Por Javier MACIA
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¡Que suerte tengo de ser libre de pensamiento! ¡como me reconforta, me invade la felicidad, desde mis elucubraciones! Podría, en esta interminable espiral, vivir eternamente. Desfogandome internamente, aniquilando actitudes ajenas en mi mente, despreciando discursos intransigentes y elocuentes, en el silencio de mi libertad. Nada me lo impide. Si quiero pensar en decapitaciones, en ajusticiamientos, en represiones, si quiero imaginar a quien se debería aplicar mi justicia, si puedo libremente despojarme de la ética en mi psicología, abandonándome a la amoralidad del ser, por disfrute personal, nadie me lo impide. Es todo un juicio personal e intransferible, salvo explicita publicidad. Es un verdadero ejercicio de libertad intelectual. Y si no interactúo, si no comparto de alguna forma, tal circunstancia, ¿a quien provoco perjuicio?. A nadie, a ninguno.
Sin embargo, las consecuencias de asumir la unipersonal existencia, por evitar la indisposición de mis congéneres, suscita en mi la certeza de repudiar muchos aspectos, mas importantes de la realidad de un ser humano. Eliminaría de un plumazo, la fuente de experiencias enriquecedoras, que supone, el intercambio de opiniones, en el respeto y la tolerancia. Por eso decido participar de la reglas, de la ética y moralidad, necesarias a la hora de intercambiar juicios y dictámenes, admitiendo la pluralidad y diversidad, de mentes distintas, que participan en una idea social y común. Así pues, parece, mas que ilógico, anormal, el hecho de que alguien pueda embutirse en un autismo premeditado, e intentar sobrellevar la existencia de turno.
Dicho esto, ¿donde se hallan los limites del respeto, de la tolerancia, la comprensión y el perdón por absoluta empatia? Si no dudamos que el Estado, es fruto de la necesidad de regular la interacción humana, quizás los limites deban estar fijados por el Estado. El Estado hoy ( De derecho en democracia) viene a fijar en una generalidad plausible, y escrito de forma coloquial, “mi libertad termina donde comienza la del prójimo”. Pero la interpretación individual, del limite, cuando se objetivan valores de respeto, tolerancia y comprensión, puede llevar a la confusión e irremediable solución injusta, por parte del Estado, en tanto aumenta la pluralidad de opinión y no se actualizan las normas en conjunto.
Exponencialmente hemos evolucionado de forma, que si hace 50 años, los “rifi-rafes” mediáticos necesariamente se presentaban en medios escritos y audiovisuales, teniendo como protagonistas a famosos, (de diversa índole profesional, ya fueran políticos, humoristas, artistas, periodistas, etc), hoy los principales actores, fruto de la globalizacion mediática (internet y redes sociales) de tales avatares, somos claramente, el común de los mortales que, en estos medios participamos, amplificándose por “N veces”, ya que los antiguos actuantes de la vida social, lo siguen siendo (hoy siguen existiendo, políticos, humoristas y periodistas). Tanto es así, que hoy se puede observar como el humorístico comentario que TIP y COLL, hacen de Carrero Blanco, en su gracioso libro de Epitafios, publicado en años de verdadera y critica eventualidad política, resulta nimio de toda nimiedad, ante la especial dedicatoria, que sentencia en Twiter, un/A ciudadano/A (Cassandra o Ramón, se define TRANS – lo que me suscita duda sobre como dirigirme en este escrito), sobre el mismo personaje histórico político, sin haberse declarado humorista profesional, para argumentar que el citado comentario simplemente era humor. Se esperan de un PAYASO (profesional) payasadas. Se espera de quien no lo es y opina libremente, RESPETO.
Sin considerar en este momento que la ley ahora mismo sea retrograda y represiva.
Dani Mateo y Wayoming, por su parte, y aunque la Fiscalía admitió a tramite, la demanda (supuestamente franquista) por incitación al odio, se verán expuestos a juicios morales y de opinión, pero serán desestimados recursos de imputación, ya que por su profesión se espera de ellos tales “payasadas y chistes de mal gusto”. Así pues los limites del respeto y la tolerancia, parecen mas una cosa individual que Estatal. Sin embargo en algún punto ha de estar fijada la intromisión al honor, la injuria, la ofensa y la calumnia, lo que pudiera derivar el problema ciertamente hacia la política educacional, mas que de jurisprudencia o legislativa. O eso, o nos exponemos a seguir cambiando sistemas educativos y leyes, conforme se vayan sucediendo gobiernos de distintos colores, redundando así en la inconclusion de una sociedad que deseamos democrática y de derecho en lo social, cada día mas desvertebrada y opuesta.
De ahi la importancia de sujetar los valores de la moral, por que es desde ellos, como el Estado puede abastecer de leyes y reglamentos, para interceder sin autoritarismos, en las disputas civiles y penales, que los ciudadanos puedan o quieran soportar libremente, y al revés, solo desde un civismo doctrinal y común, se le puede facilitar al Estado la ejecución de sus funciones garantes. Así que no dejemos de lado la cuestión educacional, individuos amamantados en la ética y la moral, desprenden actos éticos y morales.
No esta en mi animo significarme, desde mi simple puesto de observador, si es mi intención advertir del riesgo planteado al vulnerar la ley, despreciando su argumento de defender a las victimas del terrorismo (casualmente de ETA, puede decirse que asesino a Carrero Blanco, e hizo lo propio con otro Blanco, Miguel Angel), como también seria fatídico criminalizar la ironía, el humor, que hoy resulta ( y siempre, una herramienta, pacificadora y edulcorante de los propios males sociales, reivindicativo desde el respeto y a veces chabacano en las formas) bálsamo insustituible, de votantes descontentos y trabajadores vilipendiados por los sistemas capitalistas.
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