Hartos tal vez de utilizar argumentos, los antitaurinos se han pasado directamente al disparate. El episodio tiene lugar en la comparecencia del nuevo ministro de Cultura, José Ignacio Wert, en el Congreso de los Diputados. Bajo su mando se halla ahora la fiesta taurina, de la cual ha hecho una desapasionada defensa.
En frente, Joan Tardá, tal vez la cabeza visible más popular y populista de los republicanos catalanes, lanza una declaración de principios: «En Cataluña no habrá más toros, a no ser que vengan con la legión». A su lado, un divertido Toni Cantó (UPyD) meneaba cabeza de un lado a otro y reía con las ocurrencias de Tardá.
No me extrañan los gestos de Cantó. El discurso de Tardá no es sencillo de entender. Los toros sólo volverán a Cataluña con el amparo del Ejército. Descarta el portavoz de ERC, por ejemplo, un acuerdo parlamentario, ya sea en la carrera de San Jerónimo o en el parlamento catalán. Descarta también el portavoz una decisión del Tribunal Constitucional. Descarta Tardá una iniciativa popular que anime un nuevo debate protaurino. El discurso de ERC es realmente peligroso: contra una decisión del parlamento catalán sólo cabe el uso de la fuerza. Terrorífico.
Que no se preocupe el señor Tardá. Aún no he oído entre los taurinos rumores de asonada. Sólo iniciativas legales y legítimas para recuperar una actividad cultural en el territorio catalán.
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