Por Luis BONETE. Periodista. Copyright-2019
Sé porque lo he leído en los libros, que en la antigüedad los navegantes se guiaban por la estrella Polar o estrella del Norte. Quienes perdían el Norte significaba que descarriaban el rumbo. El rumbo es la dirección que se sigue para llegar a un lugar o a un fin determinado. Es la dirección en la que nos movemos en el plano de un horizonte comprendido en la denominada Rosa de los Vientos, un círculo que tiene marcados los cuatro puntos cardinales derivados del movimiento de rotación terrestre, los cuatro rumbos laterales, los ocho rumbos colaterales y los dieciséis rumbos co-colaterales. La inventó Ramon Llull, un místico amante de la diversidad y de la compasión….
A estas alturas quien esté leyendo esta comunicación se preguntará legítimamente sobre el porqué de esta introducción. Es fácil y entendible. Veamos. Hace unos días tuve conocimiento de la dimisión de la Junta Directiva de la Asociación Cultural Torre Grande presidida por Oscar Martínez.
Es sorprendente que un ente cultural, serio y científico como Torre Grande, con el bagaje y la experiencia que arrastra, y que en 2020 cumplirá 36 años como faro señero de la defensa a ultranza del patrimonio cultural local, conjugue el verbo dimitir. Algo sucede para que Martínez abdique, en vez de divulgar que, cumplido su ciclo, no aspirará a un nuevo mandato.
Soy de la opinión que la Asociación Torre Grande comenzó, en la anualidad de 2017, a perder el rumbo. Esa temporada en la que se dedicaron sus Jornadas (ciertamente sesgadas, por cierto) a los Medios de Comunicación, entró a tropel en una espiral de deriva en su, hasta entonces solvente capacidad de afrontar temas patrimoniales, y se vio afectada por una sorprendente y absoluta incapacidad de programar unas Jornadas de Estudios Locales a la altura de lo que nos tenía acostumbrados. Consecuencia: no dejaron a nadie indiferente.
En el ejercicio de 2018, las XXIV Jornadas de Estudios Locales insistieron en el error de 2017. Una fea gestión. Bajo el paraguas protector de la presencia de mi compañero, el prestigioso periodista deportivo Fernando Gómez, se programó otro evento completamente fuera del contexto del espíritu de Torre Grande. En esta ocasión ya llovía sobre mojado, y debido a ello se dispararon todas las alarmas. Sonaron fuerte; si bien es cierto que fueron oídas por multitud de personas que incrédulas se preguntaban qué sucedía con Torre Grande, a pesar de ello, nadie dijo “esta boca es mía”.
El colmo de la tergiversación y manipulación, a mi juicio de la sustancia con la que se creó Torre Grande (léase con atención: “…,la Asociación cultural Torre Grande nace en 1984 fruto del esfuerzo y de la ilusión de un grupo de almanseños empeñados en defender, conservar, proteger y divulgar el patrimonio cultural de Almansa…”, y con ella la magnífica reputación de su trayectoria y legado de casi 36 años) se alcanzó en la programación de la XXV edición de las Jornadas de Estudios Locales que adoptó un formato completamente inadecuado para poder justificar sin ambages el poder afrontar un tema, el feminismo, que si bien es políticamente correcto y nadie en su sano juicio duda de su actualidad e importancia social, era y es impropio de ser analizado en un foro bajo la lupa patrimonial de la Asociación Cultural Torre Grande. Que error!!.
La deriva, el alejamiento palmario de sus orígenes primigenios en los últimos tres años, y la contrastada incapacidad de poder afrontar con garantías asuntos históricos locales de calado, son, en mi opinión, la razón por la que Oscar Martínez y su Junta Directiva han presentado su dimisión. Aceptada amigos y…, gracias por vuestro trabajo.
Suena con fuerza el nombre del historiador Alfonso Arráez Tolosa como presidenciable, como la persona que en el mes de septiembre tomará el timón de Torre Grande. Espero y deseo que se rodee del equipo de personas necesario que le ayude a recobrar el norte y el rumbo perdidos. Es conocido por estos lares que encontrar asuntos desconocidos sobre los que contar, descifrar entuertos y sacar a la luz argumentos y tramas olvidadas, pero auténticas y apasionantes, es la especialidad en la que Alfonso Arráez se mueve como pez en el agua.
Otro sí digo. Si la cosa no da para organizar Jornadas de Estudios Locales todas las primaveras, háganse bianuales, no pasa nada!!. Lo importante, lo esencial es estudiar y explorar el mejor recurso posible para salir del actual vicio; todo en aras de reconquistar el aura autentica de esas Jornadas de Estudios Locales que, a su rebato, lograban que los ciudadanos dejáramos todo con tal de conocer de la mano de quien conoce lo que dice, la historia y el patrimonio de Almansa.
Si no se aplica árnica, si se decreta seguir con usos y costumbres, Torre Grande no sale del pozo y seguirá siendo una asociación en busca de autor.
Amén.
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