Por Javier MACIA
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Escribía, Albert Hammond, “échame a mí la culpa de lo que pase”. Pero antes habría que preguntarse ¿quien engañó a quien? Están las tensiones al máximo, se acerca el día D y posiblemente las decisiones calientes, sin dialogo, han propiciado tal escenario.
Mañana, pleno del Parlament, donde aun pueden los gobernantes y su caudillo Puigdemont, reconducir una situación que se vislumbra irrefrenable, fustigadora y ciertamente contundente en la modificación política del Estado. La volea de Rajoy es directa, rápida y profunda, muy profunda.
El dilema de Puchi, es de ardua digestión, viene a ser un chuletón de tres cuartos de kilo, sin patatas, ni pimientos, y más que al punto, poco hecho. ¿Declaro la DUI? o ¿reculo y propongo elecciones autonómicas? ¿Digo, Diego donde dije digo, o donde quise decir digo, ahora digo Diego? Ya han calibrado las consecuencias estos “indepes”, ya han podido ver los resultados de su engañifa, de su cuento de Hadas, sin Hansel ni Grettel, solo con la bruja, la bruja por su puesto son los índices económicos. 1300 empresas (quizás mas), efectos directos y adversos en el sector turístico, inseguridad para nuevos inversores, boicot a productos catalanes siempre vendidos en el resto de España, fractura social y civil, reticentes advertencias entre CCFF de seguridad, dudas jurídicas, salida de Europa , de sus acuerdos y sus garantías sobre comercio internacional, en resumidas cuentas un autentico estado de excepción, que tiene su oposición en el Art 155 de la Magna Carta del 78.
Puigdemont se encuentra en un alambre fino, colgado de los “collons” y entre dos fuegos vivaces y feroces, entre la CUP y ERC, y, la Constitución y el gobierno.
El senado, cancha del nuevo punto del partido, le cede la posibilidad de agarrarse a la Ley, de volver a la normalidad, corriendo el presumible riesgo de que le sigan cantado a Albert, desde las hordas secesionistas – Sabes a ciencia cierta que me engañaste, aunque nadie te amaba igual que yo- También puede rebelarse, exhibir su melena al viento, mientras desprecia al Estado y proclama la DUI, y serán otros los que lo acunen, recordándole aquello de –lleno estoy de razones pa´ despreciarte-.Pero, al albur de la decision , su página en la historia la tiene asegurada.
Ahora bien, resuelto en cualquier modo, ¿dónde están las consecuencias penales? ¿dónde, los delitos cometidos?, ¿dónde la Justicia?. Dase en verdad, que si Puchi, convoca elecciones dentro de la constitucionalidad y reconociendo el Estatut, obviando así las ilegales leyes de Referendum y Transitoriedad (y obviar significa aquí, derogación), la situación se reconduce hacia la no aplicación del 155, pero haría falta, un arrepentimiento y reconocimiento del delito, para casi no actuar desde Fiscalía. No deja de ser menos real, que si por el contrario, rehúsa de su intervención en el Senado, (para proclamar la DUI, no necesita ir al hemiciclo superior), reconoce en ley, la vulneración de la misma y se aplica el 155, con la inmediata destitución del Govern al completo, la gestión del Parlament, y las consiguientes actuaciones judiciales por rebelión y sedición.
Asi que, querido Puigdemont, “dile a quien te pregunte que no te quise, dile que fui lo peor”, por desear que la justicia se haga cargo de ti, hagas una cosa o la contraria, “cúbrete la espalda con el dolor de la ciudadanía” y “que una nube de nuestra memoria te borre a ti” y “allá en el otro mundo, en vez infierno encuentres” tanta paz como descanso dejas, por mucha historia real que estés viviendo o por mucha HISTORIA que de aquí a 100 años, le cuenten a las generaciones futuras.
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