La inclusión de Alberto Garzón y los suyos en la lista de Iglesias alteraría el equilibrio en la la formación morada entre ‘pablistas’ y ‘errejonistas’
Errejón no confirmó que vaya a ser ‘numero tres’ en las próximas elecciones
Prácticamente enterradas las posibilidades de conformar Gobierno, el foco empieza a colocarse hacia la repetición de las elecciones y en las condiciones en las que cada partido va a asumir la cita del 26 de junio. Podemos tiene ante sí tres grandes desafíos que afrontar, algunos de los cuales pueden provocar tensiones internas; son las listas, la repetición de las confluencias territoriales y la «colaboración electoral» con Izquierda Unida. Porque el programa ya se ha anunciado que será el mismo del 20-D.
El primero de esos frentes, el de la configuración de las listas electorales, irrumpe con polémica. La dirección de Podemos apuesta ya abiertamente por cerrarlo de golpe, sin convocar las correspondientes primarias a las que obligan los estatutos del partido. Una posición que defendieron ayer los dos máximos responsables,Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. El argumento es que «en la medida» en que los comicios del 26-J son «una segunda vuelta» de los celebrados el 20-D, no haría falta convocar un nuevo proceso interno. «Las personas tendrían que ser las mismas», sostuvo Iglesias bajo esa tesis. Unas horas después tuvo el respaldo deErrejón, quien vio «razonable» repetir tal cual las candidaturas porque eran «muy buenas», «competitivas» e «integraban» personas diferentes.
Ambos dijeron que la decisión aún no está tomada, pero su intención se estrella con el artículo 12.3 de los estatutos de Podemos, que señala que la militancia tiene las «competencias exclusivas e intransferibles» de elaborar «todas las listas electorales», que «se confeccionarán mediante la celebración de elecciones primarias y abiertas a todas las personas inscritas en Podemos».
Los estatutos no contemplan ninguna circunstancia extraordinaria para no hacer primarias ni permite a la dirección tomar una decisión sobre listas sin contar con las bases. En España no existe la segunda vuelta. El 26-J serían elecciones tan nuevas como las que hubo el 20-D. Los diputados actuales serían los de la XI Legislatura mientras que los que lleguen lo serían de la XII.
Al margen de esto, unas primarias se antojarían decisivas por varios motivos sustanciales que no estaban sobre la mesa cuando se celebraron las anteriores, dado que el escenario está cambiando. Por ejemplo, Podemos está explorando seriamente la posibilidad de alcanzar una «colaboración electoral» con Izquierda Unida, que sería de carácter global y no «a la carta» por exigencia de Alberto Garzón.
Esa alianza implicaría encajar a un buen número de candidatos de dicha formación en las listas de toda España, desplazando a puestos inferiores a personas que estuvieron la primera vez en las papeletas de Podemos. De hecho, la obligación de concurrir con «listas cremallera» -que alterna a hombres y mujeres- provocaría que los saltos hacia abajo fueran como mínimo de dos puestos, con la dificultad que eso conlleva para salir elegido.
Un posible aterrizaje de candidatos de IU en las listas de Madrid, Sevilla o Málaga, donde la formación de Garzón es más fuerte y tiene más capacidad de reclamar un puesto de salida, podría alterar también el equilibrio entre las familias pablista y errejonista. En esas tres provincias, por ejemplo, los perjudicados podrían ser personas de la talla de Pablo Bustinduy, Sergio Pascual, Auxiliadora Honorato o Alberto Montero, todo ellos próximos al número dos del partido. Incluso Errejónpodría verse desplazado por Garzón si reclama un puesto prioritario en la lista deMadrid. Por eso ayer no quiso confirmar siquiera si repetiría como número tres.
Existe una segunda circunstancia muy interesante para comprender la cerrazón de la dirección a unas nuevas primarias. Con la llegada de Pablo Echenique a la Secretaría de Organización, la formación ha estrenado un nuevo sistema de votación que elimina el polémico voto plancha, una fórmula muy criticada que permitía votar equipos completos. Aunque también existía la posibilidad del voto individualizado, con el voto plancha la dirección ha podido blindar sus listas en las diferentes primarias, favoreciendo que salieran sus candidatos como los más votados gracias al paraguas, muchas veces, de estar en el equipo de Iglesias. Ahora, en cambio, los militantes tendrán que votar de uno en uno, lo que podría provocar importantes cambios. En su reciente puesta en práctica en Galicia, el nuevo sistema propició que el resultado de las primarias fuera una mezcla a partes iguales entre miembros de dos candidaturas distintas.
Otra derivada de proclamar las mismas listas del 20-D es que ningún militante dePodemos tendría la posibilidad de intentar ser candidato, como tendría derecho según los estatutos del partido.
Más allá del desafío de las listas electorales, Podemos se enfrenta a la mencionada decisión de la confluencia con IU. A falta de poco más de tres semanas para tomar una decisión, la tesis de Iglesias de buscar la colaboración electoral va imponiéndose internamente frente a la de Errejón, con el argumento de que estamos ante una «segunda vuelta», y que lo que se va a votar es la «coalición a la valenciana» propuesta en las negociaciones.
Sin embargo, Errejón lanzó ayer una clara advertencia a quienes toman los 5 millones de Podemos y el millón de IU y suman seis. «Los acuerdos que se hacen bien multiplican y lo que se hacen mal incluso dividen», avisó. «En general, los cuentos de ábacos no funcionan casi nunca. Lo fundamental sigue siendo ser capaces de formar acuerdos que multipliquen», sentenció.
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