Javier MACIA. Copyright-2016
Bien, definitivamente Cataluña tiene presidente. El paso a un lado de Arturo, es un acto comprometido con el Nacionalismo, aunque por las ultimas declaraciones del recién nombrado Puigdemont, mas bien parece un tiro por la culata, de Mas, evidentemente. Dice el hasta ahora presidente de los municipios independentistas, que no alberga en su corazón intención alguna de unilateralidad en las proclamas separatistas, y digo yo que o con el nuevo cargo se le ha marchitado la fiebre secesionista o la realidad escondida, esa que trata de presiones políticas y realidades económicas poco menos que devastadoras, le exigen demarrar hacia la cordura en contra de los términos pro-catalanistas que hasta antes de las elecciones se venia escuchando.
Así con eso, incertidumbre, en mi opinión, es la palabra que mas se ajusta al devenir del asunto territorial español, y quienes seguimos creyendo que España debe ser, una, y en la medida de lo posible grande, y con mas necesidad de la que nos creemos, libre, observamos con cierta animadversión, que el futuro no solo es incierto por el tema catalán, sino por que la misma situación se vislumbra en los órganos de representación soberana. Estos políticos nacionales se aferran a sus poltronas como perros a los huesos de una res moribunda en claro proceso de descomposición. Cuales mercaderes con licencia – la que otorgan los votos – hacen de la pseudo democracia que nos ampara, el mas cruel y caro de los sistemas de gobierno que una nación puede otorgarse.
Sánchez esta feliz, y mas feliz se encuentra Patxi. Rajoy duda, es incrédulo de puertas hacia fuera, en su interior sabe que si quiere formar gobierno, debe ceder la presidencia del Congreso. Rivera ha llegado al hemiciclo y aunque no lo parece, denota demasiado veletismo, y el amigo Iglesias, mientras patalea cual niño arrestado sin merienda, se frota las manos entre bambalinas esperando la descomposición del PSOE para asumir las riendas de la neo-izquierda española.
Esta no es la España que me gusta, esta España ya no es España, y lo mas triste es que estamos consiguiendo que nuestros hijos renieguen de ella, no luchen por ella y la dejen fenecer a manos de ineptos administradores de gobierno. Esta situación se asemeja mucho, demasiado, a las vicisitudes que nos llevaron en el siglo pasado al enfrentamiento fratricida, y eso reafirma mi convicción de que la historia se repite ciclicamente. Tan solo si no sufrimos las mismas consecuencias, podremos decir que España ha madurado, ha crecido y envejecido, eso si al precio siempre caro de perder la identidad histórica y dejar de ser España.
1 comentario
Autor
Bienvenido querido compañero blogger.