A HOMBROS DE LA FALANGE. 80 ANIVERSARIO
22 de Noviembre de 1939
Por Samuel ROS y Antonio BOUTHELIER
“A las seis menos cuarto de la mañana del día 22 de noviembre de 1.939 llegó el cortejo que conducía los restos de José Antonio Primo de Rivera a Almansa, lo hizo con hora y cuarto de adelanto sobre el horario previsto. Es curioso que precisamente en las horas de la madrugada era cuando más deprisa se caminaba y cuando casi siempre se adelantaban los horarios; la razón es tan sólo una: el frío. El frío que hacía andar más deprisa a los camaradas portadores y que no aconsejaba el rezo dé rosarios o el canto de ritos funerales, para que no se hiciera más duro de lo que ya, era formar en el Cortejo.
De día, o en las primeras horas de la noche, cantos litúrgicos y rosarios influían en gran medida en la marcha parsimoniosa del cortejo; pero en la madrugada había que tender a marchar con cierta rapidez, para que el esfuerzo continuado e intenso hiciera olvidar un poco la dureza de la hora y del frío.
Almansa rindió un homenaje impresionante -uno más- a los restos de José Antonio; a pesar de la hora intempestiva a que se llegó, a pesar de la hora y cuarto de anticipación sobre el horario previsto con que se entró, en el pueblo, éste se encontraba materialmente cuajado de gente; de gente de Almansa y de gente llegada también de todos los pueblos limítrofes y de algunos bastante distantes.
En noche cerrada, y ante una Iglesia de San Francisco semi-derruída por el Frente Popular, se rezó un responso por el clero local y después se marchó, entre una multitud enorme y sobre un piso materialmente cubierto de hierbas silvestres, a la iglesia de Santa María de la Asunción, ésta ya en buenas condiciones, donde se cambiaron las andas y se cantó un funeral.
CAMBIO DE ANDAS. Ya de día, terminada la ceremonia religiosa, de nuevo a la carretera, no sin antes haberse efectuado el relevo de provinciales, entregando el féretro la provincial falangista de Sevilla y haciéndose cargo de él la provincial falangista de Huelva. Desde ese momento, en las andas, dieciséis camaradas en lugar de los doce que habían conducido el féretro hasta Almansa.
Precisamente el cambio de andas obedeció a una doble necesidad: por, una parte a construir unas andas más ligeras, que aminorasen el peso del túmulo que se elevaba a unos trescientos kilogramos; y por otra, a que siendo las andas de más longitud, fuera posible que entraran en cada uno de sus brazos cuatro camaradas en lugar de tres, con lo cual eran dieciséis los portadores en lugar de doce, disminuyendo con esto notablemente la cantidad de peso a soportar por cada uno de ellos.
A la salida de Almansa, ya en pleno día, el Cortejo se detuvo unos instantes ante un paso a nivel cerrado. Un mercancías pasó-todavía un poco más lentamente que a su marcha ordinaria, y todos los obreros rindieron un cálido homenaje a, José Antonio, asomados a portezuelas y ventanillas, saludando brazo en alto. Allí unos trabajadores, hombres de esta España callada y laboriosa, rindieron su homenaje al hombre sencillo, cordialmente entrañable, que supo marcar desde sus años jóvenes los caminos del futuro de nuestra Patria, como los railes marcaban en aquel instante su camino a la locomotora que arrastraba el tren”.
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