En el año 1965, las tres Cofradías de Semana Santa existentes en Almansa, creadas a finales de los 50, salieron a las calles por última vez tras no superar una acusada agonía acaecida en los años 60 y que las hirió de muerte en tres años.
Por Luis BONETE PIQUERAS
Cofrade y ex Hno. Mayor de la Archicofradía de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli de Almansa.
En el año 1965, las tres Cofradías de Semana Santa existentes en Almansa, creadas a finales de los 50, salieron a las calles por última vez tras no superar una acusada agonía acaecida en los años 60 y que las hirió de muerte en tres años.
El porqué del fin de las procesiones de Semana Santa en Almansa en aquellos tiempos es ampliamente opinable, las razones, sin duda alguna, serán variadas y multidisciplinares. Los historiadores y expertos tienen cantera, materia de trabajo. Ellos disponen ahora de la palabra. Ahí lo dejo.
Así las cosas el vacío procesional de los días pasionales almanseños perduró hasta principios de 1990 (casi 30 años) cuando un grupo de convencidos cristianos fundaron en Almansa la Hermandad de Jesús del Calvario y María Santísima de la Esperanza, y comenzaron a procesionar. Un año después, en 1991, se instauró el Pregón de Semana Santa, un acto inédito en Almansa, proclamado de forma solemne en la capilla de la Comunión de la Iglesia de Santa María de la Asunción.
Transcurriendo el tiempo, se llegó al año 2000, momento en el que de la mano de un puñado de fieles, y con el asesoramiento espiritual de los Padres Franciscanos, se refundó la Archicofradía de Jesús de Medinaceli. En el 2003 se creó la Agrupación Interparroquial de la Semana Santa de Almansa, entidad que pervive a día de hoy, y que aglutina las actividades semana santeras en las calles, y en la que hay representación multidisciplinar de parroquias, hermandades, clero, y asociaciones religiosas.
En la Semana Santa del año 2010 se fundó y salió a la calle por vez primera la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Paz en su Entrada a Jerusalem y María Santísima de Almansa (la Borriquita).
En abril del año 2014, cuando el rumor era imparable, estalló como un trueno un triste, breve pero contundente comunicado: “El Calvario no sale a las calles de Almansa el Viernes Santo de madrugada por falta de nazarenos y costaleros”, punto y final a la Hermandad del Calvario y a 21 años de salidas de su Estación Penitencial.
Desde mi punto de vista, la desaparición del Calvario y el consiguiente “erial” procesional que se puede contemplar en los días de Semana Santa en Almansa, del que se salvan con muchísimo honor un puñado de cristianos nazarenos y costaleros comprometidos, está motivado, en primer lugar por la visible pérdida del empuje, ilusión y fe iniciales, origen de la pérdida de muchos hermanos. Y en segundo lugar, a la patente ausencia de tradición procesional. Es conocido que en Almansa, hay dos generaciones completas de personas que no han “mamado” lo que significa una hermandad y procesionar en Semana Santa…, y así nos va. A a lo peor, se ha iniciado, de nuevo, el camino de la desaparición de las procesiones pasionales tal y como ya ocurriera durante casi 40 años.
Es evidente que caminamos hacia una secularización generalizada. La Semana Santa de Almansa, como ocurre en multitud de ciudades, se ha convertido en unos días apropiados para hacer turismo o para el descanso. Se ha descristianizado y hasta paganizado.
Y si los motivos, llamémosles populares de la nunca deseada pero posible de nuevo desaparición, visto lo visto, de la Archicofradía de Medinaceli, han quedado medianamente bosquejados, también hay que subrayar que desde el estamento Consistorial, concretamente del equipo de Gobierno social-comunista, en vez de poner, por lo menos, algo de su parte para evitar la pérdida, se dedica a ubicar preciosos y enormes palos en las ruedas de la Semana Santa local.
De Izquierda Unida no puedo decir nada; ni debo ni los puedo criticar porque, aunque no comparto su forma de actuar, al menos el concejal que los representa ya advirtió que nunca tomaría parte en actos religiosos de ninguna especie, y es consecuente con lo manifestado y con la ideología atea y/o agnóstica que pervive en ese partido político.
Por el contrario, en el PP, anida un marcado sentimiento cristiano y se les ve participar, convencidos, en casi la totalidad de actos semana santeros de Almansa.
Llegamos a la madre del cordero. ¿Quién de quien estas líneas pueda leer puede decir que ha visto a la socialista alcaldesa Pilar Callado, no ya en el Pregón de Semana Santa, (haciendo un feo inexplicable al Pregonero), sino en la procesión de Medinaceli, Amor Fraterno, en la del Santo Entierro o en el Encuentro?. Pilar Callado es la alcaldesa de todos los almanseños, y según yo lo veo, y muchos, debería de comprometerse, algo que está pero que muy lejos de hacer, con la Semana Santa de la ciudad que gobierna. Y si ella está tan ocupada que no puede, al menos, debería de enviar en su representación a alguno de sus nueve concejales…, o ¿acaso ellos tampoco pueden?. Pero es que para más abundamiento, una de las primeras medidas económicas adoptadas de las que el PSOE denomina de “saneamiento” ha sido bajar las subvenciones a la Archicofradía de Medinaceli, a la Hermandad de Cristo de la Buena Muerte y a la Borriquita. A esta última, asegura la alcaldesa que le ha “pagado” la banda de música, cuando en realidad es que al subir notablemente la subvención a la Sociedad Unión Musical, en el habitual convenio, se estipuló que pitos y flautas debían de actuar en el Domingo de Ramos. Así está el panorama.
Suma y sigue. Para mayor bochorno, a Pilar Callado no se le ocurre otra medida de apoyo a la Semana Santa de Almansa, que señalar el Pleno más relevante del año, el de la aprobación de la Plantilla Municipal y el debate de aprobación del Presupuesto General en Miércoles Santo, precisamente cuando Medinaceli estaba en las calles. ¡Qué casualidad!, ¿no se podía haber marcado otra fecha?. Esta es el procedimiento que la alcaldesa Pilar Callado entiende como forma de ayudar a las Cofradías y la Semana Santa de Almansa. Es más que evidente que a nuestra regidora le importa un ardite lo que ocurra en el tema de los días pasionales locales.
La buena noticia de todo lo anteriormente relatado es que, si finalmente las Cofradías y los desfiles pasionales desaparecen de nuevo en Almansa en el siglo XXI (algo no descartable), los historiadores lo van a tener mucho pero que mucho más fácil a la hora de explicar a las próximas generaciones los motivos acontecidos, porque testimonios escritos como el que ahora se puede leer, no existieron en el siglo XX.
Ut sementem feceris, ita metes.
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