MUNICIPAL / HISTORIA
Las gestiones realizadas con el Museo del Prado y las Cortes Valencianas fructificaron y la pintura se exhibirá en la Casa del Festero de la localidad hasta finales de junio de 2018
luis bonete / almansa La Tribuna de Albacete
En 1709, dos años después de que se disputara en nuestra localidad una de las batallas fundamentales de la Guerra de Sucesión, por encargo directo del Rey Felipe V, dos artistas, pintores de la escuela italiana, inmortalizaron en un amplio lienzo el fragor y el dramatismo de esta contienda fundamental en la historia de España.
La pintura, propiedad del Museo del Prado, firmada por Buonaventura Ligli y Filippo Pallota, y que preside el vestíbulo de las Cortes Valencianas, según anunció ayer el concejal delegado de Recreación Histórica, Israel Rico, «será cedida a la ciudad de Almansa por un período de tiempo aproximado de dos meses para su exhibición pública en el salón de actos de la Casa del Festero (oficina de Turismo, ubicada junto a las escalinatas de acceso al Castillo)».
Esta obra de arte, largamente añorada por las Corporaciones almanseñas para su exhibición pública en la localidad, llegará a Almansa a mediados de la próxima semana, trasladada desde Valencia por una empresa de seguridad especialista en este tipo de trabajos, y acompañada de técnicos especialistas que serán quienes se encarguen de colocarla en el salón de actos de la Casa del Festero.
Según se indicó ayer, los gastos derivados del traslado y devolución de la famosa pintura, más los correspondientes seguros, se acercan a la cifra de unos 10.000 euros.
DIFICULTADES. El alcalde de Almansa, Francisco Núñez no hizo nada por ocultar la enorme satisfacción que la noticia de la llegada a Almansa del cuadro original de la Batalla le producía. Señaló que, «sin duda alguna, este es un hecho histórico para la ciudad. Poder traer a Almansa este cuadro del siglo XVIII ha resultado un cúmulo de superación de dificultades de todo tipo como todos pueden imaginar».
El regidor almanseño recordó que «el cuadro de Ligli y Pallota es el mejor manual de lo que fue lo sucedido en Almansa el 25 de abril de 1707. Estamos -dijo- ante una pintura única que más allá de su valor económico (que es enorme) posee un valor simbólico incalculable; por lo que representa para Valencia y para la ciudad de Almansa».
PERIPLO. Este mes de abril, cuando se cumplen 311 años de la Batalla de Almansa, el municipio se ha coordinado con el Museo del Prado y el Gobierno valenciano para traer a la ciudad un cuadro histórico que, aún no estando considerado como parte de la ‘elite del arte’ del Museo del Pardo, sí ha embellecido a lo largo del tiempo las paredes de numerosos edificios gubernamentales. La Batalla de Almansa estuvo expuesta en el Museo Naval de 1.940 a 1.950, y después en el Ministerio de Asuntos Exteriores hasta 1.983 para pasar a continuación, cedido, a la entrada del Palacio de las Cortes Valencianas.
CALENDARIO. «El cuadro llega a Almansa con la intención de presidir los actos de la conmemoración del 311 aniversario de la Batalla. Unos días en los que todos los almanseños llevamos a cabo un claro y evidente homenaje a la paz y la unión de todos los pueblos de Europa», señaló Núñez.
Desde la concejalía de la Recreación Histórica se ha informado que hoy viernes, una delegación del Ayuntamiento de Almansa se desplazará a Valencia para poder firmar los documentos que ’oficialicen’, la autorización de salida del cuadro del Palacio de las Cortes.
Posteriormente, posiblemente entre los días 18 y 19 de abril, la pintura llegará a Almansa. Se prevé que el viernes día 20, se lleve a cabo el acto de inauguración y visita.
PUNTO DE VISTA
«La pintura es una gran prueba documental»
Según afirman los investigadores Herminio Gómez y Francisca Ruano, el cuadro de la Batalla de Almansa «ha sustendado gráficamente en los últimos tres siglos, la memoria histórica en torno a este acontecimiento bélico fundamental en la historia moderna de España. Es una gran prueba documental (a falta de una excavación arqueológica) a la vez que la imagen actual de ese hecho histórico, pues no suelen quedar restos físicos apreciables de estas batallas en campo abierto a los pocos años de producirse», afirman.
Añaden Gómez y Ruano que, «en su origen, este cuadro de gran formato: 390 centímetros de ancho por 161 centímetros de ancho, fue un poder de la monarquía hispánica».
«Esta claro -dicen los investigadores- que Felipe V desea difundir e inmortalizar la memoria de este acontecimiento que le asegura el trono, y entre otros medios, encraga un cuadro destinado a la las estancias reales de su palacio».
Salvado del incendio del Alcázar Real de Madrid en 1734, el cuadro pasó al Museo del Prado, que abrió en 1.819.
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