Crece el paro y las acusaciones contra el ministro Blanco llegan al Tribunal Supremo. Si el PSOE utilizara el mismo rasero que empleó con Camps o con Bárcenas debería echar de las listas a Blanco. «Ya no es la palabra de Dorribo contra la del ministro sino que hay un auto judicial que refrenda la verosimilitud de la versión del empresario».
Por PD. Copyright-2011
Aunque parezca mentira, la pasada medianoche comenzó oficialmente la campaña electoral. Nadie lo diría porque los meses de septiembre y octubre han estado repletos de actos electorales y de mensajes de los candidatos a los ciudadanos. Y tras todo eso y a la espera de lo que caerá de aquí al 20-N, el diario ‘El País’ da por liquidado a Alfredo Pérez Rubalcaba y lo mismo, en distintos tonos y con diferentes matices hacen el resto de los grandes periódicos españoles, incluido ‘Publico’.
En el rotativo del Grupo PRISA quien hoy da la puntilla al candidato socialista es su ex director Jesus Ceberio, quien trata de adornar con muchas referencias internacionales un diagnóstico devastador para el PSOE:
«Rubalcaba es un candidato que sin haber presidido el Gobierno está condenado a pagar sus culpas. Zapatero, que va a ostentar el raro récord de haber ganado las dos únicas elecciones a las que se presentó, es hoy un político devastado cuya pésima valoración castiga a su sucesor».
«Han pasado tres meses desde que el presidente oficializó el adelanto electoral y la única buena noticia para Rubalcaba le ha venido del enemigo con el desistimiento definitivo del terrorismo por parte de ETA. Un final al que ha contribuido en gran medida, pero que no puede exhibir como mérito propio so pena de provocar el rechazo de los votantes».
Todas las encuestas coinciden en reflejar una ventaja entre 15 y 17 puntos del PP sobre el PSOE, lo que permitiría a Mariano Rajoy gobernar con mayoría absoluta.
El tiempo se le acaba a Rubalcaba que este 3 de noviembre sufrió dos duros reveses que minan todavía más su escasa credibilidad: los 134.100 parados en octubre y la decisión de la juez de Lugo de elevar al Supremo las acusaciones contra Blanco.
Ya no es la palabra de Dorribo contra la del ministro sino que hay un auto judicial que refrenda la verosimilitud de la versión del empresario y considera que hay indicios de delito de cohecho en la conducta de José Blanco.
Ahora el Supremo tendrá que pronunciarse sobre si abre una investigación penal contra él, pero el hecho de que la juez considere que existen fundados indicios de responsabilidad supone un importante salto cualitativo en este asunto.
Jamás un ministro en la historia de nuestra democracia se había visto acusado de un delito de corrupción cometido durante el ejercicio de su cargo.
Si el PSOE utilizara el mismo rasero que empleó con Camps o con Bárcenas, cuando surgieron las primeras revelaciones de la trama Gürtel, debería exigir hoy mismo a José Blanco que se retirara de las listas.
Y Zapatero debería destituirle, ya que no parece estéticamente presentable contar con un ministro sobre el que pesa la sospecha de cohecho refrendada por un juez.
Su posición en sencillamente insostenible y en otro país ya habría abandonado todos sus cargos.
Hay que destacar a este respecto la labor efectuada por la juez, que además ha topado con el inconveniente de una fiscalía mucho más pendiente de proteger los derechos de Blanco que de averiguar la verdad.
Rubalcaba ha defendido una y otra vez a Blanco. También actuó así cuando era portavoz del Gobierno de González y surgieron las acusaciones de la implicación de la cúpula de Interior en el montaje de los GAL.
Pero si el Supremo abre una investigación contra el ministro de Fomento, tendrá que tragarse de nuevo sus palabras y quedará otra vez acreditado que es un político que ve la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio.
Fue precisamente Rubalcaba quien afirmó el pasado 29 de abril que estaba seguro de que «a partir de ahora la economía española creará empleo y más empleo». Ya hemos visto lo acertado de sus predicciones.
El desempleo creció en 134.100 personas en octubre, lo que significa que el paro se ha incrementado a un ritmo de casi 4.300 ciudadanos al día a lo largo del mes pasado, una verdadera catástrofe económica y social.
En un rasgo de sinceridad, Rubalcaba reconoció ayer que «es más fácil que el Madrid le gane al Barcelona que remontar a Rajoy», mientras que el líder del PP exclamó al conocer el daro sobre el paro: «¡Con esta gente es imposible!».
Éste es el gran problema del candidato socialista: que es copartícipe de la desastrosa gestión económica de Zapatero. Por mucho que quiera marcar distancias en esta campaña y asustar a los electores sobre los hipotéticos recortes del PP, Rubalcaba carece de credibilidad.
Sería un milagro que en estas dos semanas pudiera dar la vuelta a una situación tan adversa, máxime si sigue insistiendo en un discurso de buenos y malos que suena a pura impotencia.
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