“Jefe”: aprecio y parcialidad

«Esto que hoy escribo, me propongo hacerlo desde la perspectiva y el propósito de confirmar que, aún en tiempos como los actuales en los que la dignidad otorga muy poco o ningún dividendo, es conveniente, se puede poner el acento en resaltar el hecho que la hermandad entre personas, la confraternidad y la lealtad, son posibles y cotizan al alza en el mercado de las relaciones humanas…,»

Luis BONETE. Periodista jubilado. Copyright-2023

Esto que hoy escribo, me propongo hacerlo desde la perspectiva y el propósito de confirmar que, aún en tiempos como los actuales en los que la dignidad otorga muy poco o ningún dividendo, es conveniente, se puede poner el acento en resaltar el hecho que la hermandad entre personas, la confraternidad y la lealtad, son posibles y cotizan al alza en el mercado de las relaciones humanas.

Yo, que me acuso de ser un tinglado de vivencias en el interior de un arcano subjetivo, no, lo siguiente, curiosamente hace un tiempo que me sorprendí de un día para otro, al invertir en aprecio y parcialidad: aprecio por un convecino nato que ha  dedicado su vida profesional a buscar el modo y forma de hacer la vida más agradable y segura a sus paisanos, poniendo rumbo, a través de la excelencia en su cometido, hacia un destino remozado, dejándose girones de piel en el camino e implantando herramientas novedosas que han convertido a la ciudad de Almansa en un destino de vida seguro, es evidente que mucho más que antes de su afortunada decisión de residir entre nosotros.

Visto lo visto, y tras una trayectoria de supervivencia determinada por los avatares de la vida, curiosamente dictaminé dejarme llevar, también, por la parcialidad. Bien entendida, bien asumida y si uno lo tiene más que claro, envidar a ser parcial no es nada malo, al contrario, permite canalizar tus energías en aras de algo o en este caso concreto, de alguien, a quien aprecias o admiras. Va por delante que nunca fui dado a entregar ni destapar mi parte espiritual más recóndita, más por miedo a que descubrieran que no soy tan mala persona ni tan buena como muchos creen, pero como el camino se hace andando, me dejé llevar por sensaciones que no pintaban nada mal; y no me arrepiento, así hasta hoy.

A estas alturas, querido “Jefe”, ya sabrás que esto va por tí. Y acontece de este modo porque como se dice en el Pincelín “…, hay motivo”. Joder!!!!!, claro que hay fundamento, y gordo. Si miras bien a un lado y otro “Jefe”, verás a muchas personas que vienen y van, que llevan una vida de esfuerzo y sacrificio, sacan adelante a sus familias, tienen la decencia por bandera colgada en el balcón de sus corazones, disfrutan, ríen, lloran sus desgracias, entierran a sus muertos, sueñan siempre con nostalgia con un futuro mejor…, envejecen y ven crecer a sus hijos. Pues bien, que sepas y entiendas que a esa pléyade humana que conforma la materia gris de la Muy Noble, Muy Leal y Felicísima Villa de Almansa, a todos ellos y muchas más, les has hecho la vida más fácil a través de la puesta en común de tus convicciones y profesionalidad.

En un momento en que te llega al pelo el gris, quizás nadie de quienes antes he citado te diga una palabra, o sí, nunca se sabe; pero lo que sí es cierto es que hace tiempo que quería decirte a voz en cuello, alto y claro, negro sobre blanco gracias; gracias “Jefe”, por tu pundonor, vergüenza torera, por tu honra y autoestima. Dejas un legado desmedido fruto de tu propio convencimiento de que solamente hay una forma de concebir el trabajo: bien hecho.

Se acerca la hora de tu jubilación, el instante en el que tendrás que entregar los trastos a quien detrás viene; no pasa nada, lo mejor está por venir y si en algún momento te alcanza la nostalgia, la vencerás, cierto, al lado de tu familia y amigos.

No quería, ni tampoco podía permitirme que terminaras tu trayectoria profesional en activo sin decirte “Jefe”, que siento un gran orgullo porque durante años y sin hacérmelo notar me hayas incluido en el círculo de tus personas más cercanas. Ha sido una gran alegría, un verdadero honor el haber podido trabajar todo este largo tiempo sabiendo que si resbalaba, o me acaecía algún problema siempre estarías ahí para recurrir a tu consejo y ayuda. Comulgo en tu cercanía con la afirmación de escritor Markus Zusac, que señaló: “A veces las personas son hermosas. No en apariencia. No en lo que dicen. Sólo en lo que son”.

Te deseo lo mejor de lo mejor en tu nueva etapa de vida. Siempre podrás contar conmigo.

 

 

 

Enlace permanente a este artículo: https://www.almansadigital.org/?p=9203

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Highslide for Wordpress Plugin