Un lugar de descanso histórico. La iglesia más bella de la Ilustración española
Por Luis BONETE
Periodista. Copyright-2022
La sencillez y austeridad de su fachada de ladrillo rojo explica que pase desapercibida a los ojos de los viandantes. Y es que muy pocos saben que en Madrid, en la calle San Leonardo, justo detrás de la Plaza de España, se esconde una de las obras maestras del Barroco de todo el mundo: la Iglesia de San Marcos. De hecho, y por muy extraño que parezca, no aparece ni en las guías turísticas de Madrid. Algo totalmente inexplicable cuando nos adentramos en ella y observamos la deslumbrante arquitectura y riqueza ornamental de su interior.
La «Iglesia más bella de la Ilustración española», como la denominó el escritor y filósofo Agapito Maestre Sánchez, es obra del arquitecto madrileño Ventura Rodríguez Tizón (1717-1785), quien a pesar de no haber visitado nunca Italia, pudo estudiar las obras de los grandes maestros a través de las estampas que le proporcionaron los arquitectos de la corte y los estudios que realizó junto a sus maestros. Solo eso le bastó para diseñar esta iglesia que sigue fielmente los postulados del barroco italiano, con un interior de gran efectismo y luminosidad. Su planta con cinco elipsis seguidas, la gran cúpula de la elipsis central con escenas de la vida de San Marcos y la belleza de los retablos y esculturas que se reparten por el altar y hornacinas, en las que encontramos obras de artistas de la talla de Juan Pascual de Mena, Felipe Castro o Robert Mitchel, son algunos de los elementos que hacen a esta construcción única en la ciudad.
La primera gran obra de Ventura Rodríguez, construída entre 1749 y 1753, tiene la particularidad de haber sido levantada entre medianeras, de manera que nos es imposible ver ni la parte trasera ni las laterales. Rodríguez Tizón cumplía con ella el encargo del rey Fernando VI que quería una iglesia con la que conmemorar la victoria en Almansa, que tuvo lugar el día de San Marcos (25 de abril de 1707) y rendir homenaje así a su padre Felipe V (el primer Borbón español) para quien esta victoria fue decisiva en la batalla contra los partidarios del archiduque Carlos por hacerse con la corona española. Ya en 1836 logró desvincularse de la Corona y desde entonces ejerce como iglesia parroquial, lo cual no impidió que se le reconociera como Bien de Interés Cultural en 1944, algo de lo que estaría muy orgulloso su creador, que quiso ser enterrado aquí junto a su tercera esposa al considerarla la obra de la que más orgulloso se sentía; lamentablemente, fue trasladado en el siglo XIX a la Capilla de los Arquitectos de la parroquia de San Sebastián (Atocha, 39).
La preocupación barroca por la experimentación geométrica longitudinal, en elipses en intersección, integrándose las unas con las otras, se manifiesta en esta obra realizada en la primera etapa del joven arquitecto. El autor esboza el proyecto con plena libertad y reduce los detalles ornamentales a un ejercicio marginal, aunque realizado con cuidadoso dibujo y complacida atención artesanal. Para enfatizar el movimiento integrado de los componentes se recurre a la convergencia estructural, la cual conduce al devoto a la visión de la cámara de la imagen. La sencilla estructura exterior no nos pone en aviso de la compleja distribución interna, seccionada en células de diferentes tamaños, longitudinales y transversales, en las que rigen en sus líneas de adyacencia los juegos de concavidades y convexidades inspirados en esquemas borrominianos y diseños del barroco piamontés.
DATOS HISTÓRICOS:
La zona donde hoy se levanta la actual parroquia de San Marcos era ya en el siglo VIII una zona de huertas (algannet) de donde tomaba su nombre el cercano barranco de Leganitos.
Reconquistada Madrid en 1085 por Alfonso VI, al poco tiempo se fundó el monasterio benedictino de San Martín (en la actual plaza de San Martín, entre las calles de las Hileras, del Arenal y de San Martín), dependiente de Santo Domingo de Silos. Las huertas de la actual Plaza de España y aledaños pasaron entonces a ser propiedad del nuevo monasterio. Posteriormente el lugar se conoció como “Prado de Leganitos”, situado en las afueras de Madrid, y donde acudían los madrileños en busca de aire fresco en las noches calurosas, junto con el Prado de San Jerónimo (Paseo del Prado).
Con Felipe III el monasterio de San Martín se independizó de Silos, pasando a tener abad propio. Hacia 1600 se construyó un nuevo monasterio e iglesia, obra de Gaspar Ordóñez, y hacia 1632 una ermita dedicada a San Marcos en el solar actual, como iglesia filial del monasterio de San Martín. Obra de Marcos López, fue continuada por Pedro de Ribera y José Benito de Churriguera. En el plano de Texeira (1656) ya aparece configurada la calle actual, con el nombre de “calle de San Marcos”.
En el siglo XVIII la zona se convirtió en un paseo frecuentado. Frente al tradicional “Prado” en las inmediaciones del Retiro, la zona de la Plaza de España recibió el nombre de “Prado Nuevo”.
La fundación
El 25 de abril de 1707, festividad de San Marcos, Felipe de Borbón (pretendiente al trono español tras la muerte sin herederos de Carlos II de Austria) conseguiría una victoria decisiva para la Guerra de Sucesión en Almansa (Albacete). Se planteó entonces la dedicación de una iglesia al evangelista san Marcos como acción de gracias. Sin embargo, el proyecto no se concretó hasta 42 años después, en 1749. Por aquel entonces se llevaban más de 10 años trabajando en la construcción del “Palacio Nuevo”, tras el incendio del Alcázar en la Nochebuena de 1734 (a pesar de su fama de larga obra, San Lorenzo de El Escorial tardó 22 años en construirse, y el Palacio Real, 26). Quizá su proximidad al Palacio influyó en la elección de la ermita del santo para hacer realidad el viejo proyecto de iglesia.
La iglesia de San Marcos se construyó finalmente de 1749 a 1753 (fue consagrada el 22 de abril, víspera de san Marcos, de ese año) sin que su patrocinador, Felipe V, llegase a ver el comienzo de las obras, pues muró en 1746. Es la primera obra importante de Ventura Rodríguez, que tenía 32 años, siendo abad de San Martín fray Martín Sarmiento (1746-1749). Ventura Rodríguez se convertiría en uno de los principales representantes del neoclasicismo académico que se impuso en la arquitectura española a partir de mediados del XVIII. Sin embargo, aquí logra una de las mejores obras del último barroco madrileño.
Poco después (1789), en el cercano terreno de la actual Plaza de España, Manuel Martín Rodríguez, sobrino de Ventura Rodríguez, construiría el cuartel de San Gil (proyectado como convento, aunque no llegó a funcionar como tal), derribado en 1908. En su solar se construyó el Salón–Teatro Regio hasta su derribo en 1918 para abrir la Plaza de España.
La iglesia de San Marcos, parroquia desde 1836, sufrió un importante incendio en 1925, que afectó sobre todo al camarín de San Marcos (que perdió sus pinturas murales) y al Corazón de Jesús, que tuvo que ser repuesto. La restauración, acometida en 1926, corrió a cargo del arquitecto Francisco García Nava.
No sufrió grandes daños durante la Guerra Civil, y pudo ser declarada Monumento Nacional en 1944. En el año 1975 fue rehabilitada en profundidad bajo la dirección de Ángeles Hernández-Rubio Muñoyerro. La última actuación importante llevada a cabo fue la restauración de la cúpula (Juan Armindo Hernández Montero, 1984). El extraordinario órgano de esta iglesia espera el patrocinio que le devuelva la voz.
Descripción general
La planta de la iglesia está basada en una de Juvarra para San Felipe Neri de Turín. A pesar de lo irregular del solar y de las pequeñas proporciones de éste, consigue un efecto de gran dinamismo mediante la intersección de cinco elipses: la planta está formada por tres elipses, con el eje mayor de la elipse del presbiterio perpendicular al de las otras dos, a las que hay que añadir el atrio y el camarín de San Marcos, con sus ejes mayores paralelos al del presbiterio.
Los muros se articulan con grandes pilastras y semicolumnas, rematadas por capiteles de orden compuesto donde las hojas de acanto han sido sustituidas por una cabeza de león, animal emblemático de San Marcos.
Almansa, en la CÚPULA
La cúpula cubre la elipse principal del templo, y remata con una pequeña linterna con un rompimiento de gloria. Está decorada con cuatro grandes lienzos, obra de Luis González Velázquez, coronados por cabezas de querubines, obra de Roberto Michel. Los paños se separan mediante una fila de casetones que llevan en su interior los florones con los que se decoran todos los casetones de la iglesia.
En el paño del lado del evangelio (a la derecha en la fotografía) se representa a san Marcos presentando su evangelio a san Pedro. San Marcos, arrodillado, levanta con las dos manos el tomo de su evangelio ante san Pedro, representado como un anciano con barba blanca, sentado en su cátedra. San Pedro señala hacia el exterior de la estancia, como indicándole que comience su predicación. En la mitad superior, dos ángeles entre nubes.
En el paño del lado de la epístola (a la izquierda en la fotografía) se representa la predicación de san Marcos en Alejandría. San Marcos, de pie a la izquierda de la escena, levanta su mano en ademán declamatorio frente a unos cuantas personas tumbadas en el suelo (mujeres, soldados) que le escuchan.
En el paño hacia el presbiterio (en la parte superior de la fotografía) representa el intento de los paganos de quemar el cuerpo de san Marcos en una pira. San Marcos aparece tendido sobre un montón de leña, mientras que sus perseguidores huyen ante una furiosa tormenta. Al fondo, el ataud donde los cristianos recogerían el cuerpo de san Marcos para enterrarlo.
En el paño hacia los pies del templo (en la parte inferior de la fotografía), representa la victoria del duque de Berwick en la Batalla de Almansa, causa de la fundación del templo. El Duque, montando un caballo blanco, avanza victorioso con la bandera blanca que lleva la cruz de san Andrés, emblema de Felipe de Borbón, mientras san Marcos le observa desde el cielo. En la parte inferior, un estandarte tumbado con el águila de los Austrias simboliza su derrota en la Guerra de Sucesión. En la parte inferior, el anagrama del pintor.
Muy recomendable la visita a todos los fieles y aquellas personas amantes de la historia de nuestra ciudad.
Comentarios recientes