Aquí acaba este corto recorrido agosteño del columnista sobrevenido, o artista invitado, que se queda sorprendido y agradecido por las oportunidades tan inesperadas que ha acarreado esta tarea: recordar a Marsilio de Padua, o la Cámara de los Comunes en 1264, o lo que el joven e ilusionado redactor jefe (antes de la inflación había un solo redactor jefe por periódico) de Informaciones colocaba en su portada en 1976… ¡Memoria! Y queda tan sólo algo pendiente. Lo de los indianos y Chamberí como inspiración de esta columna. Allá en la Montaña -hoy Cantabria-, tierra verde y noble pero de modestos recursos, tenemos varios nombres para identificar a nuestros emigrantes. El indiano, al que nuestros hermanos asturianos llaman a menudo americano, que era el que iba a ultramar en busca de fortuna; el jándalo, que lo hacía en Andalucía; y, como hace mucho se empeñó un escritor, el foramontano, que fue el que a partir del siglo IX saltó la cordillera y empezó a repoblar lo que sería Castilla. Si cualquier familia cántabra hurga en su árbol genealógico, encontrará sin duda indianos y jándalos (los foramontanos pillan algo lejos). Algunos indianos hacían fortuna, regresaban y se construían casonas de ringorrango. Este cronista lo fue a su manera y se volvió de América sin fortuna, pero habiendo aprendido su oficio en libertad cuando aquí había poca. Y, al cabo de los años, regresó a su Chamberí natal, barrio afrancesado (¡Chambéry, pueblo en los Alpes!), reciente -de los dos últimos siglos-, poblado al principio por obreros al oeste, señoritos cerca de la Castellana, e inmigrantes del norte en todas partes. Y en este barrio, por acierto o despiste municipal, muchas calles honran a figuras liberales: los políticos José Abascal (¡montañés y foramontano moderno, por cierto) y Cea Bermúdez, que comparten esa Quinta Avenida de Chamberí, hoy Atascal, y Fernández de la Hoz; los periodistas y escritores Modesto Lafuente y Fernández de los Ríos; los poetas Espronceda y Bretón de los Herreros; los militares Martínez Campos y Zurbano… Y artistas, que siempre fueron liberales: Alonso Cano, Ponzano… Para equilibrar, algunas calles dedicadas a guerreros de leyenda (Viriato, García de Paredes…). Pero los liberales son, por una parte, tolerantes, y por otra muy conscientes de que a veces la libertad ha de ser defendida con las armas. En fin, que a este indiano sin casona, oriundo de Cabuérniga y de Chamberí, siempre le ha parecido que algo de ese espíritu libre permanece en su barrio, hoy tan querido por los jóvenes.
Ago 27 2016
De expatriados y liberales
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