Por Javier MACIA
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Vaya por delante que soy un ferviente defensor de la celebración de los días nacionales, en cada país, en cada continente y por motivos aparentes o diferentes. Lo importante es que los ciudadanos se reconozcan en la fiesta que se celebra ganando así identidad propia y publica ante la internacionalidad y mas aun en un mundo cada día mas global.
Días festivos conocidos mundialmente los hay muchos, por relevantes e históricos sobre todo para aquellos países que lo manifiestan: 4 de Julio (independencia de EEUU), 14 de Julio( Toma de la Bastilla y aclamación de la Revolución Francesa, como muestra y recordatorio de la unidad y hermanamiento de todos los franceses), día 23 de Abril( San Jorge día de Inglaterra),y un largo listado que voy a omitir.
Por otra parte y en lo concerniente a nuestra España, su historia es tan prolífica en días de unidad y hermanamiento, que bien podríamos elegir: Día de la Hispanidad(actual festividad por ultima ley -siendo Felipe González presidente y gobernando el PSOE) o Día de la constitución de 1978, o bien el día en que derrotamos a los franceses, recuperando nuestra soberanía, o el día donde se unificaron políticamente y administrativamente las potencias de Portugal y España – se decía entonces que en la Corona Española no se ponía el sol- o el día de la supervalorada proclamación de la Pepa- (constitución de 1812 en Cadiz, etc..) pero sin duda casi todos nosotros coincidimos en que si hay una fecha, un año,que resulta mas significativo que ningún otro, ese es 1492. Acontecimientos importantes se dieron ese año; unificación de los reinos, derrota de los musulmanes, descubrimiento de las Indias(supuestamente). Es de este ultimo del que quiero hablar. El día de la Hispanidad, es el mas celebrado en todo el mundo, basta con buscar en Google y pronto aparece un extenso listado de países que lo celebran y festejan, y no es para menos ya que nunca tantos pueblos se vieron identificados con un modo de hablar(idioma), un modo de entender (cultura) y un progreso inevitable(intercambio de cultura). Tan es así que no se pude concebir la historia del mundo sin este fenómeno de conquistas, descubrimientos e intercambio, denostado por unos y alabado por otros.
Y luego están los “mente abiertas”: estos discípulos de la pro-justicia retroactiva, a veces sucedáneo de progresistas que pierden el tiempo en retorcer la historia, reclaman la intervención moral de no se que magistrados histórico-civiles, en favor de celebrar juicios que determinen la dolosa injerencia de los europeos en el continente americano. La historia es la que es, y punto. Juicios como el de Nuremberg, fueron necesarios, pero nunca fueron retroactivos, eso si sentaron jurisprudencia y aun hoy dan pie a seguir descubriendo nazis y juzgándolos. Hubo una guerra mundial en la que se cometieron actos atroces, crímenes contra la humanidad y se juzgaron tras finalizar el conflicto, se intervino en tiempo y forma. No es el caso que nos ocupa. El tratado de amnistía Español, para fecundar y restaurar los valores democráticos en nuestro país es un ejemplo ya histórico de como se debe actuar en el paso de la historia, que en su evolución sufre cambios de regímenes políticos, que lógicamente afectan, en tanto son mas cruentos o irreverentes con los derechos legítimos del ser humano, al desarrollo de las sociedades civiles y culturales que determinan los ciudadanos de cualquier nación. En otros términos, ¿juzgamos también a Gengis Kan, a los griegos por sus atroces guerras, a los Romanos, a los Bárbaros, a los musulmanes? ¿juzgamos a los propios Mayas, Incas Aztecas? ¿acaso ellos no cometían sacrilegios, sacrificios humanos para satisfacción de sus Dioses?, ¿y las culturas caníbales ya extinguidas?. ¿O todo fue un mar de rosas en la Guerra de Independencia de EEUU? y ¿los libertadores sudamericanos, lo hicieron todo bien?; esos ya no eran Indígenas, mas bien fueron libertarios, opresores del indio y estafadores con el resto.
Un análisis global de la Historia de la humanidad determina que hemos aprendido, no podemos invadir, no podemos conquistar, debemos respetar culturas diferentes, debemos ser solidarios, civilizar con educación, respetar tradiciones de otros pueblos, en definitiva hemos aprendido a convivir o al menos lo intentamos. De nada nos va a servir juzgar a Franco y condenarlo, de nada nos va a servir tomar revancha sobre Hernan Cortes, o Pizarro. Lo que puede servirnos de algo es apreciar y valorar los errores que se hallan cometido para no repetirlos. Toda historia posee en ella misma luces y sombras.
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