Toni Nadal: «A Rafael no le consiento ni una»

480El tío Toni ya no se fía. Harto de las críticas, los rumores infundados y las medias verdades, dice haber optado por ignorar lo que se publica sobre su sobrino. De primeras nos recibe con ciertas reservas, pasando bolas desde el fondo de la pista porque teme que, si sube a la red, las periodistas -nosotras- intentaremos meterle un ‘passing shot’. Tras un intenso ‘peloteo’, Nadal -el tío- suelta el brazo. Toni ya no es el que era cuando comenzó a entrenar a aquel niño de cuatro años que apuntaba maneras, pero conserva intacta su fe en los valores sobre los que construyó a un fuera de serie del tenis mundial.

 ¿No le resulta agotador ejercer siempre el doble papel de tío-entrenador? ¿Le da descanso a alguno de estos roles de vez en cuando?

Cuando empezamos a viajar Rafael era muy pequeño y mi responsabilidad iba más allá del tenis pero según fue creciendo, nuestra relación familiar pasó a un segundo plano.
Siempre ha estado muy encima de él. ¿Es cierto que en sus comienzos le riñó por irse de mariscada con unos amigos?
Sí. Fue durante un torneo en San Juan de Luz (Francia). Rafael tenía 16 años y se fue a cenar con un amigo mío. Al día siguiente me contó que habían ido a una marisquería y le respondí que no tenía edad de eso, que lo más apropiado hubiera sido tomarse una hamburguesa. Por aquel entonces, ya había firmado contratos bastante jugosos con varias marcas deportivas y podía permitírselo. A mí me preocupaba que la fama y el dinero le trastocaran su carrera por eso intentaba que siempre actuara como un chico normal.
Es padre de tres hijos. ¿Tienen celos de su primo? ¿Cómo lleva el estar lejos de casa tanto tiempo?
Todo lo contrario. Mis hijos están encantados con su primo. Gracias a él han tenido la oportunidad de ir al US Open, Australia y Wimbledon, entre otros torneos. Es cierto que, al principio, viajaba mucho pero ahora me turno con Francis Roig y sólo estoy fuera de casa 180 días. Ha habido años en los que he pasado más tiempo fuera. Lo más importante es que tengo la suerte de hacer lo que me gusta.
¿Qué piensa que ha sido clave en el crecimiento de Rafa?
Como entrenador considero más importante forjar el carácter que perfeccionar la técnica. Creo que las personas que destacan en la vida son las que perseveran. Y eso fue precisamente lo que intenté inculcar a Rafael desde el principio. Mi objetivo fue enseñarle a que siempre estuviera dispuesto a afrontar la adversidad y a superarse.
Cuentan que, desde muy pequeño, le empujaba a salir de su zona de confort…
Cierto, siempre he intentado que Rafael diera lo mejor de sí mismo fuera cual fueran las condiciones, incluso las peores. He entrenado a mi sobrino para el tenis, pero hubiese hecho exactamente lo mismo si lo hubiera preparado para cualquier otra actividad de la vida.
¿Qué porcentaje de ‘culpa’ tiene Toni en las victorias de Rafa?
Cuando ganaba solían decir que era un buen entrenador. Ahora que no nos va tan bien, soy el culpable de que Rafa pierda (risas). Yo lo que creo es que tengo la suerte de entrenar a un buen jugador.
Suele decir que igual que se le enseña a un niño a dar el drive se le puede enseñar a tener voluntad…
Absolutamente. Siempre he sostenido que el gran problema del sistema educativo actual es que se sobrecarga a los niños con conocimientos que pueden encontrar en Google y se olvida lo fundamental: enseñarles a trabajar su inteligencia emocional y a dominar su voluntad. Eso es precisamente lo que he intentado hacer con Rafael. El ser humano es un animal de costumbres. Si le acostumbras a trabajar cada día, sin desfallecer ni poner excusas, lo acaba asumiendo como algo normal en su vida.
Pero poner excusas es lo más sencillo, ¿no?
Por supuesto. Recuerdo al padre de un chaval que jugaba con Rafael que solía excusar las derrotas de su hijo con argumentos tan peregrinos como que la noche anterior había dormido mal. Yo, en cambio, prefiero asumir los errores porque si te acostumbras a justiticar tu errores limitas tu capacidad de crecimiento personal.
Una de tus frases favoritas es «Aguanta Rafa». ¿Por qué?
Todo se entrena, la cabeza y el cuerpo. Desde muy pequeño, Rafael ha tenido una disposición mental inmejorable y ha trabajado a conciencia su capacidad de aguante. Nunca ha tirado una raqueta al suelo porque hubiera sido dejarse llevar por el desánimo.
En el tenis, los choques entre jugadores y sus entrenadores son habituales durante los partidos… ¿Cómo logran mantener la compustura?
Para mí sería vergonzoso que Rafael me pusiera en evidencia delante de la gente. No se lo aceptaría. Hace tiempo circularon unas imágenes en las que parecía que me discutía, cosa que no era cierta. Yo no consiento que Rafael me diga absolutamente nada porque entiendo que el respeto es fundamental. Yo estoy aquí para ayudar. ¡Faltaría más!
Suena idílico pero ¿nunca han tenido un enfrentamiento en público?
Sólo recuerdo una ocasión en Madrid. Rafael estaba atravesando una época complicada. El partido iba bien pero se estaba despistando y le dije «va, va, atento ahora». El tío me hizo un gesto tipo «no me digas esto ahora porque me tensas». En ese momento, me giré, cruzándome de brazos y no me volví a dirigir a él. Ya en el vestuario, alegó que estaba nervioso y que consideraba que mi reacción había sido exagerada. Le respondí que le decía lo que creía que tenía que decirle, y que si no le gustaba que se aguantara y no me pusiera caras. Probablemente me excedí pero si permites eso, después puede venir otra cosa más grave. Yo he visto a entrenadores que, después de una bronca, se han ido de la pista y han cogido un avión para volverse a casa. A mí me pasa esto y estoy avergonzado una semana.
¿Cree que Rafa será un hombre feliz cuando deje la competición?
Será una persona totalmente feliz porque le gustan muchas cosas: le gusta jugar al golf, pescar, estar con sus amigos, con su novia y con su familia. Su vida no es únicamente el tenis.
¿Qué piensa de las acusaciones de Roselyne Bachelot, exministra francesa de Deportes?
Me guardo lo que pienso de la ministra. Después de tantos años, mi capacidad de sorpresa es mínima. Se dicen muchas cosas en Internet, pero que lo haga una ministra, me llena de estupor. Resulta inverosímil que una persona que teóricamente ha defendido por encima de todo la ley hable sin aportar prueba alguna. Más que nada porque es imposible tenerlas ya que Rafael nunca ha hecho nada incorrecto, ni que perjudicara a él o a otro jugador. Estas declaraciones no sólo dañan la imagen de Bachelot sino también la de Sarkozy por haberla puesto en el cargo. Lo que ha demostrado es un gran desconocimiento del mundo del deporte y del tenis, porque decía que tanto la ATP como la ITF habían encubierto a Rafael, ignorando que estos organismos son independientes. Decir que la mayoría de los jugadores alega estar lesionado para tapar casos de dopaje es un escándalo. Si supiera lo que hemos sufrido durante estos siete meses… En fin, cada cual con su conciencia. Lo que está claro es que la suya brilla por su ausencia.
¿Cuándo volveremos a ver a Rafa en la Copa Davis?
Dependerá de la decisión de la capitana, Conchita Martínez, pero espero que esté en la próxima eliminatoria que dispute España.

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