El 32% de los españoles está indeciso. Es decir, uno de cada tres ciudadanos que han decidido acudir a las urnas no sabe todavía a quién va a votar. Eso significa que los pronósticos sobre el 26-J se craquelan en la especulación. Escribo este artículo antes del debate a cuatro.
-Lo que revela la encuesta del CIS, en todo caso, -me dice mi compañero de sobremesa en el luminoso restaurante madrileño en el que almorzamos- es un futuro muy incierto para Pedro Sánchez y también para Mariano Rajoy. Si el PSOE queda relegado a un tercer lugar, su líder se verá obligado a dimitir y a retornar al sosiego de su domicilio particular.
-¿Y Rajoy?
-Si el PP pierde escaños con relación a las elecciones de diciembre, la decencia política le obligaría a dar un paso atrás, si bien el presidente está muy enrocado con el apoyo entusiasta de los que le rodean en Moncloa y temen que sus suculentos cargos se evaporen.
Converso con un pura sangre de la política española, hombre muy sagaz en sus análisis y certero en sus vaticinios, al que Mariano Rajoy suele no escuchar, atento a la situación cérvida que le acosa.
–Sánchez está sentenciado -me asegura-, Susana Díaz permanece agazapada pero al acecho para atacar la yugular del secretario general y emprender luego el camino de la recuperación entre los escombros de un PSOE en quiebra, lo cual me parece una proeza dado el auge de Unidos Podemos.
-Pero Unidos Podemos es un eufemismo. Las siglas encubren al Partido Comunista Español, esto es, a la suma del clásico de Izquierda Unida y del nuevo de Podemos.
-No te falta razón, amigo Anson. El auge al que me refería antes se puede cuartear cuando comience el zarandeo de las purgas inevitables en este tipo de agrupaciones. No vale la pena que perdamos el tiempo clavando lanzas sobre la piel de un dios muerto.
-Lo de Sánchez parece claro pero el de Rajoy no es el mismo caso.
-No lo es. La encuesta del CIS convierte en árbitro de la situación al PSOE. Si los socialistas deciden suicidarse apoyando a Podemos, tendremos Frente Popular en España 80 años después del que padecimos en 1936. Lo más lógico, sin embargo, es que el PSOE se abstenga en la segunda sesión de investidura, permitiendo a la alianza entre el PP y Ciudadanos mantenerse en Moncloa.
-¿Y entonces?
-Entonces, amigo Anson, nos encontraremos con que tanto Ciudadanos para apoyar, como el PSOE para abstenerse, exigirán la cabeza de Salomé, eso sí, sobre bandeja de plata, porque podría ofrecerse una salida airosa a Rajoy en la presidencia del Congreso de los Diputados, aparte de designar a Ana Pastor o a Soraya para su sucesión, mejor tal vez a Casado o quizá a algún tapado más entre los que andan meneando el rabo por los pasillos de Génova.
Creo que no le falta razón a mi amigo pero con una salvedad a la que es necesario retornar: todo o casi todo es especulación porque el 32% de los indecisos pueden desbaratar los más sagaces pronósticos y dejar en evidencia a esos partidos zámbigos que zanquean sobre el campo político español.
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