Endurece las condiciones para el diálogo a tres, negándose a cambiar «una coma» del pacto con el PSOE y reclamando entrar en el Gobierno
PSOE, Podemos y Ciudadanos se reunirán este jueves en el Congreso
Segunda crisis del Ejecutivo ficticio que planea Pedro Sánchez para desbancar al PP. Primero fue la renuncia de Pablo Iglesias a una vicepresidencia que nunca existió. Ahora es el cambio de los ministros que pedía Podemos por los que ahora exige Ciudadanos. Así transcurre la dialéctica política actual. El partido de Albert Riverasigue tensando la cuerda de la reunión a tres de mañana entre PSOE, Ciudadanos yPodemos. En apenas 48 horas, dos golpes de timón del partido naranja, que corrigen su estrategia y hacen inviable la negociación a la que apuesta su futuro el líder del PSOE.
Primero fue pasar de pedir la abstención de Podemos a exigir que votara a favor de su acuerdo con los socialistas, o se romperá toda negociación. Ayer fue la verbalización de pretender un Gobierno de coalición PSOE-Ciudadanos. «La idea es que el Gobierno para el que pedimos el apoyo tiene que estar constituido por miembros del PSOE y Ciudadanos», afirmó Juan Carlos Girauta, portavoz parlamentario.
Sánchez y Rivera afrontan así la cita a tres desde extremos contrarios. Los socialistas apuestan por no levantarse «hasta llegar a un acuerdo». En Ciudadanos, en cambio, se irán si Podemos no apoya el pacto íntegro. Sólo están dispuestos a ciertas concesiones en regeneración y Ley Electoral.
«Si se cambia una sola coma de ese acuerdo no continuaremos hablando con Podemos», zanjó ayer Fernando de Páramo, secretario de Comunicación de Ciudadanos y miembro del núcleo más cercano a Rivera. «No podemos hacer un acuerdo de gobierno que constituya un nuevo capítulo de cesiones con un partido como Podemos, porque no estamos de acuerdo con ninguno de sus fundamentos», añadió Girauta. Una postura que marca distancias con el PSOE y, sobre todo, con Podemos. Parece claro que en la formación naranja asumen que la cita a tres no será productiva. Quieren mantener abierta la puerta al PP, su verdadero objetivo para sumar apoyos, y que los populares no los identifiquen con lo que definen como populismo. Con la vista puesta ya en una campaña electoral.
Ciudadanos, como ha informado este diario, lleva semanas construyendo su estrategia contraponiendo su discurso de peticiones y exigencias frente a un discurso de cesiones de Podemos. En ese marco, Girauta dio ayer un paso más, modificando el discurso de su partido y reclamando un Gobierno de coalición PSOE-C’s. «Un Gobierno monocolor del PSOE sería demasiado débil. Hace falta el compromiso de los firmantes. No puedo concretar qué ministerios querríamos. No ha pasado por nuestra cabeza».
Sus palabras descolocaron y causaron malestar en el seno de su grupo. De hecho, fuentes del grupo parlamentario señalan que Girauta se vio obligado a explicar la lógica de sus palabras: entrar en el Gobierno supone ocupar ministerios. Consideran que no era el momento de expresar ese deseo. De hecho, desde la dirección de Ciudadanos salieron al paso corrigiendo las palabras de su portavoz y asegurando que en la negociación con el PSOE no han pedido «sillas», que sólo están en ese debate y que priorizan las medidas. «Al final, los nombres». Hace unos días, C’s criticó con dureza la actitud de Podemos y su priorización de los sillones.
Precisamente, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, antes de la reunión de su grupo parlamentario afirmó ayer que «las amenazas, el tono maximalista y el radicalismo verbal» no son «lo mejor» para sentarse en una mesa de negociación. Invitó a Rivera a rebajar el tono: «Les pediré el jueves que se relajen un poquito y que entiendan que a lo mejor lo mejor para España es que se abstengan y que faciliten un Gobierno de coalición progresista».
Mientras, tanto Iglesias como Rivera se verán con Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat. El líder de Podemos lo hará este viernes, un día después de la cita con PSOE y C’s y con la connotación de que una abstención de la antigua Convergència haría posible el «Gobierno a la valenciana» que pide Podemos. «Las reuniones no son malas en sí, el problema es lo que se diga en ellas. Si se habla de poner en entredicho la igualdad y unión de los españoles, nos parecerá mal», dijeron desde C’s.
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