SAN FRANCISCO DE ASIS, PATRON DE ALMANSA

Luis BONETE. ex-ministro de la OFS Fraternidad de Almansa

Es un hecho incontrovertible históricamente que en 1608, fue escogido por el cabildo civil y religioso, en pública asamblea, a S. Francisco de Asís por patrón de Almansa. Lo comprueba un acta del Ayuntamiento del 31 de enero de 1644 (acuerdos del Ayuntamiento de Almansa, leg. 18 f. 72). Y aunque allí no aparezcan ciertos detalles respecto a como se verificó dicha elección y nombramiento debieron atenerse a las costumbres contemporáneas observadas para tener concejo y de esto tenemos una pauta segura al tratarse, a principios del mismo año, sobre la conveniencia o no conveniencia de fundar el Monasterio de Agustinas de la misma población (Eco de Almansa I nº 9 pag. 1).

Como en documentos posteriores se detalle que se verificó la elección de S. Francisco por patrono en concejo verisímilmente se debió de realizar de la siguiente manera:

Convenida la suprema autoridad local eclesiástica, Lic. D. Bartolomé Pastor con los alcaldes ordinarios de la misma, a la sazón D. Juan Barnuevo de Córdoba y D. Martín Gueruda, a impulsos más o menos públicos de los religiosos descalzos se convoca para el día 24 de agosto de 1608 concejo general, por los medios usuales, en la plaza de la Iglesia. La cita para el concejo general se hizo con el «pregón en los sitios de costumbre que son las cuatro esquinas de las calles de D. Luis Pina —hoy Virgen de Belén—, S. Sebastián, —hoy S. Roque—, Alori —hoy edificio de los Juzgados— y Torralva». No sabemos cuántos de los 900 vecinos que a la sazón tenía la villa, hoy ciudad, ni cuántos de los 17 sacerdotes que componían su clero se reunirían en la mentada plaza de Sta. María, pero sí nos resulta evidente históricamente que allí se expuso a todos que «hallándose esta villa [Almansa], sin patrón especial «procedía elegir alguno» para que la guardase y amparase en los infortunios de los yelos, sequías y piedras y otras inconveniencias del cielo» requiriendo si les parecía bien fuese S. Francisco de Asís.

La propuesta inmediatamente fue favorablemente admitida y aprobada por el clero, las autoridades civiles y los vecinos en el mentado 24 de agosto de 1608, determinando el Cabildo Eclesiástico y Civil, se pidiera la ratificación de la elección al Ilmo. Sr. Obispo de Cartagena, D. Francisco Martínez, que dio «poder especial para este efecto a las personas que se nombran en la procura que se guarda en el archivo del convento de Santiago» de Almansa.

Hoy no poseemos el original a que se alude, pues la exclaustración del 1835 que dispersó los religiosos, hizo desaparecer el archivo y biblioteca de dicho convento y de no haber desaparecido entonces hubiera seguido igual suerte en la guerra civil de 1936, que tuvo como cuartel de milicias rojas el convento. Pero no creemos que los cuerdos juzguen motivo suficiente para poder dudar con razón de la veracidad del aserto. Lo testifican unos papeles, copia más o menos fiel de otros más antiguos, hecha en 1780 que llevan por título: “Papel perteneciente a los tres patronos principales de esta villa de Almansa que son N. Sra. de Belén, el Sco. P. S. Francisco y S. Pascual Bailón donde se manifiesta como las tres fiestas se deben de guardar de precepto y rezar con rito doble de primera clase con octava”. De ellos nos servimos para tejer este escrito.

A tenor de lo aquí expuesto la fiesta litúrgica de S. Francisco de Asís, del 4 de octubre, se celebraba en Almansa a partir del 1608 con todo el esplendor litúrgico, religioso y cívico: rito doble de primera clase con octava y fiesta collenda de precepto y grandes festejos cívicos según inferimos de la concordia que hizo la villa de Almansa con el convento de Santiago en tres de marzo de 1644 sobre la festividad de N. Sra. de Belén y la del Sco. P. S. Francisco «que fue confirmada por la autoridad del Provisor Lic. D. Juan Paco a la vez Vicario General del Obispado de Cartagena que abiertamente reconoce en ella «que la fiesta de S. Francisco Patrón particular, principal y propio, se guardó en Almansa desde 1608».

Armónicamente pues, la ciudad de Almansa y los religiosos franciscanos descalzos que en ella moraban, se regocijaban de las cosas agradables de la población, como la de que en 1614 fuese invitada por el monarca Felipe III para que asistiese una representación de la misma a la canonización de la Bta. María de la Cabeza, esposa de S. Isidro, y el otro hecho de que en 1640 Felipe IV erigiese esta entonces villa «plaza de armas» a fin de contener los conatos de rebelión que, en el reino de Valencia, excitara el ejemplo de Cataluña, honrándola con el título de “muy noble y leal” y armónicamente padecían o sufrían en los sucesos tristes como heladas, sequías, pedriscos, etc…, holgándose sobre manera cada año en celebrar con la mayor solemnidad posible el 4 de octubre, hasta la llegada del año 1644 en que suceden cosas que fueron muy poco gratas, no sólo a los frailes franciscanos sino también a los devotos del Seo. P. S. Francisco en Almansa.

 

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