(carta abierta a la doctora Carmen de la Cuadra)
por Luis BONETE. Periodista Copyright-2018
Aprovechando la festividad del Día de la Constitución y que dispongo de un poco de tiempo de asueto en mis tareas profesionales me pongo a la faena, Sra. de la Cuadra, de dar cumplida y prometida respuesta a su amable escrito publicado en redes sociales de hace unos días. De esta forma cumplo también su tácito deseo de no ser abordada físicamente.
Afirma usted sin empacho alguno que “Luis Bonete es tóxico hasta cuando lo bloqueas”. Bien, esa es su opinión que, lógicamente no comparto ni comparten aquellas personas que me quieren y respetan, que no es su caso visto lo visto.
Una cosa es que usted no me tenga aprecio personal y me critique públicamente adjetivándome de “tóxico” (algo que no me cuesta ningún esfuerzo aceptar con normalidad) y otra bien diferente que se permita la libertad de “pasarme por consulta”, diagnosticarme y me adjudique, porque le sale a usted de sus ovarios, una enfermedad mental como es un trastorno de la personalidad. A usted Sra. de la Cuadra ¿quién la ha parido para creerse con el derecho a tildarme de enfermo mental?. ¿Cómo se confiere la potestad de señalar que “padezco un trastorno de la personalidad?”.
Ante la audiencia de un grupo de Facebook, para rebatir mis opiniones, con el propósito de quedar cual paladín justiciero, defensor de la normalidad, y para mostrar su postura en mi contra Sra. de la Cuadra, recurre usted a la bajeza moral de menospreciarme, minusvalorarme y tratar de dejar sin valor mi punto de vista, mi opinión, apoyando su versión en que soy un desmejorado con una grave patología mental como es el trastorno de la personalidad.
Se puede leer en los textos de psiquiatría que los individuos con trastorno de personalidad “suelen tener problemas en distintas áreas de la vida, incluyendo el funcionamiento social y laboral, y suelen tener habilidades de afrontamiento pobres y dificultades para formar relaciones sanas”. Se añade que, “los trastornos de personalidad son un grupo de afecciones en las que los individuos muestran patrones de pensamiento, percepción, sentimiento y comportamiento de larga duración que difieren de lo que la sociedad considera normal”.
Que usted Sra. de la Cuadra salga a la palestra y como si nada, me comprometa públicamente como una persona que padece, entre otras taras, la de sufrir “dificultad para tener relaciones sociales sanas”, es como para que ahora, en justa reciprocidad, le dijera yo más que al Lucero del Alba. Pero no lo haré Sra. de la Cuadra. Usted se retrata solita. Me voy a permitir, no obstante, un par de licencias en este escrito.
1) ¿Qué le parecería si alguien afirmase de forma pública y por las redes?: No se le ocurra a nadie que pueda leer estas líneas acudir a la consulta privada de Oftalmología de la doctora Carmen de la Cuadra. En ese espacio profesional, doña Carmen vierte MIERDA a raudales; si, así actuáis, “evitareis que su MIERDA os salpique”. ¡¡Pacientes con problemas oftalmológicos!!: “haceros un favor y acudir a la doctora de la Cuadra solo cuando os pueda atender en el ámbito público”. (símil de que solo se me puede leer en el medio en el que trabajo).
¿No le gusta lo que lee verdad?. Lo entiendo perfectamente. ¿Cómo se le quedaría el cuerpo?. Si así ocurriese, si todo lo anterior fuese, efectivamente una recomendación (como las que usted hace) sería, sin lugar a dudas, la justa y medida respuesta a su consejo público sobre que nadie lea el trabajo profesional de Luis Bonete (29 AÑOS ININTERRUMPIDOS DE EJERCICIO LAUDABLE DE LA PROFESIÓN) en su blog privado porque lo que hace es “meter MIERDA”.
2) En su inconsciencia Sra. de la Cuadra, afirma usted que “como los trastornos de personalidad no se pueden cambiar”, Luis Bonete “no puede ni va a cambiar”. Añade, (ahí es nada) que “una vez que he metido la pata, me encierro en mi coraza obsesiva” ¿Qué debo hacer a su proverbial juicio para librarme del ominoso yugo, el de la patología mental, que según usted padezco y marca de forma horrible mi vida y la de los míos?.
Sra. de la Cuadra, no merece por mi parte ni una línea más.
Hasta el día que leí (porque mi familia me informó) todo lo que usted escribió sobre mi salud mental, ni me importaba ni me preocupaba la forma y modo en que usted ejerce su profesión de matasanos. Pero llegados a este punto, no me parece nada asombroso que un ejemplo palmario de fracasada política como es usted, que, lejos de esforzarse en mejorar en el área que domina, y que emplea su tiempo en ejercer sin titulación la “especialidad médica” de psiquiatría (entiéndase el chascarrillo) diagnosticando patologías mentales on-line en los demás, no sepa diferenciar entre lo que es un GLAUCOMA Y UNA ALMORRANA.
“El que busca, encuentra”. (refranero popular).
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