A diferencia del presidente, el partido sí cree que los últimos escándalos merman su aspiración de gobernar
Rajoy cree que el ‘caso Ritaleaks’ no merma «en nada» su posición en los pactos de gobierno
El PP está desalentado. No entiende el plan de un Rajoy acorralado por la corrupción y ante el sudoku de los pactos, y no le comprende cuando afirma que los últimos escándalos no merman su aspiración de gobernar.
Al convencimiento imperante en el PP de que ya no hay margen para pensar en una investidura de su candidato se suma ahora el temor a la onda expansiva de los últimos escándalos, especialmente el del PP de Valencia. Los populares viven en la «desolación», a años luz de la sorprendente seguridad que intentó trasladar ayer su líder cuando, tras escuchar duros reproches en boca de Albert Rivera por su insuficiente respuesta contra el pillaje en las filas del PP, mantuvo su convencimiento de que estos escándalos no merman «en ninguna medida» sus posibilidades a la hora de negociar un acuerdo de gobernabilidad con él al frente.
Rajoy se aferra a la bandera de las medidas de regeneración y limpieza democrática adoptadas bajo su mandato, al endurecimiento de sanciones para los corruptos y a los actos de contrición hechos en público por él mismo y por los miembros de su equipo. Pero en las filas populares saben que con eso no basta ante el goteo incesante de casos -los últimos, que salpican de lleno a la ex alcaldesa de Valencia y peso pesado del PP, Rita Barberá, y al PP de Madrid-.
«Al principio albergábamos un cierto optimismo que subía o bajaba según el día, hoy sólo deseamos que este proceso acabe de una vez», reconoce un miembro de la dirección para el que ya la mejor de las opciones sería una nueva convocatoria electoral.
Si confiaban en que una reacción de la máxima contundencia ante el caso de corrupción en Valencia expiara las sospechas que se ciernen sobre todo el partido, ayer, a la vista de la respuesta de Rajoy vieron hundidas sus esperanzas.
El propio presidente en funciones hubo de soportar ayer los duros argumentos del líder de Ciudadanos, la formación que ideológicamente le resulta más cercana, la única que hoy por hoy le deja una «puerta abierta», y con la que, llegado el caso, podría contar en un proyecto de gobernabilidad.
Rivera le planteó como condición sine qua non para cualquier acuerdo la firma de un gran pacto contra la corrupción y la transparencia porque, en su opinión, «los españoles ya no confían» en el Partido Popular
Y Rajoy, que ya barruntaba que una demanda así sería ineludible, incluyó este punto en la propuesta de acuerdo que ayer entregó y explicó a Rivera y que, en paralelo, remitió al líder del PSOE y candidato propuesto por el Rey para la investidura, Pedro Sánchez, con el que hoy mantendrá un encuentro que todo el mundo vaticina tormentoso.
Cinco pactos de Estado
El documento del PP, de 18 páginas, recoge cinco pactos de Estado que dibujan un giro en la política económica y social que el Gobierno de Rajoy practicó en la pasada legislatura. La guía básica se mantendría pero aderezada con nuevos planteamientos y proyectos dirigidos a humanizarla.
Así por ejemplo, en el primer apartado dedicado a la economía se apunta la necesidad de acordar fórmulas para que la creación de empleo «sea cada vez más inclusiva, de mayor calidad y con mejores retribuciones» favoreciendo la contratación indefinida, evitando el «abuso» de la temporalidad e impulsando la conciliación.
También se hace referencia a la posibilidad de relajar el objetivo de déficit para sortear una nueva etapa de recortes y sacrificios. No se llega a la disposición nítida de PSOE y Ciudadanos de negociar desde ya con Bruselas un aplazamiento en el cumplimiento de los compromisos, porque el PP sigue defendiendo a ultranza la senda de la estabilidad presupuestaria, pero sí se deja abierta la vía de «hacer uso de la flexibilidad que permite la normativa europea».
El segundo pacto incluye una propuesta de reforma fiscal que «exija más a quien más tiene», y de la financiación autonómica, con el objetivo de asegurar una cartera de servicios esenciales a todos los ciudadanos, vivan donde vivan, y una dotación presupuestaria suficiente para los servicios públicos.
Este paquete engancha con el siguiente que habla del compromiso de garantizar unas pensiones sostenibles que aseguren «la capacidad adquisitiva de sus beneficiarios» al mismo tiempo que se «pone el foco» en el apoyo a las personas en mayor situación de vulnerabilidad, lo que incluiría la creación de un fondo para atender la pobreza energética. El documento contempla además un pacto por la educación y un acuerdo sobre la ciencia con garantía de estabilidad presupuestaria.
Finalmente, el último pacto recogido en el documento apuesta por el fortalecimiento institucional y en él se apuesta por un compromiso en defensa de la unidad de España y la soberanía de su pueblo; otro por las libertades y contra el terrorismo y uno más «por la calidad de la democracia, la buena gestión en el sector público y la transparencia y la ejemplaridad».
En este apartado, Rajoy plantea «reforzar la prevención y la sanción de las conductas contrarias al interés general y a la ética pública», «agilizar la respuesta penal frente a los casos de corrupción», «adecuar el régimen de los aforamientos» y emprender una reforma del régimen electoral empezando por el ámbito local, el más cercano a los ciudadanos.
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