Por: Luis BONETE. Copyright 2017
Con más de 30 años de antigüedad, el Rastro de los domingos en la localidad alicantina de La Nucía se ha convertido en una visita turística ineludible para miles y miles de personas. Un lugar donde se pueden encontrar desde antigüedades, cuadros, herramientas, menaje, juguetes, muebles, ropa de segunda mano…., a cientos de objetos curiosos, artesanía y baratijas.
Fue en 1.982 cuando el propietario sueco del Bar Go-Karts de La Nucía, Jorge Beer, tuvo la idea de montar un Rastro junto a su negocio los domingos. La finalidad era atraer más gente a este bar situado a las afueras de la población, junto al actual polígono industrial. Así nació el rastro de La Nucía, de una manera improvisada y con un permiso provisional, sin pensar que se convertiría con el paso del tiempo en el principal atractivo turístico del municipio.
…., y si La Nucía dio en el clavo y lo consiguió, ¿por qué Almansa no puede hacerlo?. Llevo mucho tiempo imaginando la forma en la que nuestro municipio podría rentabilizar, en serio, lo de ser CABECERA DE COMARCA. Una acepción de la que solamente nos acordamos en fechas festivas señaladas y, hay que reconocerlo, con escasos resultados. Pero…, ¿y el resto del año?; ¿qué hacemos, qué ponemos de nuestra parte con el fin de que Almansa se convierta en atractiva de verdad?. A día de hoy, si se excluye el abigarrado programa de actos sueltos que organizan asociaciones culturales o deportivas, no se hace nada de nada. Nos limitamos a ver pasar el tiempo y desaprovechamos de forma clamorosa la oportunidad que nos brinda el ser una localidad que cuenta, geográficamente, con más de 50.000 posibles clientes potenciales, a los que se podrían añadir los eventuales que acudirían a una llamada modulada en la longitud de onda correcta.
Veamos, disponemos en Almansa de un espacio en forma de Recinto Ferial que se encuentra infrautilizado más de 330 días al año. Si excluimos los días de Feria y las Fiestas Patronales, observamos que ese espacio, un lugar solitario, languidece mes tras mes de forma lamentable convertido, eso sí, en el retrete municipal de canes y mascotas.
Ante este panorama hoy vengo a proponer a las autoridades municipales, concretamente a la concejalía de Promoción Económica y Empleo, y también ¿por qué no? a quien esto pueda leer y se sienta subyugado por este idea, a que se den los pasos necesarios de cara a crear un Rastro dominguero, reglado, que aglutine toda la actividad comercial que conlleva semejante iniciativa y la concentre en el espacio del Recinto Ferial.
A mi juicio los beneficios promocionales que “sufriría” Almansa serían muy gratificantes. Hablo de los domingos, una jornada en la que prácticamente el cien por cien del comercio local está cerrado. Una jornada de asueto en la que miles de almanseños que, por ejemplo, ni salen al campo, ni se van de viaje y que prefieren permanecer en la ciudad, solamente cuentan con la opción, bien de pasear por el jardín, o morirse de aburrimiento ante la perspectiva de que “no hay donde ir, ni nada atractivo que hacer”.
Serían alrededor de 50, los días “útiles” en los que el Recinto Ferial podría acoger un Rastro al que habría que dar todas las facilidades para que fuese creciendo poco a poco. A una buena campaña de promoción en los pueblos de la comarca, invitando a nuestros vecinos, no solo a visitarnos, sino a formar parte del propio Rastro con sus mercancías, se le debería de unir la aprobación de una Ordenanza al efecto que sería la encargada de regular la forma y modo de su formato. Instalación de puestos, tasas de uso del suelo municipal, horario (fundamentalmente de mañanas) etc, etc. Los ingresos que el Consistorio obtuviese por ceder el uso del suelo público por horas y que irían en función de los metros de cada parcela, podrían revertirse en la mejora de las condiciones de ese lugar.
Podría estar vendiendo hasta el verano las bondades que, según mi punto de vista, tiene esta propuesta de creación de un Rastro en Almansa, entre las que sobresale lo atractivo que resulta el que salgan a la luz y poder dar salida comercial a miles de objetos que llenan nuestros domicilios y que harían las delicias de los aficionados a la almoneda, pero no es ese el objeto de este escrito. Sí lo es, el claro y contundente intento de remover la conciencia de quien/es siendo responsable/es de la promoción de Almansa estudien, por lo menos, si es factible o no el poner en marcha algo que no va a hacer daño a nadie y que, con un poco de voluntad y, por qué no decirlo, suerte, podría ayudar a crear un ambiente atractivo, distinto, original y divertido. Un Rastro en Almansa podría, definitivamente, acabar con domingos aburridos, lastrados por la monotonía del no saber qué hacer ni dónde ir.
El tiempo dirá si tenemos o no intención de revertir a positiva, la triste y lánguida situación dominguera actual que se vive en la Almansa “cabecera de comarca”.
Amén
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