«…, la libertad de expresión es un derecho fundamental de las sociedades democráticas, sin embargo, no todas sus formas pueden ni deben de ser aceptadas, como es el caso que hoy nos ocupa: la utilización vandálica del espacio público a través de una desviación social y crítica respecto a lo que es considerado una absoluta falta de respeto para con el comportamiento que se espera de una sociedad local que presume a boca llena de progresismo y visión de futuro…»
Luis BONETE. Periodista. Copyright-2024
La libertad de expresión es un derecho fundamental de las sociedades democráticas, sin embargo, no todas sus formas pueden ni deben de ser aceptadas, como es el caso que hoy nos ocupa: la utilización vandálica del espacio público a través de una desviación social y crítica respecto a lo que es considerado una absoluta falta de respeto para con el comportamiento que se espera de una sociedad local que presume a boca llena de progresismo y visión de futuro.
El autor/es de la guarra e insolidaria pintada que se observa en las paredes de los soportales del recién restaurado antiguo Ayuntamiento, parece querer reclamar, usando el vandalismo, una propuesta de Estado donde uno de los derechos colectivos, en este caso el de la vivienda, sea reconocido y desaparezca la marginalidad; todo ello bajo el paraguas protector y el marchamo de calidad de las ideas anarquistas. Chúpate esa, Manolo!!!!.
Desde que el mundo es mundo, la intención y/o filosofía de plasmar mensajes políticos y sociales en paredes y espacios públicos, parece inclinarse a pretender crear un diálogo directo con la sociedad, incitando a la reflexión y generando una conciencia crítica sobre temas que podrían ser pasados por alto o subestimados. Además, contribuye a empoderar a la sociedad al despertar la necesidad de obtener respuestas y fomentar el cuestionamiento del sistema político y social vigente.
Lo que se puede ver estos días en el edificio del pasaje del Coronel Arteaga determina y demuestra bien a las claras que no ser artista, para algunos, es una desgracia llevadera. Pero, querer serlo a toda costa, sin talento y engorrinando sin pudor alguno…, puede ser un verdadero desastre. Sobre todo, si pensamos en las consecuencias de este nuevo mal sin remedio que ha dejado con la boca abierta y avergonzados a los miles de almanseños que estos días de comienzo del verano pasean por tan emblemático lugar.
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