -entre la compra y las reformas- y se convirtió en su pesadilla. Apremiados por la falta de dinero, tuvieron que venderlo muy por debajo de su valor. Ahora, cuando la Infanta vuelve a Barcelona por motivos laborales se hospeda en el aparthotel AC Marriot, en la calle Bertrán y Rozpide. Pero desde hace unas semanas hay periodistas apostados a sus puertas permanentemente, algo que solivianta a la ex duquesa.

Sin casa para dormir

Otra opción sería dormir en casa de la hermana mayor de Iñaki, Ana, que posee una casa bastante grande en el barrio del Putxet. Allí pasa largas temporadasClaire Lieabert, la madre de Urdangarin. Así que Iñaki podría aprovechar para estar con su familia, uno de los pocos apoyos que le quedan. Con todo, la presencia de la pareja podría entorpecer la vida diaria, tranquila y «muy normal», que mantienen los Gui Urdangarin.

Hay que tener en cuenta que el juicio por el Caso Nóos empieza el lunes pero seguirá durante meses. Estos primeros días servirán para que cada abogado presente sus alegaciones. Se espera que los responsables de la defensa de la Infanta pidan que no sea juzgada siguiendo la doctrina Botín (por la que se desestima la acusación si solo la pide la acusación popular y no la fiscalía, como es el caso).

Deberán declarar 18 acusados y tienen tiempo hasta el 30 de junio. Así que la comparecencia de Iñaki Urdangarin podría retrasarse hasta mayo. Y la sentencia podría dictarse dentro de un año, decisión que con toda seguridad apelará alguno de los múltiples abogados que participan en este macrojuicio. No será extraño, pues, encontrarse de nuevo a Iñaki y Cristina paseando por las calles del centro de Ginebra. No les queda más remedio que apurar sus días juntos.

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