El pucherazo se está cociendo

El totalitarismo enmascarado de socialcomunismo no cuela. Sánchez se maneja con mentiras y entre sus ministros están los más deshonestos servidores del Estado. Aristóteles -que siempre buscó la verdad, por encima de todas las cosas-, aseguraba: “Sólo los cobardes necesitan de la mentira para eludir la realidad…».

Por Jimmy GIMENEZ-ARNAU. Copyright 2022

Aristóteles, padre de la filosofía occidental, debió toparse en su época con demasiados farsantes de la calaña del Dr. Cum Fraude para manifestar aquello. También dejó otros dos pensamientos que dejan en evidencia al déspota: 1- “El hombre separado de la ley y de la justicia, es el peor”. 2- “Los tiranos se rodean de hombres viles porque les gusta ser adulados y ningún hombre de espíritu elevado los adula”. Un ignorante ante un sabio. Obviamente, la sabiduría derrota a la necedad, aunque el totalitario haga lo que se le antoja.

La última indecencia de Sánchez ha sido no sacar la cara por Felipe VI, mientras esos soplapitos podemitas que gozan de patente de corso en su Gobierno, exigen aplicar la guillotina al Rey. Sánchez perdió una fantástica ocasión para destituir a sus ministros comunistas que, como ha quedado demostrado, sólo sirven para desprestigiar a la Monarquía, sembrar odio y vaciar las arcas con millonarios proyectos obscenos propios de cafres. A ver si se enteran los hijos de Putin: el Rey no se levantó ante la espada del sanguinario Bolívar porque sabía que era una réplica y de haber sabido, que era la auténtica, tampoco lo habría hecho, pues chorrea sangre de españoles.

La diferencia entre Felipe VI y Sánchez es que el monarca siempre defiende a España y el autócrata, la está denigrando. Al zombie de la Moncloa el futuro le trae a mal traer ya que pronto tendrá que abandonar el lujo de los palacios y se verá obligado a instalarse en una caravana. El poder se le escapa como agua entre los dedos. Cuanto hizo, no lo pudo hacer peor y perjudicó a la nación entera. Las encuestas vaticinan su hecatombe. Menos el CIS de Tezanos que, por fortuna, nunca acierta. Sánchez prolonga sus vacaciones porque le persiguen las zozobras y no le llega la camisa al cuerpo. Sus consejeros se amotinan, sus socios le traicionan y él, que no cree en nada que no sea su ridículo ego, duda a quién creer. No hay psiquiatra que cure tamaña desolación. Sánchez da tumbos, está grogui.

Pero su incombustible maldad sigue operativa. Es un adicto a la trampa. Recuerden sus fallidos pucherazos con unas urnas sin control, ni censo, ni interventor, en el Comité Federal del PSOE, en 2016 y 2018. ¿Si engaña a los suyos, cómo no va a engañar a los demás? Con la misma treta y el dineral que hoy obtiene de los fondos europeos, más lo que saca de nuestros impuestos, paga a esos enemigos de España que lo sostienen en el poder. Como ve que sus días en Moncloa rozan su fin, exhibe su falta de transparencia, farda de ser impune y activa la oficina de bulos que vierte calumnias e insultos contra el centroderecha, que sólo busca lo mejor para España: sacar a este gañán del Gobierno. Fíjense si es torpe, que después de haber cometido mil atrocidades, no entiende por qué le odia y abuchea la gente. Algo está tramando el bicho, señales hay a miles. O sale de la Moncloa por la puerta de atrás una noche sin luna, o el pucherazo se está cociendo.

 

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