LA AVARICIA ROMPE EL SACO

Decíamos ayer……

Luis BONETE PIQUERAS. Copyright-2007.

Me lo encontré de sopetón. De manera inesperada. Yo iba en busca de la concejala electa Llanos Doñate, cuando a la altura del Principal y…, al bajar de la moto, pasó junto a mí como alma que lleva el diablo, casi ni lo veo. Como es habitual en él no dijo esta boca es mía, y menos buenas noches. Lo acompañaban Marta Abarca, circunspecta, y Juan Manuel Jurado, silencioso y prudente como siempre. Llevaba prisa. Lo saludé y me miró como diciendo “Joder, el que faltaba para el duro”. No obstante se paró un instante para decirme que lo esperaban en TV Almansa, que tenía que comparecer. Yo le rogué unos minutos tan solo, unas primeras apreciaciones de lo que acababa de confirmarse: que el PSOE, aún siendo el partido más votado, había perdido TRESSSSSSSSSSSSS¡¡¡¡¡ concejales, y empataba con el PP a ocho, y que “el Calvo”, al que no hacía nada Callado lo había calificado por quincuagésima vez de demagogo y de ir por libre, había cogido por el pescuezo cuatro ediles, nada más y nada menos que cuatro. Un panorama aterrador que Callado no había imaginado ni en sus peores pesadillas.

Cumplió el trámite brevemente. Me explicó que no se explicaba qué había pasado. Aseguró estar dispuesto a asumir como candidato la responsabilidad del batacazo electoral, y añadió que necesitaba de tiempo para sacar conclusiones, para analizar lo sucedido. “¿No lo he hecho tan mal verdad Luis?” –me preguntó-. Sin darme tiempo a responder soltó malhumorado: “Entonces, ¿qué ha pasado?, ¿porqué este varapalo?”. Marta Abarca y Jurado asistían silenciosos y respetuosos a los lamentos y quejas del hasta hacía unas horas líder indiscutible, César victorioso de cuantas contiendas electorales había participado y, no decían esta boca es mía. Se limitaban a observar, con ojos ligeramente inflamados y entrecejo cogido –yo diría, voto a bríos, que con sorpresa- a un Callado, ¡por fin!, con los pies en la tierra; a un Callado tocado, herido y dolorido, solo, muy solo, triste como un torero al otro lado del telón de acero (Sabina dixit), al que la congoja de la derrota pintada en el alma visible convertía, para mi sorpresa, en humano, y para colmo de males llevaba, el alcalde, la corbata medio desabrochada.

En ese momento, la verdad es que le vi demudado. Era la viva estampa del desbarato. Se lo puse fácil. No metí el dedo en la fístula y me despedí con un “vamos, seguro que te has visto en peores fregaos”. Me parece que no estuve acertado porque Marta me miró de manera rara; no la supe interpretar, la mirada quiero decir, y bien que lo lamento, porque son esos momentos los que me gustan de vivir, para luego volver a catarlos tal cual hace el rumiante en un prado.

El caso es, que si el alcalde en funciones Callado, no se explica lo sucedido el pasado día 27, una de dos, o no es tan listo como dicen o parece o…, finge. Y yo envido a lo segundo; es decir, Callado fingía y lo hacía a pesar de la justificada melancolía que le invadía en esos momentos.

Reconozco que la gestión de Callado en los últimos cuatro años ha sido, en su contexto general, de las buenas que hace un alcalde en su ciudad. Por mucho que le pese a la oposición, hospital, pantano, autobús urbano, pista de atletismo, teatro Regio, centros para enfermos de Alzehimer, puesto principal de la Guardia Civil…, etc., etc. son una buena tarjeta de visita para presentarse con garantías a la reelección, pero, al parecer toda la gestión presentada ha sido superada por el hastío de los electores por las formas del ínclito protagonista de nuestro relato.

Vuesas mercedes coincidirán conmigo en que los “espectáculos”, los “circos”, el “talante”, la “autoridad” mostrada, la “lejanía”, y la sensación de que Callado gestionó de manera estúpida e irresponsable el asunto del AVE, entre otras muchas faenas dignas de rabo y oreja, le han pasado factura en forma de pérdida de tres concejales. Es decir, una hecatombe, un varapalo difícil y agrio. Un vaso lleno de bilis que debe de apurar, quiera o no, antes de volver a la dura realidad, y que no es otra que, o le hace la “rosca” lo suficiente a Mr. Proper, o se lía la manta y pone encima de la mesa programa frente a Fermín…, o tiene un ataque de dignidad política y anuncia que dimite interpretando, creo correctamente, el deseo mayoritario de los almanseños. Porque, no nos equivoquemos, la otra posibilidad, la de ser investido alcalde en minoría, podría quedar bien los minutos que dure la sesión, pero después…, ni pensar quiero verlo atado de pies y manos, políticamente hablando, en manos de Cerdán y López; ni en sus peores pesadillas imaginó algo semejante.

Es, el del pasado día 27, un remate atribulado y lamentable de una gestión tremendamente larga, que se ha prolongado a lo largo de dos largos decenios. Tuvo, nuestro alcalde, la oportunidad de marcharse a lo grande, verdaderamente a lo grande. Pero como dice el refrán “La avaricia rompe el saco”. Debió, nuestro alcalde, propiciar la cacareada “transición tranquila”. Ponerse manos a la faena y, hacer lo que los grandes maestros gobernantes: delegar; delegar en otra persona y salir de la política por la puerta del Príncipe. Ahora es tarde mi amor (Pantoja, dixit). Los enemigos, tanto tiempo sentados frente a la tienda del alcalde, por fin verán colmado su apetito y verán el cadáver pasar. Parece mentira. Veinte años de gobierno, tantas horas al frente del timón y, cuando verdaderamente tiene que otear el peligro, le pilla sin aceite en el candil, y claro, sin aceite se sabe bien que no puede encenderse la luz.

Pensaba Callado que su proyecto era cual Titánic, insumergible. Y el pueblo, soberano y silencioso, pero valiente y decidido también, ha pasado de los floripondios de última hora, de las inauguraciones precipitadas, de las goteras, de pistas sin acabar, de hospital al tran tran, y pantanos con solo cien picotazos y decididamente, sin prejuicios, ha enviado a Callado al foso de los reptiles. Ese lugar donde se mercadea, se sufre y uno tiene que bajarse los pantalones (en el buen sentido de la palabra, por supuesto) si quiere algo obtener; un pasaje por donde no pasa nadie y quien lo intenta, por lo menos un rasguñón se lleva.

Pero no se va solo Callado, no. Con él, de momento, Sanfrancisco Pardo, Rosa Bonal y Miguel Cuenca (el artista de las cuentas), ni siquiera a día de hoy son concejales electos. Tiemblan, cual juncos en tempestad, y de verdad de la buena, más de uno que se han dedicado en época Calladista a montar a diario en la piragua. Temen, más de uno, una revisión municipal a fondo que destape, no porquería, ni delitos no (eso creo yo al menos), sino la auténtica situación financiera del Ayuntamiento de Almansa, tras el rodillo implacable socialista de decenios de honradez. Se atragantan los churros en gargantas varias que, con Callado de timonel, sus áreas de trabajo trocaron en reinos de Taifas, donde el lema era definitivo: lentejas son, las tomas o las dejas. Bocas secas por doquier, charlatanes ayer, mudos a partir de hoy; risillas picaronas anuncian ajustes de cuentas y levantar de alfombras. Caras en las que la sorpresa es difícil de disimular, y papeles que salen de los cajones a toda prisa para tal o cual gestión, no sea que se llegue tarde.

Pero lo mejor, amigos, está por venir. Mr. Proper, cual elefante en cacharrería, con los brazos en jarras, espera que te espera a que toquen a su portalón. “Pom pom. ¿Quién es?. Soy la abuelita. Pues enseña por bajo la puerta una patita”. Y claro como la abuelita no es…, pues ya se puede uno imaginar como va a terminar el cuento.

Voy acabando. Pero anuncio que seguiré, todo lo cerca que se me permita, o pueda, o me entere, la huella de los acontecimientos.

¿Saben vuesas mercedes cual es el consuelo que de todo lo ocurrido en las urnas el día 27 le queda a Antonio Callado?. Pues es bien sencillo. Doble contra sencillo que ya se ha puesto en contacto con el pintor-artista de marras para quedar con él a que le pinte su retrato. Ya están en el salón de plenos pincha y araña…, y llega cortés.

Amén.

 

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