Por Luis BONETE. Periodista. Copyright-2018
La victoria (ajustada, pero esperada) de ayer sábado de Pablo Sánchez en las primarias del PSOE sobre su compañero Juan Luis Hernández, a mi juicio, va a traer importantes consecuencias en el seno del partido. Antes que nada, quisiera resaltar que en casi 30 años de ejercicio de profesión periodística jamás he visto unas primarias tranquilas o sosegadas en el partido de los cien años de honradez.
En la época “Calladista” fui testigo de broncas descomunales que trasponían los muros de la Casa del Pueblo, asimismo contemplé, pasmado!!, la llegada de ambulancias hasta la plaza de don Jaime con ancianos aún con gotero conducidos para ejercer su derecho al voto. Presencié y oí debates duros, agrios, insultantes y faltones…, y finalmente, asistí a unas votaciones en las que siempre, siempre, medio partido apoyaba a un candidato y el otro medio a otro.
Han pasado los años y si bien, parece que el fair-play , el respeto y las buenas formas se han adueñado del centenario y vetusto edificio socialista, lo que no ha trocado con el paso del tiempo es la tradicional y visceral división de los socialistas almanseños. “Democracia interna” lo llaman algunos. “Debate” lo califican otros. “Libertad de opinión y corriente”, lo conceptúan terceros. El caso es que no hay manera, no se conoce sistema para que, tras unas primarias, en el PSOE no hayan vencedores y vencidos, y tampoco pueden sortear que el campo de batalla quede sembrado de cadáveres.
Ayer sábado, con los Mariachis a todo trapo en el Principal y una vez finalizado el recuento de votos, presencie más de lo mismo. Caras de funeral, no…, lo siguiente. A su vez también advertí rostros que esbozaban una sonrisita de oreja a oreja que lo decía todo. En definitiva: medio partido con la piel levantada con síntomas evidentes de fracaso y el otro medio…, ufff!!, respirando tranquilo y dispuestos a pasar unas navidades cojonudas. Así es el PSOE en Almansa. Un partido que hace honor a su nombre de organización política formada por un grupo de personas que comparten y defienden las mismas ideas, pero que no participan, ni lo harán jamás de la idea de ir en una piña de cara a intentar vencer al “enemigo conservador”.
Ya tiene el PSOE a Pablo Sánchez de candidato a la Alcaldía. Y es en este momento que llega una buena batería de preguntas. ¿Integrará Sánchez a alguno de sus compañeros rivales en su lista?. ¿Cuál es el futuro político que le espera a Juan Luis Hernández y a su recién estrenado carnet socialista?. Valores jóvenes del partido como el “telefonista” Adrián Megías, que lo ha apostado todo a caballo perdedor, incluso haciendo el ridículo público, ¿tiene futuro o lo mandarán directamente al foso de los reptiles?. Manuel Serrano, secretario general, ¿se verá reforzado en el sillón?. La del millón: ¿Será posible, por fin, que el grupo municipal y la Agrupación Socialista dejen de una vez de ir cada uno por su lado ahora que el líder es Pablo Sánchez?. Si todos en el PSOE no cierran filas en torno al reluciente ganador de las primarias, y y cuando digo todos me refiero a quienes hoy rumian una amarga derrota, es evidente que no tendrán la más mínima posibilidad de desbancar al Partido Popular del gobierno municipal; ojo!! que también se apunta a la carrera Ciudadanos.
En el PSOE han determinado dejar atrás la pelusa y está claro que han apostado por la “juventud” y la promesa política que se presume adorna la figura de Sánchez, en detrimento de la “experiencia” vital y los ya numerosos años de Hernández. Sin olvidar que los militantes socialistas locales han arriesgado, de forma muy ajustada, eso sí, por un giro drástico, por dar un golpe de timón más que aferrarse a un Juan Luis Hernández, heraldo, a mi juicio, del “más de lo mismo”.
En este escenario, al grupo municipal socialista no le queda más remedio en los próximos meses que plegar velas en torno al nuevo líder que, por cierto, no tiene relación personal con la portavoz Valmorisco. Una mujer, Valmorisco, que pone fin a su carrera política acumulando disgustos enormes y pesadumbre; leal consigo misma y con sus particular forma de entender la política local, apoquina finalmente un atribulado peaje, y recoge a manos llenas la cosecha que ha ido sembrando a lo largo de los últimos tres años, caminando al margen, emancipada de una Agrupación Local que, ya en 2.015 y con los peores resultados electorales de la historia socialista con ella a la cabeza, la sentenció de forma definitiva.
Felicito sinceramente a Pablo Sánchez. Compañero de profesión al que conozco muchos años y con el que he compartido ratos y participo de ideales varios. En principio da la impresión que sabe el terreno que pisa y que tiene decidido rodearse de un equipo humano atractivo con el que “asaltar” la Casa Grande. Trabajo tiene por delante, y mucho. Deberá de cuidarse de quienes lealmente le vengan de frente, y de quienes, incluso de su propia familia política y de forma artera, le pongan palos en la rueda. Los “sanchistas” almanseños han ganado el envite, pero jamás deben de dormirse en los laureles ni olvidar nunca que el “otro PSOE”, la otra mitad, no los quieren ver ni en pintura.
Alea iacta est (César)
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