Mohamed VI, de rey a magnate. (No es primavera en Marrakesh)

Con Marruecos no se cumple eso de «al hijo de tu vecino, límpiale las narices y métele en tu casa». Al norte de Ceuta nadie conoce el nombre del primer ministro marroquí. Sabemos con más precisión qué guardan los venezolanos en la nevera que cuántos marroquíes tienen nevera. Si los 140 McDonalds del país latino sufren escasez de pan con sésamo que si el bolsillo de nuestros vecinos del sur puede permitirse entrar en los 40 McDonalds del país. Y, sin embargo, por cada venezolano que reside en España (54.000) se cuentan catorce marroquíes (750.000).

29989Allí lejos, en Marruecos, el señor del castillo es Mohamed VI, el Lord Commander de la Guardia de la Noche de la hermandad de Europa que mantiene a raya a los salvajes. Un rey megarrico al que se atribuye la quinta fortuna de África. Su control sobre los medios de producción, la prensa y las fuerzas de seguridad teatralizan el parlamentarismo del país y, sin apenas oposición, ha construido un imperio financiero a la altura de los tiempos, a imagen y semejanza de los jeques de Arabia.

Como en aquella península, la renta del país ha crecido bastante en la última década, incluso las mujeres han ganado en libertades -no corren esa suerte las comunidades LGTB y la saharaui-, pero en general el grueso de la población sigue sometida por la pobreza, el machismo, la religión, la suciedad plástica y un nivel educativo intencionalmente bajo.

Mohamed VI (53 años en agosto) se sonríe a granel cada vez que llaman magnate a Donald Trump y con conmiseración magnánima cuando se mezcla con las familias reales europeas, a las que de vez en cuando invita a alguno de sus palacios para que recuerden lo que es reinar.

Desde que subió al trono desde 1999, ha levantado una fortuna personal de unos 5.700 millones de dólares -calcula Forbes- rematada por una fabulosa colección de automóviles y otra de inmuebles. Hoy más que nunca, en la corona se confunden todos los poderes, del político al económico, del judicial al militar.

SIGER, la empresa del rey

Durante décadas, la economía marroquí estuvo dominada por multinacionales francesas y anglosajonas. El negocio de la corona se concentraba entonces en el sector agroalimentario y la distribución. Entre los dominios del rey es famosa Les Domaines Agricoles, la primera agroganadera del país, productora de carnes, lácteos, cítricos y cereales, que explota 12.000 hectáreas y un lujoso campo de golf.

Pero tres lustros de fino trabajo financiero han provocado el salto patrimonial de Siger (regis, leído al revés, que significa ‘del rey’ en latín), la matriz patrimonial de la dinastía alauita, que comanda su mano derecha,Mounir Majidi, y cuyo principal activo es la mayoría accionarial (en torno al 60%) del grupo privado Sociedad Nacional de Inversiones (SNI).

La mutación definitiva para Siger llegó en 2010, cuando SNI se fusionó con el otro gran consorcio privado del país, ONA (Omnium Nord Africain), un hólding financiero con intereses en banca, seguros, minas, construcción, plásticos, transporte, energía…) por el que hoy pasa el 30% de la riqueza del país. En 2014, SNI movió un negocio de 3.000 millones de euros, generando un beneficio de 300 millones.

Con la operación SIN-ONA, Mohamed VI pasó de socio local de multinacionales a punta de lanza de la expansión empresarial marroquí por África. De conglomerado a fondo de inversión dentro y fuera del país. De la mano, por ejemplo, de la cementera Lafargue-Holcim, SNI tiene previsto comprar compañías del ramo en el África subsahariana. Y junto a Engie, la nueva Suez, hace lo propio con el sector energético.

Y así, el rey hace equilibrios entre sus intereses económicos y su rol político. «No vendamos sueños, el mundo árabe no está unido, así que no a la cumbre árabe», dijo en febrero para desligarse de la organización de la reunión de la Liga Árabe. El negocio está en África. En sus minas y sus contratas, de la mano de eurpeos y chinos. Quizá por eso, hace dos  semanas anunció que volvía, 32 años después, a la Unión Africana (UA).

Rey en el paraíso

marruecosMohamed VI ni renuncia a sus lujos ni los esconde. Los 12 palacios principales, los prolongados viajes al extranjero, la colección de coches de lujo -se dice que 600 vehículos-… Siger también es dueño de un vasto imperio inmobiliario, sector donde es socio de los jeques de Dubai. En Betz, un pequeño pueblo al norte de París, la familia compró hace cuatro décadas un palacio que ocupa la misma superficie que el resto del término municipal.

Hace años sí se sabe que ocultó parte de su dinero en efectivo. Su secretario personal del Rey ha aparecido en los Papeles de Panamá. A través de sociedades afincadas en las Islas Vírgenes Británicas, Majidi gestionó la compra del velero Al Boughaz y un hotel en París por valor de 36 millones de euros.

Además, según destapó Le Monde, el rey alauita figura en la lista Falcianide clientes del HSBC, entidad que le guardaba en Suiza 7,9 millones de euros. Calderilla para emergencias, aunque bien sabe su majestad que sus súbditos están muy lejos de darle un susto. No es primavera en Marrakesh.

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