El repentino, reciente e inesperado fallecimiento de Horacio Valiente, presidente de la Asociación de Pastores de la Virgen de Belén, causó conmoción en los almanseños, tristeza, dolor y abatimiento en el seno de su familia, y consternación en los centenares de componentes de la fraternidad de los “pies de la Virgen”; a la vez que un sentimiento de profunda inquietud que, en estas primeras horas parece que comienza a disiparse por mor de un comunicado emitido por el directivo Francisco Valiente, hijo del presidente finado.
por Luis BONETE. Periodista jubilado. Copyright-2023
El repentino, reciente e inesperado fallecimiento de Horacio Valiente, presidente de la Asociación de Pastores de la Virgen de Belén, causó conmoción en los almanseños, tristeza, dolor y abatimiento en el seno de su familia, y consternación en los centenares de componentes de la fraternidad de los “pies de la Virgen”; a la vez que un sentimiento de profunda inquietud que, en estas primeras horas parece que comienza a disiparse por mor de un comunicado emitido por el directivo Francisco Valiente, hijo del presidente finado.
Pone negro sobre blanco el vástago de Horacio, de forma pública y aclaratoria que, antes de entregar su alma a Dios, su padre lo nombró, por escrito de puño y letra, sucesor en la presidencia de la Asociación de Pastores, y él ahora, por diversos motivos que describe en su comunicación y que no serán objeto de análisis en este trabajo, renuncia a dicho nombramiento.
Escribo estas líneas desde la humildad y el derecho que me asiste como “simple pastor”. Y lo elaboro asimismo, con un marcado sentimiento constructivo de poner mi grano de arena en el proceso y/o debate que, sin duda alguna ya ha comenzado, y que desembocará, Dios mediante, en el ingreso cum laude de la Sociedad de Pastores en el siglo XXI, o lo que es lo mismo: en la modernización y adaptación a los tiempos actuales de una histórica sociedad de personas encargadas de la espiritual y maravillosa misión de custodiar la imagen de Ntra. Sra. de Belén, en sus diversos recorridos urbanos o camperos tras la salida de los templos o su sede canónica.
ANTES Y DESPUÉS. Es más que evidente que hay y habrá un antes y un después del periodo presidencial de Horacio Valiente. Un hombre íntegro, leal, honesto y honrado a carta cabal, convencido que debía de agotar hasta el fin el legado familiar; y lo cumplió, vaya si lo cumplió. A lo largo de sus muchos años de mandato, tuvo que superar, Horacio, tramos pedregosos y situaciones complicadas, pero nunca se arredró, jamás cedió en sus principios, y mientras que las fuerzas le acompañaron, fue ejemplo de presidente de los de “toda la vida”, con lo que ello conllevó.
Pero, la vida sigue. El tiempo continua inexorable y las personas, no lo olvidemos estamos aquí de paso. Horacio, está ya junto a su amada Virgen de Belén, y sus “pastores”, a la espera de la llamada, hemos quedado impregnados de su gran presencia y labor, sí, pero también por un gran sentimiento de orfandad.
Es a esa orfandad a la que quiero referirme ahora. Quien fuera señalado como su sucesor, su hijo Francisco, con un criterio (a mi juicio) lúcido y exquisito, públicamente manifiesta que, a pesar de contar con el señalamiento de su padre, renuncia a ser presidente de la Asociación de Pastores, pero que se replantearía su decisión si una asamblea general de pastores se lo pide. Aquí es donde Francisco Valiente verdaderamente hace honor a su apellido, donde se hace grande, e indica, él mismo, el camino (que yo comparto al cien por cien) que debe de recorrer a partir de ahora la Asociación de Pastores de cara a convertirse en un ente moderno, y replicante sin perder un ápice de tradición, de los valores que adornan a quienes custodian a la Patrona por calles y campos locales.
FUTURO. Desde mi punto de vista, y siempre mirando al futuro sin perder de vista los valores heredados, el actual equipo directivo al que podrían unirse “pastores” bien conocidos y de reconocido prestigio legal, sería muy bueno y recomendable se constituyese en una gestora. Otro sí digo: un ente orientado desde ya mismo, a la elaboración de unos estatutos en los que se recogiesen, al albur de los actuales tiempos, y en términos bien detallados, qué es y qué objetivos animan a la Asociación de Pastores de la Virgen de Belén; por supuesto, se debe de contemplar en los citados estatutos todos los aspectos administrativos, de gestión, de admisión, expulsión, cuotas…, y explicitar, de forma meridiana y transparente, la duración de mandatos, forma y modo de los periodos electorales y del sistema a seguir que conducirá a elegir, de forma democrática, a la Junta Directiva y su Presidente. Una vez elaborado el borrador, como asociación religiosa que es, se deben de someter a la aprobación del Obispo quien finalmente será quien los apruebe y rubrique.
A partir de ese instante, desde que el Sr. Obispo otorgue su Vº Bº, la Asociación de Pastores de la Virgen de Belén pasará a convertirse en una entidad propia del siglo XXI, con personalidad jurídica propia, amparada por estatutos, legal a todas luces, una situación que, lejos de menoscabar su tradición e historia, las engrandecerá; lo hará a la Asociación, asimismo al equipo humano que conforme su primera Junta Directiva democrática, abrirá las puertas para el acceso a la gestión a “pastores” que así lo deseen y cumplan con lo exigido, podrá solicitar y recibir subvenciones oficiales, y dotará de la máxima licitud todos los actos que emanen del seno de la, entonces sí y de pleno derecho, Asociación de Pastores de la Virgen de Belén.
Desde el perpetuo respeto que le profeso y el recuerdo a la memoria de mi buen amigo Horacio Valiente (RIP), creo que el anterior, es el camino correcto, es la senda que todos los que en este pueblo bendecido por María de Belén podemos decir con orgullo que somos “pastores”, debemos de recorrer sin aspavientos, sin rencor, sin mirar atrás…, pero sin olvidar jamás el enorme legado que todos los presidentes de la Asociación de Pastores han dejado a los almanseños en sus muchos años de responsabilidad presidencial, y sin omitir la grandeza que adorna a muchos “pastores” de sitio que, tras el agua bautismal, a continuación recibieron un número de orden entre quienes fueron, son y serán hasta su muerte, los “pies de la Virgen”.
¡¡Ojala!! la Virgen de Belén nos ilumine, y el periodo que se avecina sea tranquilo, esté exento de brusquedades y entre todos, busquemos la mejor forma de, al compás de la tradición, dotarnos de una fresca, renovada y hermosa asociación.
Que así sea.
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