«Hace unos pocos días asistí a un acto público celebrado en mi localidad, Almansa (02640), bajo el epígrafe “NO A LA GUERRA”. Un evento convocado de manera mayoritaria por el sector izquierdista local, bajo la influencia, presión y vergüenza que a todos nos asola como consecuencia de la reciente invasión de Ucrania por parte de la Federación Rusa….,»
Luis BONETE. Periodista. Copyright-2022
Hace unos pocos días asistí a un acto público celebrado en mi localidad, Almansa (02640), bajo el epígrafe “NO A LA GUERRA”. Un evento convocado de manera mayoritaria por el sector izquierdista local, bajo la influencia, presión y vergüenza que a todos nos asola como consecuencia de la reciente invasión de Ucrania por parte de la Federación Rusa….,
Y volvió a ocurrir… Quien esto escribe, se muestra públicamente a favor de la paz mundial, de la concordia entre los pueblos, y de la solución de los problemas entre las naciones a través del diálogo y el entendimiento. Sé, porque puedo ser cualquier cosa menos idiota, que mi posición, así como la de millones de ciudadanos que piensan como yo es utópica, que no hay nada que hacer y que llegado el momento, el recomendado bla, bla, bla, es superado por el uso del material contenido en arsenales y polvorines.
Y volvió a ocurrir… Sentada la premisa anterior, quiero resaltar el enorme bochorno que sentí en el mencionado acto público cuando la mantenedora, periodista de oficio, en el uso de la palabra y al leer el comunicado oficial ante varias decenas de vecinos allí concentrados, citó la repulsa de los convocantes, no solo a la guerra actual en Ucrania, sino a otras guerras, y puso como ejemplo las de Afganistán o Siria. Una vez más, se dejó patente que se es capaz de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro.
Y volvió a ocurrir… Olvidaron los organizadores del acto, de forma torpe y sonrojante, recordar a los asistentes que hace ya 45 años que el Reino de Marruecos invadió el Sáhara Occidental, y que, a parte de las matanzas que hizo en aquellos años a base de bombardeos con napalm y el envenenamiento de los pozos de agua de la colonia española, lleva desde 1975 quebrando y violando los derechos humanos de los saharauis, asesinando y encarcelando a quienes se atreven a oponerse a las criminales tácticas anexionistas del Rey Mohamed VI.
Y volvió a ocurrir… Olvidaron asimismo, recordar, que los sucesivos gobiernos del Reino de España desde la muerte del dictador Franco hasta nuestros días, todos, sean del signo que sean, no hacen otra cosa que rendir pleitesía al monarca alauí sometidos de manera infame a las presiones y amenazas de la inmigración ilegal, el tráfico de drogas, y las consecuencias económicas que se producirían en nuestro país con una determinante posición favorable oficial a la celebración del Referéndum de Autodeterminación que propone el Frente Polisario y que aprobó en su día la ONU.
Y volvió a ocurrir… Una vez más, y son incontables, se perdió la ocasión de levantar la voz y proclamar la suerte maldita que afecta a miles y miles de refugiados saharauis, acogidos por Argelia en la desértica región de Tindouf, y de denunciar alto y fuerte, una guerra en un territorio que fue administrado por España durante un siglo; que cuesta decenas de vidas diarias desde hace casi dos años, conflicto al que se ha visto abocado el pueblo saharaui para conseguir su independencia, harto de engaños, promesas incumplidas y de ser pisoteado por Marruecos.
Y volvió a ocurrir …. Señaló, hace muy poco el presidente del Gobierno Español Pedro Sánchez, que: «…, las violaciones flagrantes de la legalidad internacional cometidas por Vladímir Putin no quedarán impunes«. Y nadie, pero nadie, ni de la izquierda, ni de la derecha, ni sindicatos ni asistentes al acto público de Almansa tuvo el coraje de alzar la voz y preguntar: ¿Qué pasará entonces con las violaciones flagrantes de la legalidad internacional cometidas por Mohamed VI en el Sáhara Occidental?. Esas violaciones, ¿si quedarán impunes?. Es triste de reconocer, pero camino llevan de quedar, efectivamente, impunes. No olvidemos que la del Sáhara Occidental, es hoy la guerra de España; es la que nos afecta de forma directa a todos, y que los españolitos, si los que cantamos “…, banderita tu eres roja y gualda…”, afrontamos desde 1.975, y que pretendemos solucionar adoptando en casa un avestruz, en vez de usar arrojo y una posición política fuerte y coherente con nuestra responsabilidad histórica.
Y volvió a ocurrir… Parafraseando a mi colega periodista saharaui Mah Iahdih Nan, “oír comunicados como el de Almansa en contra del NO A LA GUERRA, y escuchar a líderes como Sánchez, Macrón y Biden hablar del cumplimiento de la legalidad y la justicia internacional, provoca náuseas cuando todo el mundo sabe que lo que menos interesa a estos individuos que dirigen el mundo es la puesta en práctica del derecho internacional. Tan sólo les importa engañar a sus pueblos y proteger sus propios y mezquinos intereses”.
Y volvió a ocurrir… Una de las satisfacciones humanas más placenteras es la de poner al prójimo deshonesto ante sus propias contradicciones, entre ellas y en este momento, la guerra de Ucrania, desafortunadamente, sobre todo para el pueblo ucraniano que sufre las consecuencias de la invasión y la guerra. Esta situación bélica ofrece, a los olvidados, ignorados, agredidos y vejados saharauis durante medio siglo, la enorme satisfacción de poner a los que sostienen al régimen feudal marroquí, ante el espejo de sus incoherencias y paradojas.
Y volvió a ocurrir…
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