El proyecto de desarrollo y promoción del Pantano de Almansa denominado Agua Viva, deriva del incremento de las posibilidades que la utilización del Pantano y su entorno (dentro de aspectos de ocio, lúdicos y deportivos) posee finalizadas las obras de rehabilitación y adecuación de la veterana instalación hidráulica almanseña.
Me declaro “fan” incondicional del proyecto Agua Viva. A tiro de piedra de nuestra casa, se puede disfrutar, palpar, usar y hacer propia, la mayor actuación medioambiental realizada en la historia de Almansa, que ha transformado el Pantano, de un charco infecto maloliente, pleno de aterramientos y cementerio anual de la fauna piscícola, en un polo de atracción turística que, si se gestiona de forma acertada, logrará sin duda alguna, que muchas de las personas que ahora nos visitan, lo puedan hacer en el futuro a la llamada de un entorno natural perfectamente rehabilitado como no hay otro por los alrededores.
Más de dos millones de euros europeos “enterrados” en el Pantano, han cambiado por completo la cara de un entorno antaño triste, abandonado, inseguro y pasto del olvido. El sueño de algunos (un paraje natural sostenible y disfrutable) se ha convertido en realidad gracias al trabajo duro, contra viento y marea de mi amigo Pascual Blanco; le duela a quien le duela.
Blanco, y el equipo de Gobierno que lo sustentó, pasarán a la historia como los artífices de convertir un erial, en un hermoso lugar donde uno, verdaderamente, se siente más cerca de la “pachamama”.
Me importa un ardite quien o quienes, en su día, se opusieron a Agua Viva con estúpidos argumentos; sí me importa que nazca, al albur de esta hermosa realidad ambiental, una conciencia decidida a cuidar un entorno esplendoroso a transmitir a nuestros sucesores.
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