Diez años sin Jesús del Calvario en Almansa (XVI)

«Quiero ser pregonero…,» (Angel Infantes, dixit)

«…, quizás, amigo lector, el invierno del año 2010 y la primavera del 2011, hasta la celebración de las procesiones de Semana Santa, fue un periodo especial para quien escribe. Desde lo más hondo de mi corazón así lo siento. Fueron días de inquietud, dedicación, trabajo, polémicas, decisiones e ilusión. Nada de lo acontecido durante esas fechas me causa arrepentimiento y mucho menos frustración, muy al contrario, si, orgullo, satisfacción y la sensación de haber cumplido con mis compromisos. Por tanto, y a pesar de que cambiaría mi forma de escuchar a ciertos protagonistas a partir de entonces, no puedo más que agradecer de antemano al relato, a todos aquellos que atención y ayuda me prestaron, su abnegada colaboración y consejo. Pero, ¿qué aconteció?«…

Javier MACIÁ. Copyright-2025

Quizás, amigo lector, el invierno del año 2010 y la primavera del 2011, hasta la celebración de las procesiones de Semana Santa, fue un periodo especial para quien escribe. Desde lo más hondo de mi corazón así lo siento. Fueron días de inquietud, dedicación, trabajo, polémicas, decisiones e ilusión. Nada de lo acontecido durante esas fechas me causa arrepentimiento y mucho menos frustración, muy al contrario, si, orgullo, satisfacción y la sensación de haber cumplido con mis compromisos. Por tanto, y a pesar de que cambiaría mi forma de escuchar a ciertos protagonistas a partir de entonces, no puedo más que agradecer de antemano al relato, a todos aquellos que atención y ayuda me prestaron, su abnegada colaboración y consejo. Pero, ¿qué aconteció?

A estas alturas de la narración es necesario considerar en primer lugar mi recién adquirida posición en el entramado jerárquico de la Semana Santa de Almansa.

Tras 18 años de participación y colaboración en la Hermandad del Calvario en la que había ocupado los puestos de; costalero, segundo capataz y teniente de Hermano Mayor, mi papel pasa, sin abandonar la Junta de Gobierno, a ser representante en la Agrupación Interparroquial. La Junta, tuvo conocimiento de mi posible nombramiento como capataz de Medinaceli. En el más razonable sentido de la lógica, mi dimisión se hizo indiscutible por acomodar el correcto tramite de los intereses que parecían contrapuestos desde la perspectiva de Ángel Infantes. Es decir, si aceptaba el proyecto de Medinaceli, nada tenía que ver en la Junta del Calvario.

Pero esta dimisión no fue instantánea. ¿Por qué? Recordáis que os conté aquel viaje a Cádiz, a procesionar como costalero andaluz. Pues bien. Una de las conversaciones mantenidas durante la experiencia, reflejaría de forma voluntaria el deseo de Ángel Infantes por ser pregonero de la Semana Santa almanseña.

En sí misma, la iniciativa nada tiene de malo. ¿Quién puede negar a nadie el deseo de ser pregonero de una celebración tan significativa, máxime con los logros y aceptación que se estaban alcanzado en la sociedad almanseña? ¿Quién puede discutir la idoneidad del candidato, y más aún cuando la figura que se propone ha sido baluarte y pilar fundamental en la renovación de las tradiciones cristianas almanseñas?, Y en lo personal, ¿cómo negarme a apoyar tal propuesta, sabiéndome considerado por quien fue mi mentor en el arte cofrade y procesional? Sin duda alguna, y es literal, cuando Ángel Infantes me comunicó su deseo, mi respuesta fue clara; “prepárate, y yo te propongo y lo defiendo en la Interparroquial”.

Así que, una de las tareas que acometí durante la transición del año 2010 al 2011, fue la de preparar mi propuesta y defensa de la candidatura del Hermano Mayor del Calvario a Pregonero. Esta labor tuve que combinarla con la campaña de captación de hombres de trono, para el trono de Medinaceli, la organización del II Certamen de dibujo y Pintura, y el diseño, fabricación y presentación del nuevo paso, para la procesión del Viernes Santo, para el Cristo de la Buena Muerte.

Llegado el día de presentación de candidaturas a pregonero, mi sorpresa fue mayúscula. La Junta Directiva de la Agrupación Interparroquial, y en especial los representantes de Medinaceli, se oponían en primera instancia a que mi candidato fuera designado Pregonero.

La dirección de la Interparroquial había sufrido cambios y relevos. Pedro García Cano, había dejado de ser presidente  para ser sustituido por José Luis Martínez del Fresno. Belén Macià, ocupaba el puesto de Secretaria. Antonio Díaz, representaba a la sociedad de la Virgen. Banovio a los Pastores. El Rvdo. Ramón Calero, sustituyó a  su compañaero Rvdo. Francisco José, como consejero y era el nuevo Párroco de la Asunción, por parte de Medinaceli, estaban, José Miguel Beloto y Laura Cuesta. El Calvario mantenía a Juan Carlos Matea (RIP) y quien escribe como representantes en la Junta.

En los días previos a la votación de las candidaturas- ahora no recuerdo a todos los que formaban la terna- la sensación en el ambiente era que Ángel Infantes iba a ser rechazado, exclusivamente por la oposición de Medinaceli, ya que de forma clara sus votos negativos dejaban la propuesta del Calvario en desventaja.

Mis argumentos para convencer a José Miguel Beloto, al que por entonces comenzaba a tratar, porque era a la sazón capataz del paso de la Dolorosa, co-titular de la Cofradía de Medinaceli, no surtían, ni el fruto, ni los efectos deseados. Pero fue él mismo, quizás sin querer o intentando esquivar la responsabilidad, quien me indicó, que tecla tocar, con que dedo pulsar y en que piano debía descerrajar mi arte persuasiva, para hacer inclinar la balanza en favor de Ángel Infantes.

En el mismo día de la votación, en horas previas, mantuve una reunión, casi secreta, con el consejero espiritual de la Cofradía de Medinaceli, el por entonces Párroco de San Isidro, D. Antonio. Delante de mí, concluida mi exposición y para refrendar mi deseo, D. Antonio realizó la llamada telefónica que indicaría a Beloto, como deberían votar esa misma noche y a quien deberían apoyar como Pregonero.

Poco más tarde, y antes de iniciar la reunión y la consiguiente votación, las palabras que Beloto me dedicó, eran el presagio de que el trabajo estaba cumplido. Literalmente me espetó; “no sé qué le has dicho, pero lo has conseguido”.

Mi exposición en la defensa del pregonero propuesto se sustentaba en su propia labor como refundador de la Semana Santa en Almansa, su carisma a la hora de comandar gentes, su entrega en los ilusionantes proyectos y en especial por su afán de llevar a los más inocentes, los niños, la ilusión de procesionar en su propia cofradía.

De aquella reunión salió elegido quizás, el pregonero manchego de Semana Santa, más andaluz que esta tierra haya conocido, tan solo ensombrecido por la excesiva escenificación y arrogancia que desplegó, en todos y cada uno de los momentos y preparativos previos al acto oficial.

Si bien mi aprecio y admiración por tales actitudes humanas, que son a mi juicio bien excusables en base al estado de ansiedad y nervios que un cargo así produce, no se vieron afectados, si es cierto que aquella experiencia vivida junto a él, conformó nuestra relación y fue el detonante de su degradación, ya que posteriormente seria conocedor de todo lo relatado, sintiéndose en toda justicia traicionado o desmerecido.

Como quiera que hoy se vean los hechos, siempre mantendré que Ángel Infantes ha sido hasta la fecha, el mejor pregonero que la Semana Santa de Almansa ha podido tener y disfrutar.

 

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